El HC Coruña sigue invicto en casa, tras tres partidos disputados, gracias a un ejercicio de solidez y supervivencia en un choque con poco orden en la pista, ante un rival más incómodo que peligroso.

Pocas ideas en ataque en el inicio, de ahí que en los primeros cinco minutos el (escaso) público del Palacio contemplase tres pasivos.

El Sant Cugat sí lo tuvo claro en defensa: presionar muy arriba a las jugadoras de Stanis García, que se las vieron y desearon para acercarse a la meta defendida por Batllé. 

Sin embargo, la presión alta tiene sus riesgos. Lo demostró Gaete con un pase largo que dejó a Bulló sola. Encaró a Batllé y la superó con habilidad. Sería el único gol en unos primeros 25 minutos donde Caretta apenas tuvo que emplearse a fondo. Su único susto importante fue un lanzamiento raso, y ligeramente desviado, de Gimeno, a algo menos de tres minutos para el descanso.

La monotonía inicial del segundo tiempo lo rompió un penalti a favor de las locales, que Luchy Paz clavó en la escuadra izquierda de la portería defendida por Batllé. 

Pero sólo 2 minutos después, Avilés recortaba distancias tras un error en la salida del HC Coruña, que a partir de ahí pasó a dominado. Y Caretta, a heroína.

La meta italiana detuvo un penalti a Porta en el minuto 42, fruto de una presión asfixiante de las jugadoras que entrena Alberto Borregán, que ahora, al contario que en el inicio del encuentro, si deparó dividendos.

El equipo blanquiazul (ayer de rosa por el Día Mundial contra el Cáncer de Mama) capeó como pudo el chaparrón. Y poco a poco fue recuperando el fuelle y encontrando la manera de burlar la presión. Lo consiguió Bulló en el minuto 46, pero no cedió la bola a Gaete, sola ante Batllé para sentenciar, al igual que Muñoz en una contra que estrelló en el tubo izquierdo a 100 segundos de la conclusión, la última jugada reseñable de un partido poco vistoso.