Ch.N./M.V.P. A Coruña
Entre los tres suman seis Juegos Olímpicos, tres medallas y tres diplomas. Enmanuel Reyes (La Habana, 1992), Carlos Arévalo (Betanzos, 1993) y Yulenmis Aguilar (Bayamo, 1996) visitan la redacción de dxt campeón tras regresar de París. Los dos primeros, con sus bronces en boxeo (92 kilos) y piragüismo (K4 500 metros) y ella, con diploma en lanzamiento de jabalina (atletismo). Los tres reflexionan sobre lo mejor y lo peor de la experiencia olímpica en la capital francesa, la presión a los deportista y el resultadismo, y miran hacia un futuro que pasa, de forma unánime, por Los Ángeles 2028.
DXT: ¿Cómo fue la experiencia en París?
Enmanuel Reyes: Genial, sobre todo por el público después de la experiencia del Covid. Todas las sedes tenían muchísimo público. En boxeo eso es buenísimo. Ir a unos Juegos es lo máximo para un deportista, todo el mundo quiere ir. Es verdad que hubo cosas que no fueron las idóneas, como el comedor, el transporte… cosas que no estaban bien de la organización. Pero la verdad que muy bien porque nos sentimos muy apoyados. Había muchos españoles, no nos esperábamos tantos. Nos sentíamos en casa.
Carlos Arévalo: Sabíamos que íbamos a estar ahí peleando por la medalla, no sabíamos el color que iba a tener. Éramos tres o cuatro barcos muy fuertes y al final estuvimos tres delante y el resto a más de un segundo. Fue ajustado, una competición muy dura. Fuimos un poco apartados por las calles laterales y Alemania y Australia no nos veían. Entonces, el salir delante marcando la pauta no nos benefició porque no les pudimos romper. Hasta los últimos 50 metros pensé que ganábamos. Pero se empezó a poner cuesta arriba la pista... y nos costó. En el K2 nos tocó una semifinal bastante dura. En la otra creo que hubiésemos pasado. Rodrigo y yo veníamos haciendo mucho mejores tiempos. Nos perjudicó que se levantó mucho viento a favor. Eso en principio nos beneficiaba. Pero levantó también mucha ola. Y eso a un palista rápido le perjudica porque el agua está más dura y le cuesta más pincharla. Lo que hace que te canses antes. Es lo que nos pasó, que íbamos metidos y cuando quisimos cambiar, petamos. En la final B ganamos fácil.
Yulenmis Aguilar: En mi caso, pensando de dónde venía, un sexto puesto no me sabe a medalla, pero casi. Me sabe muy bien. Porque tuve una nacionalización exprés. En el mes de febrero tenía la mejor marca mundial del año y aún no era española. En abril, española. Después me rompí el hombro, depresión... todo un desastre a nivel mental. Me vi fuera de los Juegos, porque no podía competir. Al final llegué a los Juegos (con infiltraciones) bastante bien, muchísimo mejor de lo que hubiésemos pensado dos meses atrás. Se compitió, nadie apostaba que pudiera llegar a una final olímpica y pasé el corte de las 32. Después de las 12. Y el de las 8. Competí con todo lo que tenía. Pero también tuve la mala suerte de lesionarme en el último lanzamiento de la calificación. Intenté recuperarme en los tres días que tenía, pero no. Me sabe raro porque sé lo que es lanzar por encima de lo que se consiguieron las medallas, y en los entrenamientos estaba para eso y muchísimo más. Y no pasó. Pero todavía me quedan unos Juegos Olímpicos. O dos.
Enmanuel Reyes
Pau Gasol es el hombre más majo de la historia, el único al que le he pedido una foto
DXT: ¿Y lo más negativo?
E.R.: No nos gustó que no nos dejaran ir a ver los otros deportes. Los atletas teníamos que pagar entrada para ir a ver las competiciones. Y las entradas eran muy caras, las pusieron tipo Luis Vuitton. Una silla para Roland Garros en boxeo llegó a costar unos 1.500 euros. Uno es deportista y en unos Juegos lo que le gusta es ir a apoyar a los compañeros y no podíamos hacerlo. No podíamos permitírnoslo económicamente.
