En una entrevista a la web de la ACB, el esloveno Jaka Lakovic, entrenador del Gran Canaria, rival este sábado (20.45 horas, Coliseum) del Leyma Básquet Coruña, habla de su vida en familia y de la Copa del Rey, una competición que considera única en el mundo y de la que su equipo será el anfitrión de la edición que se disputará a mediados del próximos mes.
Lakovic está casado con una exjugadora, Helena Boada, quien se hizo famosa al no querer jugar con la selección española y solicitar la nacionalidad eslovena, que obtuvo en 2013, porque no podía competir con la catalana.
“Prefiero no jugar las Olimpiadas antes que hacerlo con España. Lo digo así de claro. Sinceramente, prefiero ser honesta conmigo misma”, declaraba hace doce años. Sin embargo, el hecho de convertirse en compatriotas no tuvo nada que ver en la manera cómo se conocieron.
Una curiosa historia de nacionalidad pareja, el uno por nacimiento y la otra por conveniencia, que nació hace 16 años, cuando el entonces base, que rozaba la treintena, vestía de azulgrana, y Boada todavía era catalana.
Tras convertirse en eslovena, solamente jugaría una temporada en un equipo de su nueva nación, el Celje, con el que fue máxima anotadora de la liga de un país donde el nivel del baloncesto femenino está a años del masculino.
A finales del curso 2012-2013, la pareja puso rumbo a Italia, donde el base esloveno jugó una temporada en el Avellino. Su esposa no encontró equipo y..., ahí se pierde el rastro de su carrera peofesional.
Con España únicamente fue convocada para un amistoso con una selección de categorías de base; con el país balcánico, su curriculum vitae se reduce a varios encuentros no oficiales y cinco oficiales; en estos últimos, promedió 3.4 puntos, 3.0 rebotes y 1.8 asistencias. Pertenecientes al clasificatorio para el Eurobasket de Serbia 2015. Pero su nueva selección tuvo que verlo por televisión. Lo logró dos años después, cuando la carrera de Boada (aparentemente) había llegado a su fin.
“Yo jugaba en el Barça y dejó de tener sección fememina. Luego una jugadora serbia se fue a jugar al Olesa [en cuyo equipo Helena militó entre 2005 y 2010 y en la temporada 2013-14] y allí empezó todo”, relata Jaka Lakovic sobre cómo conoció a su esposa, que también de desempeñaba como directora de juego.
Aunque Boada, cuya última temporada en España fue la 2010-11, con el Unión Navarra Basket, en Liga Femenina, aclara que “nos conocimos como todos, saliendo de noche; eso que los deportistas hacemos a veces: jugamos y luego salimos. Teníamos una amiga en común, nos presentó y... desde entonces ya van dieciséis años”.
Tres lustros y doce meses durante los que ya han tenido tres descendientes. “Con los años, los cambios, sobre todo para los niños, son más difíciles. Ahora esto es su casa; ni Ljubljana, ni Barcelona, ni nada, esto es su casa. Y ellos dicen: ‘papá se va, nosotros nos quedamos’”, apunta Jaka.
A la hora de definir a su marido, Helena Boada pone en lado positivo que “Jaka es muy meticuloso, no le importa la opinión de los otros y es muy inteligente”. Como único pero cuenta que “creo que a veces podría mejorar en la comunicación, pero es cierto que somos de culturas distintas”.
Lakovic, que en España jugó en el Barça (de 2006 a 2011) y, ya en el tramo final de su carrera, en el filial azulgrana (2015-16), debutó como técnico jefe en 2018, con el Bilbao Basket, sustituyendo en abril, y a falta de solo cuatro jornadas para el final de la fase regular, al destituido Veljko Mrsic. Luego dirigió, durante tres campañas, al Ulm alemán y aterrizó en Las Palmas de Gran Canaria en el verano de 2022.
De su segunda profesión asegura: “Tienes que conocer a personalidad de cada jugador. Algunos funcionan con zanahoria y otros con palo. Es así y somos así; todos somos diferentes. Creo que lo más importante es que seas tú mismo. Si me enfado, me enfado porque así soy yo. Los jugadores en cada momento lo saben, ven la verdad, aprecian esto y me respetan”.
El campeón de la Euroliga 2009-10 con el Barça, se deshace en elogios hacia el torneo del KO. “La Copa del Rey en Gran Canaria es un éxito para el club y para la isla. Nosotros vamos a competir muy bien. Aún más”, subraya el técnico esloveno.
“Es un evento de lo mejor en Europa, incluyendo la Final Four de la Euroliga. El año pasado llevé a Málaga a toda la familia para que vivieran esta experiencia. Y no podían creer cómo en un paseo de Málaga podían convivir ocho aficiones. Es algo único, que creo que no hay en ninguna otra parte del mundo. A mí, como aficionado, me encantaría formar parte de esto cada año, porque no hay mejor evento de basket en el mundo”, concluye el también exjugador del KK Novo Mesto, Panathinaikos, Galatasaray y Gazianstep.