Olmo de Paz logró su cuarta victoria como profesional en el Pabellón Polideportivo del Barrio de las Flores, recinto que este pasado viernes acogía un evento boxístico organizado por el Club Ludus Box. De la mano del equipo de Eloy Figueira regresaba al fin, y tras tres años de parón, el boxeo al Barrio de las Flores, coincidiendo con la celebración de sus fiestas patronales.
El combate principal enfrentó al joven zurdo Olmo de Paz y el venezolano Sandro Hernández. Éste llegaba con la vitola de rival incómodo, dada la experiencia que le avalaba, y sobre todo en el primer asalto lanzó con intención algunos directos de derecha que llegaron a conectar. Sin embargo Olmo supo descifrarle y dominar el combate, siendo más patente en cada uno de los cuatro asaltos que la victoria a los puntos debía caer de su lado. Dominó el centro del ring y persiguió a su rival cerrándole las salidas, mientras Sandro retrocedía tratando de buscar el momento de lanzar contras, que a menudo fallaban y le incitaban a refugiarse una y otra vez en el clinch. Al final, decisión unánime y cuarto triunfo en el boxeo rentado para De Paz.
Antes de ello, hubo varios combates amateur. La noche empezó con triunfo de Luis Serén (en la que era segunda pelea de este chico de 15 años procedente de Pastoriza), frente a un Aitor López que, no obstante, había empezado el combate algo mejor. La pelea estuvo muy igualada, como lo estuvo también el duelo entre Martín Iglesias y Andrés Domínguez, que venció este último. Podría decirse que Andrés tuvo premio a su constancia, a querer llevar la iniciativa, y mostrarse como el peleador más ofensivo de los dos. Aunque Martín Domínguez, que disponía de más alcance, supo orbitar en torno a su rival, hacerle fallar mucho, boxear cómodamente en la distancia larga e incluso llegar a conectar alguna combinación muy buena, terminando muy bien por ejemplo el segundo asalto.
A continuación vimos a Jonathan Riveiro (que con nada menos que 36 años, y después de haber entrenado en su Brasil natal, ahora está trabajando en Ferrol y ha decidido pelear por primera vez en un combate amateur) vencer a base de pegada a Sergio Trillo. No parecía un combate fácil de juzgar, porque en muchos momentos Trillo mandó en el cuadrilátero a través del jab, golpe que conectó de manera repetida, a veces de forma casi exagerada, ante una defensa algo permeable por parte de Riveiro. El brasileño esperaba su momento, y éste siempre llegaba cuando llevaba a las cuerdas al rival, lanzando su derecha al cuerpo, que hizo a Trillo acusar el daño, y provocándole alguna cuenta de protección. Esa contundencia y espectacularidad de Riveiro sedujo a los jueces.
Tras un parón amenizado con exhibición a cargo de Germán Rivas, se volvía a la acción con Javi Romero contra Sergio González, en la que era cuarta pelea para ambos. Romero dominó los dos primeros asaltos, y acabó más fresco el tercero, pero González le plantó cara y de hecho acabó bien el combate, conectando una preciosa mano en los últimos instantes. Romero, en todo caso, se impuso en la decisión a los puntos.
Al ring subieron después dos cadetes del boxeo coruñés: El peruano Abiel Gómez (con 13 años y del club Brabox, debutando aquí), frente a Iván Alvariño (del Ludus Box, con 14 años). Su edad e inexperiencia definió la pelea (que ganó Gómez) pues como es lógico ambos parecieron algo precipitados y nerviosos, bajo la presión de unas gradas llenas de público que les animaba.
Pero si hablamos de afición y de apoyo, nadie recibió una recepción más calurosa que David ‘La Perla’ Martínez (boxeador local que parece haber heredado del ‘Bengala’ el favor y simpatía de los aficionados del barrio de las Flores) que ganó a los puntos a Diego ‘Carneiro’ Cruz. La pelea quedó marcada por la brecha abierta de Cruz en el pómulo derecho, poco después del inicio del segundo asalto, en un cruce de golpes en la corta distancia. Hasta entonces, mi opinión es que el arteixán iba ganando. Lo que vino después fue una demostración de valentía, porque alguien con menos espíritu de lucha hubiese claudicado, dada la hemorragia e hinchazón de la cara, peleando en un pabellón que aclama mayoritariamente al rival. Pero Cruz demostró ser un guerrero, y donde van los guerreros hay guerra. A La Perla, que terminó el combate con más energía que Carneiro, no se le regaló nada y trabajó eficazmente para remontar el combate, cosechando un triunfo muy celebrado por la afición local.