C.A.: Es que son unos Juegos, no un negocio.
E.R.: En Tokio pudimos ir a todos lados y vimos a todo el mundo.
DXT: Como no se permitía público, había muchos asientos y no podían cobrar entrada.
Y. A.: En Río había público y sí que se podía también.
DXT: No pudieron ir a ver las competiciones pero, ¿se siguieron mutuamente aunque fuera en la distancia?
C.A.: Yo vi todos los combates de Enmanuel, no me perdí ninguno. Hubo un momento que tuve que dejar de ver yo las peleas porque me estaba metiendo ya en competición.
DXT: ¿Les pareció justa su derrota en semifinales?
Y.A.: No me gusta mucho el boxeo, pero para mí que ganó él. Podía haberse inclinado la balanza para él.
C.A.: Nosotros estábamos animándole y se lo tenía que haber llevado. No entiendo mucho de boxeo pero creo que se vio claramente.
E.R.: Es lo malo de nuestro deporte. Tú si remas bien, ganas [señalando a Arévalo]. Tú si lanzas bien, ganas [mirando a Aguilar]. No tenéis a nadie detrás mirando si lo hacéis bien, mal o regular. En nuestro deporte hay cuatro tipos sentados abajo que miran y dicen una cosa u otra.
C.A.: Es totalmente subjetivo.
E.R.: Es el único deporte que no se ha podido cambiar. En taekwondo hay unos petos y si das, marca. La gimnasia hay unos códigos y con las cámaras se mira. En el boxeo, nada.
C.A.: Yo siempre me pregunté por qué no es como en el taekwondo.
Y.A.: Desde que les quitaron el casco es más complicado.
E.R.: El boxeo, por culpa de los jueces, está perdiendo demasiado. Yo creo que después de Los Ángeles se plantearán si seguirá. Para Los Ángeles sigue porque en Estados Unidos gusta mucho el boxeo. Si no se cambia, se caerá.
DXT: ¿Se piensa en los deportistas o se les deja al margen de las decisiones importantes para ellos?
C.A.: El sistema de competición que tuvimos en los Juegos fue una locura. Hacer siete tiradas de 500 metros a tope en siete días... Eso solo pasa en los Juegos. En el Mundial es mucho más espaciado.
E.R.: Ahora para Los Ángeles al boxeo nos van a quitar dos pesos, para equipararnos con las mujeres. Pero en realidad es para acortar días de competición y terminar más rápido. A mí no me afecta porque los pesos altos son los que están dando más espectáculo. Quitan a los pequeños. Y a ver qué organización coge ahora el boxeo, o la IBA [suspendida] o la World Boxing, que es la que creo que lo cogerá. Y el sistema de clasificación... En Oceanía, que hay tres países, clasificaron gente que pensabas: ‘¿Pero tú qué haces aquí?’
C.A.: Pasó en piragüismo con unos neozelandeses que se clasificaron en canoa porque no había nadie y acabaron remando en K2. Tuvimos que hacer las semifinales por ellos.
Y.A.: Pues yo tenía la novena mejor marca del año y estaba de 35 en el ránking mundial. Era por puntos, yo estaba lesionada del hombro y no podía sumar puntos. Y por poco me quedo fuera. De eso a quedar diploma. Hubo personas allí que estaban mucho mejor en ese ránking mundial y que después quedaron mucho peor.
E.R.: Hay países que pagan mucho dinero a sus deportistas si son olímpicos y ya no te digo por ganar una medalla.
Y.A.: ¿Cuántos os dan por el bronce?
E.R. y C.A.: Treinta mil.
Y.A.: Más la beca.
C.A.: A mí me dan menos, 30 es en individual.
Yulenmis Aguilar
Me rompí en abril y creo que fue por la presión mediática de ‘ya tenemos una medalla segura’
DXT: ¿Sienten que no se valora lo suficiente un diploma olímpico o incluso un bronce?
