La Plaza de Toros fue lo más parecido a un estadio que existió en A Coruña, arquitectónica y deportivamente hablando, durante más de 30 años. El recinto se inauguró en 1885 y sobrevivió más de tres cuartos de siglo hasta su derribo en 1967. Durante más de ocho décadas fue escenario de mucho más que festivales taurinos.
El coso herculino era un auténtico multiusos. El Coliseum un siglo antes que el Coliseum. Acogió obras teatrales, zarzuela, mítines políticos, conciertos, espectáculos circenses y hasta ferias de ganado, pero también fútbol, gimnasia, atletismo, boxeo y lucha libre.
La iniciativa de levantar la primera plaza de toros fija en la ciudad parte de una agrupación de ciudadanos que constituye una sociedad anónima por acciones: Sociedad Plaza de Toros de La Coruña SA. Las aportaciones alcanzan las 300.000 pesetas. Si aplicamos el valor tiempo del dinero esa cifra equivaldría a algo más de 46 millones de euros de hoy.
El vitoriano Juan de Ciórraga, arquitecto municipal coruñés, dirige su construcción, que se lleva a cabo entre 1884 y 1885. El coso se levanta en lo que hoy es la Plaza de San Pablo, entre la avenida de Finisterre, Magistrado Manuel Artime, Donantes de Sangre y Médico Rodríguez.
La inauguración del recinto, con capacidad para 10.027 espectadores, se produce el 2 de julio de 1885. Una corrida en la que los diestros Frascuelo y Lagartija torean reses de la ganadería de Juan Sánchez de Carreros sirve para abrir una existencia de 82 años.
La Sociedad Plaza de Toros vende el edificio en 1893. Juan Mera Ramos y otros condueños se erigen en propietarios.
Sobre el albero del coso coruñés, de 52 metros y medio de diámetro, tiene lugar, el 13 de marzo de 1904, uno de los momentos cumbre del fútbol en suelo herculino.
El Club Corunna FC, rebautizado más tarde como Real Club Coruña y gran rival del Deportivo durante su primera década y media de vida, se enfrenta a los tripulantes del ‘Diligent’ en uno de los primeros partidos documentados en A Coruña.
El ‘Diligent’, barco de bandera británica y con registro en el puerto de Sunderland, arriba a la dársena herculina por una avería. Para rematar la faena, cuando es remolcado hacia el puerto impacta con los bajos de La Guisanda y se hunde entre el Parrote y el Muelle de Hierro. La operación de reflote se demora. Sus tripulantes matan el tiempo jugando al fútbol.
Con el Corunna actúa Salvador Fojón, jugador del primer Deportivo. En aquel equipo también militan varios futuros intelectuales locales, como el escritor Eugenio Carré Alvarellos, el geógrafo y periodista Fernando Martínez Morás, el historiador y arqueólogo Ángel del Castillo o Arturo Senra, catedrático de la Real Academia Galega e hijo del alcalde Ángel Senra.
El partido es todo lo oficial que puede ser un encuentro de foot-ball en aquellos tiempos: once contra once sobre un terreno de arena de poco más de 50 metros de largo. Es decir, fútbol 11 en un campo más pequeño que los de fútbol 7 hoy en día. Ganan los ingleses (2-3), igual que en la revancha, una semana después, el 20 de marzo (2-5).
Los elementos que forman aquel Corunna juegan o entrenan con frecuencia en el coso al menos a partir de 1901. En algunas fotos puede distinguirse entre ellos a futuros ases de los orígenes del Deportivo como Virgilio Rodríguez Rincón, Félix de Paz o Manuel Álvarez.
La plaza herculina también es escenario de los primeros certámenes atléticos en la ciudad. El 14 de agosto de 1906, la Liga de Amigos organiza una ‘Fiesta Romana’, con carreras de velocidad y resistencia, salto de altura, con pértiga, levantamiento de pesas, lucha de cuerda y pushball, deporte de gran popularidad en la época que es una especie de mezcla entre fútbol y rugby con una pelota de casi 2 metros de diámetro.
En la ‘Fiesta Romana’ participan gimnastas de A Coruña –entre ellos, una amplia representación de la Sala Calvet, local en el que nace el Deportivo–, Ferrol y Santiago. Cuatro años después, el 26 de julio de 1910, la plaza de toros acoge las mismas pruebas bajo el título de ‘Festival Atlético’. Esta vez, la competición solo congrega a deportistas de la Sala Calvet y de la Sociedad Gimnástica Española de Madrid.
