El Deportivo Liceo vuelve a casa tras una mini-gira –dos partidos como visitante en cuatro días– con su primer empate de la temporada. Ha tenido que jugar 17 partidos el equipo coruñés –14 en la OK Liga y tres en la Champions– para firmar una X, curiosamente contra el Igualada en el ruidoso Complejo Deportivo Les Comes.

Ante un rival valiente, plagado de JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) y en un ambiente hostil, el Liceo supo mantener la calma y bajar el culo en los peores momentos para arañar un valioso punto. En una temporada de transición, sin Copa del Rey por vez primera en 18 años y al borde de la eliminación en la Champions, el empate en una pista en la que sólo ha ganado el Oliveirense es para ver el vaso medio lleno.

Y eso que el Liceo entró mejor en el partido gracias a la energía de dos titulares por sorpresa, los argentinos Fran Tombita y Guido Pellizzari, una nueva variante de Juan Copa, que está tocando teclas en la rotación para buscar soluciones.

Y gracias también al olfato de Dava Torres, el capitán, ya recuperado plenamente para la causa. No se habían cumplido ni cinco minutos de partido cuando el ‘8’ cazó de espaldas una bola colgada por Tombita para abrir el marcador. 0-1.

En un inicio arrollador, el equipo coruñés dobló su ventaja con otro gol de Dava, el de toda la vida, apareciendo por detrás de la portería y picándola ante el portero. Y poco después César Carballeira estrelló un palazo en el poste.

Despertar local

Despertó el Igualada, que ya había probado los reflejos de Tiago Rodrigues –otra vez el elegido bajo palos– con un trallazo de Nil Cervera que el portugués desvió con el casco. Nada pudo hacer con un disparo de pala de Marc Rouzé, con demasiado tiempo para armar el stick, que se coló por abajo.

El equipo de Marc Muntané demostró el porqué de su gran temporada: juega casi de memoria, con un hockey muy rápido y directo a la portería rival. El Liceo se agarró como pudo ante el arreón de los locales, con llegadas de Cervera, Rouzé o Gerard Riba, este último incluso con una directa que salvó Rodrigues.

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, dice el refranero. Y así fue. A 1:25 para el descanso empató el Igualda por mediación de Marc Carol tras un rechace y con sólo un segundo en el reloj, Aleix Marimon fusiló al luso en la directa por la décima falta del Liceo.

El paso por los vestuarios reafirmó la propuesta del equipo catalán, que a los cinco minutos de la reanudación aumentó su ventaja con un remate de Uri Llenas, que desvió en la cara de Rodrigues un disparo de Tety Vives (4-2).

Orgullo koruño

Si Dava fue el protagonista en el arranque de partido, César se cargó el equipo a la espalda cuando más lo necesitaba. El ‘5’ recortó diferencias con una cuchara a la escuadra y devolvió el empate con un misil lejano, también al ángulo. Es lo que tienen los capitanes, que tiran del carro. Y lo seguirán haciendo hasta 2027. 

20 minutos para la bocina y partido nuevo. La tuvo Dava tras la décima falta del Igualada, pero Guillem Torrents adivinó sus intenciones. Del posible 4-5 se pasó al 5-4, obra de Rouzé, y el 5-5 fue de Sito Ricart, que cazó una bola alta para embocarla en la red. En un final de vértigo, el Liceo aguantó con 14 faltas y se alió con los palos para dar por bueno el primer empate de la temporada.

El equipo coruñés es noveno en la tabla, ahora con 19 puntos. El liderato del Barça (40) es inalcanzable y la segunda plaza del Noia (29) se antoja muy lejana, por ahora. Del tercero en discordia, el Alcoi (22), para abajo hay siete equipos en un pañuelo. Cuarto es el Calafell (21), que está a tiro de una victoria, y será precisamente el próximo rival del Liceo, el sábado 20 de enero a las 18 horas en el Palacio de Riazor.