La rica vitrina de jugadores internacionales que exhibe el Leyma Basquet Coruña incorporó un exótico efectivo en el verano 2022. Yunio Barrueta aterrizaba en O Forno de Riazor procedente del baloncesto francés para convertirse en el primer jugador de origen cubano que vestía la camiseta naranja.
Con una sola temporada bajo las órdenes del entrenador Diego Epifanio, el alero nacido en 1993 ya ostenta la condición de ser uno de los tres capitanes de un equipo que sueña con ascender a la ACB. Pero su camino hasta la ciudad herculina transitó antes por otros variopintos destinos, con la isla caribeña como punto de partida cuando solo era solo un niño.
Existe la percepción de que eres estadounidense con raíces cubanas, pero naciste en la isla...
Sí, yo nací en el poblado de Aguada de Pasajeros, en la provincia de Cienfuegos, y cuando tenía cinco años mi papá se ganó un sorteo que te daba la posibilidad de irte para Estados Unidos. Fue una felicidad para la familia, era que algo mis padres habían deseado siempre. En Miami él tenía a sus hermanos, y eso nos ayudó muchísimo por el tema de conseguir alquiler, trabajo... Empezar una vida nueva.
¿Y cómo llegas al basquet?
Primero jugué fútbol americano, porque era lo que a mis compañeros les gustaba jugar en la escuela, pero mi madre dijo que era muy peligroso por los golpes, la gente chocándose unos a los otros. Entonces me pusieron en kárate, pero no quise seguir. Y allí me introdujeron al baloncesto y resulta que era bueno. Todo el mundo me decía que hiciera el ‘tryout’ (prueba) para el equipo de la escuela y dije, por qué no. Y resulta que al entrenador le gustó como jugaba y de ahí pa'lante.
¿Pero nunca nunca jugaste al béisbol, que es el deporte más popular en Cuba?
Sí, sí, jugué pelota, pero es muy aburrido para mí, no hay tanta acción. Y tampoco era tan bueno como para lucir bien. A mí me gustan los deportes más activos.
En el fútbol americano era mejor que en el baloncesto
Entonces el basquet se te dio natural…
Sí, aunque en el fútbol americano era mucho mejor, pero el basquet era una opción más realista.
¿En qué posición jugabas?
Era wide receiver (receptor). Me gustaba, pero también yo sabía que había un peligro muy grande, porque los recibidores son los que reciben la mayor cantidad de golpes. Es muy peligroso, pero bueno, todo en la vida lleva peligro.
¿Te hubiera gustado hacer carrera en el fútbol americano?
Nunca sabremos lo que Dios pudo haber tenido para mí, pero era muy bueno en el fútbol americano. Cuando estaba en la secundaria ya tenía universidades mirándome, por el cuerpo que tenía por como jugaba baloncesto. Y yo lo tenía pensado, si en el baloncesto no me llegaba la oportunidad, me iba para el fútbol americano.
Pero lograste ir a la Universidad con una beca de baloncesto...
Me dieron una beca en East Tennessee State, una universidad de División I en la NCAA, un nivel muy grande, ahí me enfrenté contra varios jugadores que llegaron a la NBA. Fue una experiencia grandísima, yo pensaba que tenía la capacidad para jugar ahí, pero era otro nivel. El entrenador me habló claro y me dijo que era un buen jugador pero no tan bueno para la División I. Pero entonces el que fue mi entrenador en la secundaria, iba a ser el segundo en la Universidad Berry, en Miami, y me llamó para preguntarme si quería regresar a casa. Y volví hasta terminar la universidad, que pertenecía a la División II.
En la universidad me enfrenté a varios jugadores que llegaron a la NBA
¿Al finalizar esa etapa valoraste la posibilidad de jugar en Estados Unidos, o ya tenías decidido irte a Europa?
La temporada universitaria terminaba en marzo, pero yo firmé en Europa en abril de mi último año. Tenía como veintipico agentes contactándome todo el día. Pero había un español que se llamaba Miguel Solá, que fue el único que me enseñó un contrato, me dijo “mira lo tengo aquí delante de ti, ¿lo quieres ahora?”, y enseguida le dije que sí.
Y no te hubiera gustado probar el camino que te hubiera podido llevar a la NBA…
Orlando Magic me estaba mirando, porque uno de los asistentes de mi equipo en la universidad tenía buen contacto allí y me querían llevar para la Summer League, pero iba a ser solo una oportunidad, no algo seguro. Primero iba a hacer un tryout, y si lograba entrar, entonces tenía que ganarme el contrato.
Y en la NBA, imagino que viviendo en Miami te gusten los Heat…
Sí, yo soy fan de los Heat desde la época de D-Wade y Shaq. Ahí fue cuando el baloncesto me empezó a gustar.
¿En Europa adónde fuiste?
Al Okapi Alstar, de la Liga belga, estuve un año allí, fue una experiencia muy interesante. Al poco tiempo de llegar me partí el quinto metatarsiano y estuve de baja tres meses. Pensé que se me acababa la carrera, era mi primer año, pero me recuperé muy bien y regresé muy top.
Antes de pensar en la ACB, hay que demostrar que podemos jugar a ese nivel
¿Y después de Bélgica?