E.R.: La gente mete mucha presión por coger una medalla. Mira Niko [Shera, bicampeón mundial de judo], en sus segundos Juegos y se volvió a ir de vacío, por la presión que le meten. ¡Dejen que primero combata! Y si gana, gana, y si no... Es muchísima presión. Y en unos Juegos todo el mundo viene a comerse al otro. Es lo mejor de lo mejor, la creme de la creme. Todo el mundo va a arrancarte la cabeza. Una medalla puede dar una beneficio grandísimo.
DXT: Hay que concienciar a la gente de que el deporte no es una ciencia exacta. Que hay muchos factores que pueden influir en una victoria o en una derrota.
C.A.: ¿Qué nos pasó a nosotros con el K4? Que todo el mundo que íbamos a ganar medalla, que íbamos a ganar medalla... Y áun no habíamos ni remado.
E.R.: Yo siempre digo que no hay que darle tanta importancia a unos Juegos Olímpicos porque tú mismo te puedes meter mucha presión, y luego las cosa salen mal.
Y.A.: En abril yo me rompí, creo que no aguanté todo el tema mediático de la nacionalización y el ‘ya tenemos una medalla segura’. Mentalmente no lo aguanté y el hombro se quebró; a partir de ahí vi las cosas con otra perspectiva.
DXT: Otro factor de presión procede de las redes sociales.
C.A.: Mira el caso de la chica de waterpolo [Paula Leitón]. Una chica excelente, y han ido a por ella sin piedad y sin razón ninguna.
DXT: ¿Tienen la sensación de que la gente les hace caso ahora y después se olvida?
E.R.: He pasado por eso, no me coge de sorpresa. Tú estás solo siempre, y cuando estás arriba aparece una pila de gente que te dice ‘qué bueno eres’ y demás. Esa gente es la que al final te jode, te lleva por el mal camino. Sé que los que siempre están ahí son mi familia, la gente de mi barrio con la que he crecido. La juventud que viene ahora es de eso; hay futbolistas que han terminado mal por eso.
Y.A.: Somos la cara de todo. Los que estamos en medio, y siempre nos van a medir mucho; lo que haces, lo que no haces... Te tomas una foto mal tirada... Y estás jodido.
E.R.: Carolina Marín no puede caminar tranquila en Asia. Y aquí, la metes en la Gran Vía y la conocen dos. En España, todo es fútbol.
C.A.: A Saúl le reventaron portadas el día que se convirtió en el máximo medallista español por lo de Puigdemont. Lo mandaron a una esquinita.
DXT: ¿Les gusta el fútbol?
E.R.: Más o menos.
C.A.: No soy futbolero, pero sí me gusta verlo.
Y.A.: Yo soy una friki del fútbol.
DXT: ¿Falta cultura deportiva en España?
Y.A.: Reconozco que yo soy muy mediática en redes sociales. La gente me sigue, tal vez por la parte polémica de mi nacionalidad, o tal vez por mi forma de competir. Todo depende del deporte y del propio atleta.
E.R.: A mí me conocen por lo que hablo (risas). La mejor afición de toda España es la de Galicia.
Y.A.: Pero nada más piensa en el Dépor (risas).
DXT: Los tres comparten una historia de no rendirse nunca.
E.R.: Siempre digo que el deportista tiene que trabajar duro para lograr lo que se propone.
Y.A.: Trabajo, talento y mucha cabeza.
E.R.: Hay muchos deportistas que cogen el deporte en plan ‘si lo hago bien, bien, si no, no pasa nada’. Cuando llegué aquí, en el gimnasio pensaba que algunos no tenían sangre en las venas. Si te dicen que hay correr trescientos metros más, hay que hay correr trescientos metros más. Por algo será. Esa parte de sacrificio es la que hace grande al deportista. Es lo que te da el plus de llegar a los Juegos y ganar una medalla.
C.A.: El que lo hace en el deporte, no sólo lo hace en el deporte, también lo va hacer en el resto de cosas de su vida.
Carlos Arévalo
Mi ídolo va dentro de mi barco, Saúl Craviotto, montar en el mismo barco es increíble
DXT: ¿Borrarían algo de todo lo que pasaron sabiendo cómo ha sido el final?
C.A.: No borraría nada, porque si no, no sería quien soy.
E.R.: Yo tampoco. Es lo que me ha hecho persona.
