Los años de Oro del Basquet Coruña | El enemigo estuvo en casa (20-21)
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Los años de Oro del Basquet Coruña | El enemigo estuvo en casa (20-21)

Los años de Oro del Basquet Coruña | El enemigo estuvo en casa (20-21)
Taiwo Badmus, durante el partido de la segunda fase en Riazor contra el Granada, a la postre verdugo del equipo naranja en semifinales de los playoffs | Quintana

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La atípica temporada pospandémica comenzó muy mal, pero estuvo a punto de acabar mejor que nunca. Lo impidió, por quinta vez, la maldición de Riazor, testigo de cuatro de los malos momentos de una temporada pródiga en ellos.


El primero llegó en pretemporada. Perris Blackwell, MVP del equipo el curso precedente, abandonaba para estar al lado de su padre enfermo. El segundo cayó en el debut, en casa. Uno de los nuevos, el pívot Mouhamed Barro, se reventó una rodilla en el duelo, con derrota (67-80) contra el Real Valladolid. 

 

El tercero, tras la segunda fecha, cuando el club anunció la recaída de una lesión que Abdou Thiam arrastraba desde hacía meses. El cuarto, en la penúltima jornada de la primera fase, a la que el Leyma llegó ya clasificado para la segunda. Augustas Peciukevicius sufrió la rotura del tendón de Aquiles izquierdo en la plácida (68-46) victoria ante el Cáceres. Los otros dos quedan para más adelante.

 

Segunda posición

Pese a las desgracias el plantel dirigido por Sergio García finalizó la fase inicial en la segunda posición, con dos triunfos menos que el Breogán y uno más que el Oviedo, que esta campaña fue menos bestia negra que nunca: la única derrota en cuatro partidos fue en la última jornada de esta primera fase, en Pumarín por 88-83. 


Los cinco primeros clasificados del Grupo A, el del Leyma, y los cinco primeros del B se juntaron en la segunda fase, a la que se arrastraban los resultados de la inaugural. Además del Breo, el BC y el equipo carbayón avanzaron el Valladolid y el Palencia. Granada, Castelló, Alicante, Palma y Almansa completaron la nómina de los que iban a luchar por las ocho plazas de playoffs.


Sergio García contaba ya con varias caras nuevas. Gary McGhee sustituyó a Justin Raffington, primer reemplazo de Barro, y Arnar Bjornsson suplió la ausencia de Pecius. En febrero llegó Lottana Nwogbo para cubrir la baja de Thiam.  Entre tanta desgracia, una buena noticia, el regreso, en diciembre, de Gediminas Zyle tras 21 meses en el dique seco.


El balance de 11-5 del primer bloque se repitió en el segundo. Con esos guarismos llegó el Leyma a la última y definitiva jornada. Ganando al Castelló, acababa primero y con la ventaja de campo en todos los playoffs. Perdiendo, las combinaciones estaban entres malas y peor. Un tapón de Lazar Mutic a Zach Monaghan sobre la bocina evitó la prórroga en Riazor (90-92) y mandó a los naranjas a la cuarta plaza


Las malas noticias, dicen, nunca llegan solas. Por eso el rival en cuartos de final no podía ser otro que el Oviedo. Pero en esta ocasión, la bestia fue naranja. En una serie al mejor de tres partidos –como todas la de estos playoffs–, en la apertura, en Riazor, victoria local por 74-66, con una actuación muy sólida y coral: Dago Peña encabezó, con 20 puntos, un quinteto naranja en dobles dígitos.


En el segundo capítulo, en el maldito Pumarín, Monaghan se resarció del final contra el Castelló. Una canasta suya sobre la bocina hizo el 69-70. El primer triunfo del Básquet Coruña en la historia de sus visitas al fortín carbayón valió el pasaporte a las segundas semifinales de unos playoffs de la segunda categoría nacional.


La penúltima ronda no pudo empezar mejor. Triunfo por 67-77 en el Palacio de los Deportes de Granada, de nuevo con Peña (21 tantos) al frente y con una defensa excelsa en el periodo final (8-19).


Riazor se preparaba para otro partido para sentenciar una serie. Y por quinta vez la moneda cayó del lado malo. El Leyma arrancó fatal, encajando un 13-26 de inicio. Remando contra la corriente, los de Sergio García no lograron rebajar su déficit a menos de dos canastas..., hasta el arreón final. Después de llegar a perder por 16 puntos (61-77) con menos de seis minutos en el reloj, el milagro asomó la cabeza con un parcial de 13-3. Un triple de Javi Vega estrechó el cerco más que nunca (80-82), pero sólo restaban 17 segundos y el equipo andaluz no falló con los libres (82-85).


De vuelta a Granada (como Miguel Ríos), tercer episodio reñidísimo. Los locales amasaron un renta máxima de ocho puntos (62-54), ya con menos de cinco minutos por delante. El conjunto herculino resucitó con un parcial de 0-6 para mantenerse pegado, hasta que los libres de Lluis Costa dictaron sentencia (72-68).


Otro tiro al poste. El quinto en las nueve temporadas tras el regreso a la LEB Oro. Otra lección que aprender en el camino hacia una matrícula de honor que no tardaría demasiado en llegar. 

 

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