Calor, mucho calor, y ruido, mucho ruido. El patio del colegio Liceo La Paz es un horno en ebullición. Los últimos coletazos del verano y decenas de niños y niñas contribuyen a un clima extremo. Entre todos los enanos asoma un gigante, César Carballeira, campeón de Europa con la selección española y ganador de la OK Liga, la Copa del Rey y de la Supercopa con el Liceo.
En el mismo patio que aprendió a patinar y empezó a manejar el stick, el jugador coruñés revive sus primeras vivencias: “Me acuerdo perfectamente de todos los pasos que di aquí, desde las primeras broncas con (Ramón) Canalda, que fue el que metió en esto, hasta cada uno de los entrenadores que tuve y todas las etapas que pasé”, recuerda con una sonrisa.
Antes, César saltó al patio con su habitual seriedad, la misma que en la previa de un partido decisivo del Liceo. No es para menos. Tiene a su cargo una jauría de 30 niños y niñas de entre 6 y 7 años. Y así cuatro días a la semana. Y por amor al arte. “Es por devolverle al colegio todo lo que hizo por mí. Soy lo que soy gracias al Liceo y a todas las personas que aquí pasaron por mi vida y me metieron en este mundo”, agradece el ‘5’ liceísta.
Monitor, ídolo y referente, Carballeira es consciente de su papel con los pequeños que empiezan el mismo camino que tomó él con tres años: “Supongo que me verán como veía yo en mi época a los mayores: Facundo (Salinas), Bargalló (Jordi), Yupi (Josep Lamas)... Tener la suerte de que uno de tus ídolos te enseñe a patinar y a jugar al hockey es una alegría”, asume.
Tras una hora de entrenamiento, los niños todavía no han empuñado un stick: “De momento sólo quiero ver cómo se mueven con los patines, pero llevan una buena dinámica y hay más de uno que ya patina bastante bien. Si tardo mucho en meterle los sticks se me van a echar encima”, ríe César, como un niño con patines nuevos.