Estuvo en la final de la Champions del año pasado. En los World Skate Games de Italia. Y pitó el pasado fin de semana la final de la Copa Continental que ganó el Oliveirense al Sporting de Portugal. El coruñés Rubén Fernández se confirma en la elite del arbitraje mundial. Con la retirada reciente de algunas de las referencias, además, se ha quedado, junto al también coruñés Dani Villar (que también estuvo en la Copa Continental aunque no le designaron para la final) como uno de los veteranos.

“Fue entretenido”, dice sobre el partido del domingo. “En Europa empiezo el año como acabé el anterior, con una final”, añade. Acostumbrado a pitar en España, cuando sale nota los cambios. “Las normas son las mismas, pero las formas de jugar son diferentes. Aquí se juega a no perder y allí a ganar”, valora. Por eso cuando le toca competición continental es inevitable que piense: Hoy toca correr. “El juego es muy rápido, con posesiones que difícilmente llegan al límite de los 45 segundos”.

Y esa es una de las principales exigencias del arbitraje en hockey sobre patines. “Tienes que estar concentrado los 50 minutos porque hay muchas jugadas en poco tiempo y tienes que estar preparado físicamente para que las piernas vayan con la cabeza”, apunta. Una opción para ir más rápido sería llevar también patines. “En Cataluña lo probaron, pero creo que  estorbaríamos más”, dice. 

Y a pesar de la velocidad, los patines, los sticks y la potencia a la que los jugadores chutan la bola, nunca ha sentido miedo en la pista. “A Dani (Villar) le rompieron el año pasado el pómulo de un bolazo. Y sí que a veces es difícil, piensas que estás bien colocado y pasa. Otros compañeros se han caído al subirse a la valla. Pero yo nunca he visto peligrar mi integridad física”. Ni por el juego ni por lo que pudiera ocurrir en la grada. Aunque insultos siempre hay.

Escasez de árbitros

Es uno de los motivos de la escasez de árbitros. “Somos pocos”, reconoce, “pero es una situación que se está dando en casi todas las federaciones y deportes”. Muchos prueban y no siguen. “Porque es un trabajo de fondo”, valora. “Si empiezas demasiado joven, es desagradable. Y si empiezas mayor, no te apetece estar lidiando determinadas situaciones”, analiza. “Es una profesión”, para y matiza, es un “hobby” porque nadie se dedica profesionalmente, que requiere compromiso. “Los fines de semana un jugador tiene un partido. El árbitro 6 ó 7, que va con la lengua fuera”, continúa.

En Galicia los únicos árbitros internacionales son él y Villar. Nacionales lo son Lorenzo Bosch, Nicolás Morandeira, Javier López, Ivonne Copoví, Francisco José Martínez y, Carlos Chouciño. La Federación sigue haciendo cursos para buscar cantera. “Hay que tener 16 años cumplidos y tener la ESO. Este año vinieron unos cuantos. Con los que empiezan yo haría un llamamiento social: Para que se puedan disputar partidos, se necesita alguien para impartir justicia. Y los árbitros también tienen que aprender”.

Rubén Fernández, que fue jugador y se pasó al arbitraje, resumen que siempre ha sentido mucho respeto. “Todos somos humanos, se pueden explicar las cosas y te suelen entender”. Por eso todavía mantiene la chispa y le ilusiona cada vez que se acerca el fin de semana y toca arbitrar.