Sólo tres caras nuevas (Mikulic, Djuran y Lucas) y media (el canterano Ferreiro) empezaron la pretemporada 2015-2016 con el leyma Básquet Coruña. Luego, diferentes avatares trajeron a Johnson y a Rowley. Y nuevo episodio de la serie de terror La maldición del cuarto partido en casa para sentenciar una eliminatoria. Tercer Día de la Marmota en cinco cursos.

La continuidad en la plantilla tuvo reflejo en el parquet con un arranque histórico. El reverso del curso precedente. Siete victorias en las primeras ocho jornadas. El Palma (86-73) evitó el pleno. Entre las víctimas, el Miraflores Burgos de Diego Epifanio, que sería uno de los dos ascendidos tras arrasar (9-0) en la postemporada.

El Multiusos de Cáceres abrió una mini racha de dos derrotas seguidas, ya que los de Tito Díaz caerían en Riazor (82-88) ante el que cinco meses después sería su rival, y verdugo, en cuartos de final de los playoffs, el Palencia.  

Fue el inicio de una fase un tanto irregular, en la que el Leyma cumplió con un par de tradiciones: ganar en Lleida y perder en Oviedo. Entre medias, gran triunfo en el Palacio contra el Breogán (94-85), con Dago Peña (22 puntos) al frente de un repóker de jugadores naranjas en dobles dígitos.

En su segunda campaña, el internacional dominicano se convirtió en el jugador franquicia del Leyma.  Un arma de doble filo, pues ojos de la ACB empezaron a vigilarle muy de cerca. Aunque su destino, tras 21 jornadas de naranja, sería el filial del Barça. Un palazo para el proyecto herculino.

Cuando Dago puso rumbo a la Ciudad Condal, el equipo marchaba sexto, con marca de 13-8. De ahí al final de la fase regular, el récord fue de 7-6, aunque la posición en la tabla no varió. A finales de febrero regresó Rowley, que había vestido de naranja dos temporadas antes. El trinitense reforzó la segunda rotación al ‘5’, donde Mikulic no llegó a aportar lo que se esperaba de él como suplente de Sergio Olmos, otro de los soportes de un equipo que llegó al ecuador ubicado en la sexta plaza (10-7), tras hincar la rodilla en tres de los últimos cuatro compromisos de la primera vuelta.

El inicio de la segunda sirvió para recuperar terreno: 4 de 5. La derrota fue en Marín (73-67). Una sorpresa, puesto que el equipo pontevedrés era el farolillo rojo. Tim Derksen (19 puntos) y el exnaranja Jason Cain (17) fueron los verdugos del Leyma, que con victorias en los tres siguientes encuentros saltaría a la quinta posición, la última que otorga ventaja de campo en los playoffs.

No obstante, el equipo entró en otra fase irregular, que empezó con derrota (81-71) en Ourense, a la que seguiría otra en Riazor contra el antepenúltimo, el Clavijo (62-71). El muy meritorio éxito en Burgos (86-89) fue un punto y aparte en este tramo negativo, que continuó con derrota en Palencia, triunfo ante el Lleida, revolcón en Lugo (104-73) y tradición –esta vez en casa– contra el Oviedo (75-88). La quinta plaza se alejaba a dos victorias con cuatro jornadas por delante. El pleno de éxitos (Prat y Gipuzkoa a domicilio y Castelló y Melilla en el Palacio) no bastó. El Palencia sumó dos más en el total y cerró el top-5 de la fase regular.

El cruce con el conjunto castellano empezó sin Johnson, baja por un problema cardiaco, y arrancó con victoria (84-88) en el Pabellón Padre Adolfo Nicolás, con Monaghan desencadenado (28 puntos, 5 de 7 en triples) y un último cuarto decisivo (14-24).

Reaccionó el Palencia en el segundo duelo, que los de Tito Díaz, con un baloncesto coral, controlaron antes del descanso (40-45). Pero su rival, más coral todavía, firmó un parcial de 52-35 del minuto 21 al 40.

Los dos partidos que acogería Riazor serían de lo mejor de la temporada. En el primero, los naranjas, con cinco jugadores por encima de la decena, vencieron por 104-94 tras una prórroga en la que arrollaron (16-6) al equipo entrenado por Sergio García, quien dos años después de haría cargo del Basquet Coruña.

En el segundo entró en juego el maleficio del cuarto partido. Se manifestó pronto: 14-31 en el primer cuarto. El Palencia llegó a mandar por 59-81. Una agresión de Josep Pérez a Joan Creus, que sacó del partido al base local y que, incomprensiblemente, los árbitros castigaron como falta normal, espoleó al Leyma, que se se colocó a 10 puntos (88-98). Zyle erró un libre con 97-101 y 19 segundos en el reloj y los visitantes remataron la faena con 101-106.

El quinto y definitivo fue un quiero y no puedo de los naranjas, que aun así nunca arrojaron la toalla. Ni cuando perdían por 70-56 ya en el último cuarto. Se colocaron a tiro de triple (77-74) en el minuto final, pero el Palencia no titubeó en el carrusel de libres que redondeó el 83-77 que ponía fin a otra muy buena campaña naranja.