Si la cara es el espejo del alma, las fotografías de cada uno de los eventos del movimiento Muy Capacitados que puso en marcha Dani Souto el año pasado demuestran que las sonrisas valen cada uno de los esfuerzos. El fin de semana pasado, durante el Campeonato de España Open que tuvo lugar en la playa del Matadero, se vivió otro de esos momentos en la jornada Inclusurf para personas con diversidad funcional a nivel intelectual. “Cada vez vienen más pequeños. El día estaba muy feo, había olas grandísimas, pero al final los cinco que vinieron disfrutaron muchísimo”, cuenta el coruñés. “Había una niña que estaba muy seria, pero en cuanto se metió en el agua empezó a reírse y hablar un montón”, desvela.
En el parasurf no hay ninguna categoría de competición para personas con discapacidad intelectual. Patricia, la madre de Dani Blanco, niño autista coruñés que practica surf, escalada y triatlón, se quejaba en estas mismas páginas de esta discriminación. “Mi objetivo es ir recopilando todas estas experiencias y presionar a la federación internacional para que acaben siendo aceptadas también”, avisa Souto, que considera muy importante para la comunidad del parasurf el ambiente de superación en cada una de las competiciones. “Yo siempre fui una persona muy positiva”, dice, “cuando trabajaba en las obras era el primero en intentar contagiar a todos de que un proyecto se podía sacar adelante, aunque pareciera imposible”, admite. Pero su enfermedad y todo el proceso de recuperación le fortalecieron: “Aprendí claramente a no machacarme con cosas que no tienen importancia y a detectar cosas que sí la tienen y que nos pasan por delante en la vida y ni miramos para ellas”.
De esa reflexión nació Muy Capacitados. “El material de surf es carísimo, las clases al final si vas a muchas suman mucho dinero... Y de alguna manera conseguí contagiar esas ganas de dar sesiones de surf inclusivo a los responsables de las escuelas, a las instituciones y a las fundaciones”, relata Dani Souto. “Hablo de esto como si fuera ya hace mucho tiempo, pero es que en junio del año pasado hicimos la primera edición; este año se hizo la segunda; también en el Pantín Classic estos dos años se hicieron sesiones de surf adaptado; en Bastiagueiro se ha creado una escuela que dio un curso de seis semanas; en el Orzán repetimos jornadas de entrenamiento sin bombo y platillo, sin anunciar, pero quedando entre nosotros y organizándonos; en Viveiro hubo otro evento...”, enumera. “Es una pasada ver cómo en un año y dos meses ya han tenido ocho nuevas oportunidades de disfrutar del surf, la última hace dos días aquí”. Una satisfacción añadida. Ayudar después de ser ayudado.