El extorero Domingo González ‘Dominguín’, padre de Luis Miguel ‘Dominguín’, explota el recinto en usufructo a partir de los años 20. Y es en la plaza coruñesa, el 2 de agosto de 1944, donde el padre del cantante Miguel Bosé toma la alternativa de manos de Domingo Ortega.
Con la llegada de los años 30, el boxeo llega por primera vez a la plaza coruñesa, aunque con escaso éxito. Una velada con cinco combates, el 27 de septiembre de 1931, atrae a muy poco público. A lo largo de los años, en el coso de la avenida de Finisterre se disputan numerosos campeonatos de España profesionales.
El combate más trascendente de la primera época tiene lugar el 6 de mayo de 1945. Francisco Beltrán se hace con el título nacional de los ligeros al batir a los puntos, después de quince asaltos, a José Micó. El ‘Toro del Matadero’, nacido en Cuba pero de familia coruñesa que retornó a casa cuando él tenía 12 años, se impuso al catalán en una pelea recordada por la extraordinaria afluencia.
El mugardés Joaquín Alejos también conquistó el cetro español del peso pluma en el ruedo coruñés. Alejos, que como amateur había conquistado el título nacional formando parte del equipo de boxeo del Deportivo, batió por KO en el segundo a asalto a Francisco Latorre, en un combate celebrado el 18 de junio de 1949.
En los últimos tiempos dejó huella la victoria de Moncho Casal sobre Manolo Calvo. El púgil herculino se ciñó, el 3 de septiembre de 1966, el cinturón nacional del peso pluma.
La última gran pelea en la plaza coruñesa tuvo lugar el 12 de agosto de 1967, cuando el recinto ya tenía los días contados. José ‘Joe’ Grandío se enfrentó al legendario Luis Folledo por el cinturón nacional de los pesos medios. Una contra de derecha del campeón tiró por tierra el sueño del boxeador del barrio de Os Mallos y de una plaza llena hasta la bandera.
Sirva como ejemplo la amplia actividad boxística de la plaza el recuento de apariciones sobre el ring instalado en el coso de estos cuatro grandes púgiles locales. Alejos disputó 8 combates entre 1945 y 1951, los mismos que Beltrán, de 1942 a 1949. Grandío solamente lo hizo en 4 ocasiones, entre 1965 y 1967, que sin embargo son más de la cuarta parte de las 15 peleas profesionales que disputó. La palma se la lleva Casal, que peleó en la plaza 15 veces, entre 1960 y 1967.
Aunque no había en juego corona alguna, otro combate recordado es el que enfrentó a Exuperancio ‘Fred’ Galiana con el francés Cyprien Carrie. El toledano afincado en Mataró, campeón de Europa del peso pluma, tumbó al galo en A Coruña el 29 de agosto de 1959.
La diversión y el espectáculo también quedaron a un lado a cambio de tragedias. El estoque al descabellar un toro salió a un tendido matando a un espectador en agosto de 1934, cuando. Unos meses antes, en mayo, un guardia mató de un disparo a un anarquista que trataba de boicotear el mitin del republicano Casares Quiroga.
En 1944, la Sociedad Urbanizadora Coruñesa (SUC) SA presenta al ayuntamiento un plan para derribar la plaza y construir otra en una nueva localización. Un año después, el gobierno local trata la posible compra del coso. Sin embargo, la SUC se hace con los terrenos, ya que los vendedores exigen el pago inmediato y el consistorio pretende su aplazamiento. María Pita aplaza todo lo que pudo la idea de la SUC de levantar trece edificios en el solar de la plaza. Pero a finales de los años 60 ya no puede resistir al empuje del sector de la construcción.
El sábado 7 de octubre de 1967 tiene lugar el último evento en la plaza, una corrida de toros, el II Gran Festival del Arte, a beneficio de Aspronaga. Joaquín Bernadó, Juan García ‘Mondeño’ y Andrés Vázquez son los espadas ante seis novillos-toros de la ganadería de Carmen González de Ordóñez. Vázquez es el último diestro en torear en la plaza coruñesa. El sexto y último astado de aquella tarde, y de la existencia del coso, lleva por nombre ‘Clavicordito’. El martes 10 de octubre comienza el desmantelamiento, previo al derribo. El gobierno municipal aprueba el proyecto de urbanización el 5 de enero de 1968, que reconfigura la zona para darle prácticamente su aspecto actual.