Primero la Supercopa. Ahora la Copa del Rey. El Liceo ya ha dejado escapar dos de las cuatro opciones de levantar un título que afrontaba esta temporada. "Ganas de más", escribió el capitán Dava Torres en sus redes sociales. Bien, pues ahora aún le quedan otras dos, la Liga de Campeones, en la que en dos semanas afrontará los cuartos de final frente al Barcelos, y la OK Liga, en la que marcha segundo aunque aún quedan siete jornadas por delante incluidos un par de duelos directos. El club verdiblanco está en el año uno de la construcción de un nuevo proyecto ganador y los ciclos implican reajustes, pero el proceso siempre suele ser el mismo. Primero llegar a las finales y después, ganarlas. De momento, ni uno ni otro. Aunque ya lo acaba de demostrar el Reus, del que se esperaba mucho el año pasado y los éxitos le llegan este cuando quizás era más inesperado. A veces solo es cuestión de tiempo, de tocar algunas teclas quitando y poniendo piezas, y de dejar que el grupo alcance su grado de maduración perfecta.
El paso adelante de los verdiblancos con respecto a la temporada pasada, no obstante, es más que evidente. Sin ir más lejos, en 2024 la Copa del Rey la vieron por la televisión y este año no solo estuvieron allí sino que pasaron los cuartos de final en un partido trepidante contra el Igualada y el Reus, que después fue campeón, se cruzó en su camino en unas semifinales en las que les faltó contundencia ofensiva y les tocó sufrir el gran momento de Martí Casas.
También mejoran los coruñeses sus prestaciones en la OK Liga en la que el año pasado fueron terceros al término de la temporada regular y llegaron hasta semifinales en los playoffs. Ahora son segundos con 40 puntos, ocho más que los que llevaban en 2024 a estas alturas (jornada 19). Están a 15 del Barça y tiene dos de ventaja sobre el tercero, el Reus, y cinco sobre el Calafell. Quedan siete partidos de la fase regular y como tienen un margen de 19 puntos sobre el noveno, la próxima jornada, que será el domingo en el Palacio de los Deportes de Riazor (12.00 horas) que visita por primera vez el Alpicat, ya puede dejar matemáticamente asegurada su presencia en los playoffs por el título.
Y por último está Europa. El equipo de Juan Copa no llegaba a los cuartos de final desde 2018. El año pasado, de hecho, no logró ninguna victoria en la fase de grupos, con cuatro derrotas y dos empates. Y no le había ido mucho mejor hace dos, con una victoria, tres empates y dos derrotas. Con el nuevo formato, el Liceo volvió a ganar, con cuatro triunfos (Quévert en la ida y en la vuelta y a Valongo y Trissino en el Palacio), además de tres valiosos empates. Fue cuarto de su grupo y ahora le espera un cruce complicado contra el primero del otro, el Barcelos de Luis Querido, Danilo Rampulla o Pol Manrubia. Un equipazo. Primero en A Coruña (27 de marzo) y después en Portugal (3 de abril).
La gran apuesta del mercado de verano del Liceo fue la de Tato Ferruccio. Arriesgado no en el plano deportivo, del que no había ninguna duda, con ochenta goles en las dos últimas temporadas. Pero al que siempre acompaña la polémica, que ya arrastraba de su paso por Portugal. De ella quería huir y hacer borrón y cuenta nueva en España, abrirse un nuevo camino desde cero.
Bien por falta de adaptación, bien por las molestias derivadas de una pubalgia que le obligaron a parar durante un mes, el argentino, un alma libre que vive de su singular talento, no está siendo el jugador diferencial que se esperaba. Lleva seis goles, cuatro en Europa (tres al Saint Omer y uno al Trissino); uno en Liga (al Lleida) y otro en Copa, decisivo, eso sí, en los cuartos de final contra el Igualada.
Lleva también siete azules. Y ahora está pendiente de la sanción que le caerá por la roja que vio en los últimos segundos de la semifinal copera. En el club creen que será de entre cuatro y ocho partidos. Un tiempo que podría servir para ver el regreso de Pablo Cancela, operado de ligamento cruzado en septiembre y que avanza en su recuperación. A la Copa ya viajó, pero para hacer grupo. Podría ser su momento.