Y.A.: Ni yo. Las dificultades nos empujan, nos motivan. Es lo que queda; de dónde vengo y a donde he llegado.
DXT: De cómo debe tomarse el deporte dejó Enmanuel en Tokio 2020 una frase ya icónica: “Vamos a arrancar cabezas”.
(Carcajadas generales)
DXT: Una frase que, bien entendida, encierra el modo en que ha de afrontarse el deporte.
E.R.: Algunos me dicen que no puedo ser así. Si Arévalo es de mi peso, yo no voy a intimar con Arévalo, porque me lo voy a encontrar mañana y me voy a pegar con él. No somos amigos. Este hombre es rival mío y mañana me voy a matar con él en el ring. Él no me va a reír las gracias. Le saludaré si me lo encuentro por ahí, pero nada más. Y ya. Si me veo contigo, si tomamos un café juntos, a lo mejor te cojo lástima o cariño y luego no te tiro golpes.
DXT: ¿Está diciendo que Loren Alfonso le tiene cariño? Porque golpes en la semifinal no le tiró demasiados...
(Carcajada general).
E.R.: En el deporte hay que llevarse bien, pero hay que tener su poquito de pique, porque además es lo que te pone bien para poder ganar una pelea.
DXT: Todos los deportistas tienen héroes, mitos, ídolos. ¿Cuáles son los suyos?
C.A.: Siempre lo digo, mi ídolo lo tuve dentro de mi barco, Saúl [Craviotto]. Desde joven era mi ídolo y montar en el mismo barco que él es increíble.
DXT: La pregunta iba también porque en la Villa Olímpica suele haber deportistas de élite a la caza de fotos con deportistas de élite. ¿Les pasó también?
E.R.: Yo vi gente, pero soy penoso para tirarme fotos (risas).
DXT: ¿A quién le hubiese pedido una foto?
E.R.: Al único que se la he pedido, porque me parece el hombre más majo de la historia del mundo, es Pau Gasol.
C.A.: Cien por cien.
E.R.: El mejor. Como deportista y como persona. Un tipo súper agradable. Y muy atento, las veces que me he encontrado con él siempre me ha preguntado qué tal todo.
C.A.: Y el único que te hace parecer pequeño. (risas)
E.R.: La boxeadora que vino con nosotros [Laura Fuertes] se encontró en el comedor con Simone Biles, le pidió una foto y le dijo que no. Así, sin más.
C.A.: Depende mucho de la calidad humana de los deportistas la forma en la cual reaccionan cuando una persona les va a hablar. Aquí todos somos deportistas del máximo nivel. Si voy a pedirte una foto estando en la Villa Olímpica es porque eres mi ídolo. Si en ese momento me dices que no, pasas de aquí [mano muy elevada] a aquí [mano casi a ras de suelo].
Y.A.: Yo me la hubiese sacado con Zelezny [Jan, el más grande la historia de la jabalina]. Es el referente de la gran mayoría. No tuve la oportunidad de encontrarme con él. El otro es Tero Pitkämäki [otro de los grandes], pero sólo le vi estando yo en la zona de calentamiento y cuando estaba a punto de competir. Me debo una foto con cada uno de ellos.
DXT: Tal vez en Los Ángeles. ¿Irán los tres?
(Sí unánime, al unísono, como coregrafiado)
Y.A.: Yo sí, por supuesto. Y esperamos que Los Ángeles sea muy bueno.
C.A.: Es cierto que son cuatro años, pero pasan volando.
DXT: ¿Con o sin Saúl?
C.A.: Saúl es la gran incógnita del deporte español. Llevo escuchándole que lo deja desde Río. Físicamente está bien pero psicológicamente... Son muchos años, mucha presión... Y cinco Juegos y seis medallas. Yo lo veo con ganas de cambiar el chip.
DXT: ¿Será su heredero?
C.A.: Creo que me van a enmarronar a mí para ser el marca. Pero no me gusta. Cuando vas detrás solo tienes que seguir la palada y meter fuerza. El marca tiene que llevar el timón, contar las paladas, llevar el ritmo. Saúl es como un metrónomo. Va todo de cabeza. Las comparaciones van a ser odiosas.