Sin fichajes de renombre ni el apoyo de un patrocinador principal, con las jugadoras de casa y el entrenador de toda la vida, el Zalaeta coruñés lo ha vuelto a hacer. A partir del viernes 12 de enero disputará en Santa María de Guía (Gran Canaria, Las Palmas) su tercera Copa Princesa en las seis últimas temporadas, la segunda consecutiva. Sin hacer ruido, con trabajo y constancia, el equipo forjado en patio del instituto se ha instalado en la élite del voleibol nacional.
Segundo clasificado en el grupo A de la Superliga 2 al término de la primera vuelta, sacó su billete para las Canarias por méritos deportivos, no como en 2023, cuando ejerció como organizador del torneo que juegan los cinco mejores equipos de la categoría y el anfitrión.
"El año pasado fue un reto bonito para el club y el equipo, que salió muy bien y con mucha gente en la grada, pero esto es más satisfactorio, es un premio conseguido en la pista", celebra Jorge Barrero, eterno entrenador del Zalaeta desde 2006.
Como hace un año en el Barrio de las Flores, el equipo coruñés se medirá a los mismos rivales, el Cartagena Algar (viernes a las 9.30 horas) y el Barça (sábado, también a las 9.30). "Aunque no mantienen exactamente la misma plantilla, son los mismos equipos y tenemos ganas de revancha. Vamos con mucha ilusión y el objetivo de mejorar el resultado del año pasado, como mínimo llegar a las semifinales y, si se puede, a la final", lanza la central italiana Eleonora Guzzi.
La colocadora y capitana Patricia Santos secunda a su compañera: "Participar en el torneo siempre hace ilusión, pero mucha más si nos clasificamos por méritos deportivos. Nos vemos más preparadas y con posibilidades porque llevamos toda la primera vuelta en la parte alta de la clasificación. Eso nos da mucha confianza".
Patricia y Ele formaban parte de la plantilla que jugó la primera Copa Princesa en la historia del club en 2019, el mismo año que alcanzaron la fase de ascenso. "Más del 60% del equipo ya estaba esa temporada. Entonces era un formato de cuatro equipos y perdimos en semifinales contra el Socuéllamos, que era el más fuerte, pero la referencia más cercana es la del año pasado. A priori el Barça es el favorito. El partido contra el Algar será determinante", arguye Barrero.
Guzzi destaca la continuidad del bloque como una de las claves en el buen momento del equipo: "Al no haber cambiado mucho el equipo y mantener las mismas jugadoras, se ha solidificado nuestro juego y la relación en la pista".
Ambas destacan la incorporación de la receptora croata Tea Andric, que aporta un plus al equipos desde su llegada en octubre. "Se ha notado. Es una jugadora que ya pasa de los 30 años, con experiencia y que sabe estar en el campo. Aunque en un partido no haga muchos puntos, siempre aporta en todas las labores de su posición. Yo lo noto más porque soy colocadora y ella receptora, da mucha estabilidad en la recepción y juego mucho más cómoda", le halaga la capitana.
"Tea es una jugadora con mucha experiencia en otras ligas y nos ha transmitido tranquilidad y seguridad desde el principio. Nos ayuda a fallar menos y a ser más regulares en nuestro juego", agrega Ele.
La Copa Princesa es un premio para las jugadoras, pero un problema para las arcas del club. "El viaje supone un importante desembolso económico", admite Barrero, que suspira por el apoyo de un patrocinador principal: "No es el momento para agobiarnos, pero está siendo un año complicado y en el club existe esa preocupación, sobre todo pensando en la viabilidad del equipo de cara a la temporada que viene", avisa el entrenador.
La presencia en una fase final puede servir como escaparate para las empresas. "Ojalá. Llevamos muchos años en la categoría de plata, demostrando el nivel que tenemos sin fichajes y con una mayoría de gente de la casa. Volver a clasificarnos para la Copa Princesa era algo impensable", reivindica la capitana.
Coruñesa del 95, la colocadora llegó al Zalaeta en edad cadete procedente del Liceo y ya no recuerda cuántas temporadas lleva en el club o el año que le eligieron capitana por primera vez, un rol que asume con naturalidad.
"En teoría soy la única que puede hablar con el árbitro e intento aportar mi liderazgo, pero es compartido con varias compañeras, cada jugadora es diferente y aporta en lo que puede", indica.
Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de A Corñuña (UDC), compagina el voleibol con su "trabajo en contabilidad y administración de una empresa que se dedica a la organización profesional de eventos y congresos, generalmente de ámbito médico".
De Turín y del 94, llegó a Coruña para trabajar en la universidad después de acabar Estudios Lingüisticos en Barcelona, donde jugó cinco temporadas en el Barça, rival del Zalaeta en la Copa Princesa. "El scouting ya lo controla Jorge, pero si puedo sugerir algo siempre viene bien", ríe.
Este mismo año se ha doctorado por la UDC en Lingüistica Computacional, "un híbrido entre la lingüistica y la informática", explica la central italiana, que está de doble enhorabuena. "Coincidió todo en un buen momento", celebra. Es otro ejemplo más de una mujer que compagina con éxito el deporte de élite con su profesión. El voleibol, por desgracia, no le da de comer.