Después de casi un mes sin lluvia, la primera borrasca del año recibió al pelotón de O Gran Camiño en su etapa inicial, la contrarreloj coruñesa de casi 15 kilómetros con salida y llegada en la Torre de Hércules. La alerta naranja, con rachas de viento de hasta 70km/h, condicionó el normal desarrollo de la jornada. El espectáculo se quedó a medias.
Los rumores de cancelación sobrevolaron la carrera, pero la organización se mantuvo firme, agarrada a una previsión meteorológica que dibujaba un escenario menos apocalíptico a partir del mediodía.
El tiempo le dio la razón, pero los equipos no lo veían tan claro cuando amanecieron bajo una intensa lluvia y un viento que se llevó por delante vallas, letreros y parte del montaje de la meta. La caída del escalador francés David Gaudu durante el reconocimiento del trazado encendió las alarmas.
La última palabra fue de los directores, que en una reunión votaron seguir adelante, pero bajo sus condiciones. Resultado: los ciclistas montaron bicicletas con cuadro de ruta, no las ‘cabras’ de contrarreloj, y, lo más importante, los tiempos en meta no contaron para la clasificación general.
A la dirección de carrera no le quedó otra que aceptar la neutralización “con el objetivo de garantizar la seguridad de todos los participantes”, indicó la organización en un comunicado. O Gran Camiño es una prueba que da sus primeros pasos en el calendario y necesita la presencia de los grandes equipos y sus estrellas para vender el producto a patrocinadores, instituciones y televisiones. No es un equilibrio sencillo.
De los 118 ciclistas que tomaron la salida, sólo unos pocos salieron a competir. La gran mayoría rodaron con el freno puesto. Fue el caso de Jonas Vingegaard, doble ganador del Tour y gran atracción de O Gran Camiño, que no asumió riesgos y cruzó la línea de meta con un tiempo dos minutos y 26 segundos más lento que el ganador de la etapa: Joshua Tarling.
Campeón de Europa contrarreloj y medalla de bronce en el último Mundial de la especialidad, no se dejó nada en el autobús. Cubrió los 14.8km de ida y vuelta a la Torre a 48.3km/h. Con 20 años recién cumplidos y en su segunda temporada con el potente equipo Ineos Grenadiers, el galés se postula como la próxima gran referencia mundial contra el crono. El futuro ya está aquí.
La anulación de los tiempos no debe tapar la exhibición de Tarling, que aventajó al segundo clasificado, el irlandés Darren Rafferty, en 42 segundos, y mandó a más de un minuto al resto de rivales a partir del sexto clasificado. Entre los españoles brillaron Pablo Castrillo, tercero a 48, Xabiel Mikel Azparren, quinto a 58, y Raúl García Pierna, séptimo a 1:05.
Carlos Canal, uno de los seis gallegos que participa en la carrera de casa, tampoco se guardó nada, acabó noveno a 1:09 y se mostró comprensivo con la decisión de anular los tiempos. “Había zonas de viento muy racheado y con bandazos, sobre todo en las intersecciones. Es una pena que no se haya podido disputar la crono en plenitud de condiciones, pero cada uno tiene que conocer sus límites y saber qué riesgos asumir. Creo que ha sido la mejor decisión por la seguridad de todos, hemos salvado bien el día y el espectáculo ha sido impresionante”, expresó en declaraciones para este diario.
O Gran Camiño seguirá pendiente del cielo el viernes 23 en la segunda etapa: 151.2km entre las localidades lucenses de Taboada y Chantada con 3.007m de desnivel por las tierras de la Ribeira Sacra. El sábado tocará el Camiño de Ourense, 173,1km entre Xinzo de Limia y Ribadavia, y el domingo se cerrará la tercera edición con la jornada reina en Pontevedra: 162,2km de Ponteareas a Tui, con un doble ascenso final al Monte Aloia (7km al 8% de pendiente media y rampas que superan el 10% en muchos tramos).