Fue sin duda uno de los grandes nombres de aquella época dorada del hockey coruñés, entre las décadas de los ochenta y los noventa. Alejandro Avecilla militó buena parte de su carrera en el Dominicos y en el Reus. También jugó, durante dos temporadas, en el Liceo.
Fue en la localidad tarraconense donde colgó los patines. Y abrió un restaurante, que todavía sigue funcionando. Señala que “la experiencia ha sido positiva, así que ahora abro otro restaurante en A Coruña”.
Y así nació Casa Alejandro, donde el exjugador ha tenido la oportunidad de comprobar la huella que ha dejado en su ciudad. “El noventa por ciento de la gente que ha venido al restaurante me reconoce. También vienen a cotillear, a ver qué es lo que hago en la actualidad”, señala.
La apertura de su negocio coincide con un bonito resurgir del Dominicos, el equipo que llegó a su cima en 1990, ganando la Copa del Rey con Alejandro Avecilla en sus filas. Los blanquinegros están luchando por ascender a la OK Liga. “Si pudiese ponerme los patines, ayudaría al Dominicos a volver a la máxima categoría. Pero tengo las rodillas muy tocadas”, asegura.
Sigue la actualidad del club de sus amores, pero “en la distancia, con lo que me van contando mis amigos me voy enterando”.
Y los primeros días de Casa Alejandro también coinciden con la celebración en la ciudad herculina de la Golden Cup. El exjugador, que ha seguido la trayectoria del hockey patines en los últimos años, afirma sobre la nueva competición que promueve la EHCA, que “me alegra que alguien haga algo nuevo. Y que algunos de los clubes se hayan revelado”. Y todo ello porque “hay que mirar al futuro y evolucionar. Todavía hay gente que piensa como si no hubiese pasado el tiempo. Pero el hockey tiene que evolucionar”.
Una premisa que también aplica a su negocio. “Llevo 23 años dentro del mundo de la hostelería, y he visto cómo ha cambiado el sector. He aprendido mucho en Reus, y ahora quiero trasladar este modelo a A Coruña”, resalta este mito del hockey herculino.