Me voy a Francia. Cambié de representante y me consiguió un contrato muy bueno en el Denain Voltaire, de la segunda división. Después firmé por dos años en Nancy, en la misma liga y más tarde estuve en el Evreux, de ahí mismo, hasta que en la pandemia me fui para el Maccabi Ashsd de Israel.
¿Cómo se gestó tu llegada al Leyma?
Cuando estaba en Israel le dije a mi agente que tratara de buscar un lugar como España o Francia otra vez, y salió la opción de Coruña, pero antes volví unos meses a Francia con el Lille. Yo siempre quise venir a España. Hablé con el entrenador Epi y me ganó completo, me habló el proyecto, del equipo que íbamos a formar.
Supongo que el idioma influyó también...
Sí, es mucho más fácil, incluso fuera del baloncesto. Puedo hablar con mis compañeros, con el entrenador, pero también para la vida normal. Puedo salir a los restaurantes, comunicarme con la gente. Es mucho más fácil ir al supermercado, puedo tener una vida normal. No como cuando estaba en Francia o Israel que no me entendían mucho y tenía que pedir traductor.
Mucho respeto para el Depor y su afición. Fui a verlos dos partidos y los ganaron
¿Qué tal la vida en A Coruña?
A mí me encanta, con el mar ahí cerquita. Se dice que la gente de norte es un poco cerrada, pero conmigo se han portado muy bien, te ayudan en lo que necesites.
Es una ciudad que sabe querer bien a sus equipos deportivos…
Sí, sí. Ya la temporada pasada el Palacio se llenó muchísimo, sobre todo cuando estábamos ganando. Venía mucha gente. Porque claro, tenemos Depor al lado que es muy popular aquí, pero el año pasado nosotros también hicimos un poco de ruido en la ciudad.
¿Te ha contagiado la fiebre deportivista, has ido a ver algún partido?
Fui a dos partidos y los ganaron, eh. Es muy buen equipo. La energía en el estadio, wao, eran 30 mil personas, yo me quedé frío. Me encantó, tremendo ambiente. Mucho respeto para el Depor y su afición.
¿Cómo valoras tu primer año en el Leyma? Ahora eres uno de los capitanes...
El año pasado no era capitán, pero siempre trato de ser un líder fuera y dentro de la cancha. Trato de hacer lo mejor para ayudar a un compañero y tratar de ganar. Es lo más importante. Ahora lo estoy tomando igual que el año pasado. Tenemos siete jugadores regresando (renovados). Es mucho más fácil, los nuevos son impecables, muy buena gente.
Siempre quise venir a España, hablé con el entrenador y me convenció
¿Qué tal van los nuevos?
Todos tiene algo para aportar, Sebastian (Aris) es un buen base, Pablo (Hernández), un buen tres-cuatro que nos puede ayudar en defensa, Goran (Huskic)..., mi madre, da unos pases para ser un cinco... Beqa (Burjanadze) cuando se mejore va a ser un jugador que nos va a ayudar en todas partes, y Sean (McDonnell) en el cuatro, puede tirar, puede atacar, puede defender. Nos ayuda muchísimo tener cinco jugadores nuevos.
¿Podrías decir que en el Leyma Basquet Coruña has jugado el mejor baloncesto de tu carrera?
Puedo decirte que sí. He estado en plantillas con nombres más conocidos, en Francia, por ejemplo; pero en el tema de baloncesto como equipo, que es mucho más importante, me siento mejor aquí,.
Ahí se nota la mano del entrenador…
Claro, eso es otra cosa. El entrenador Epi es un cerebro, él entiende el baloncesto fuera y dentro de la cancha. Y los asistentes Román y Carlos son impecables también.
¿La meta es el ascenso?
Siempre estamos hablando de la ACB, pero primero tenemos demostrar que podemos llegar a ese nivel. Hay que empezar la temporada e ir partido por partido.
En los últimos años ha habido una apertura en la isla y han permitido que deportistas sin vínculos con las federaciones puedan ser convocados, pero lo primero es saber si a ti te interesa jugar con la selección cubana.
A todo el mundo le gustaría representar a su país, pero me han dicho que en mi caso sería muy difícil. Desde que me fui de niño solo regresé una vez al poco tiempo y no he ido más. No sé cómo funcionaría eso, me han dicho que tengo que tener algún tipo de residencia. Se ve la cosa un poco complicada, pero a mí en lo personal me encantaría representar a Cuba, igual que lo han hecho otros jugadores cubanos que están en Europa como Yorman (Polás) o Jasiel (Rivero).
¿Entonces tú tienes toda la disposición si la Federación Cubana pudiera resolver los trámites pertinentes?
Me gustaría probar la experiencia. Sería representar al país donde nací, eso va a poner a mi familia muy contenta, tengo abuelas y primos allá en Cuba todavía, me queda mucha gente allá. Sería muy lindo, y se que haría más feliz a mi familia que a mí.
¿Cómo te fijaste en Yunio?
Iñaki (Martín), uno de los ayudantes que tenía en Estudiantes me dijo un día: ‘mira a este jugador que es muy interesante, yo llevo un año siguiéndolo’, y ahí lo empecé a seguir yo también. Luego cuando fiché por el Leyma pusieron a los jugadores que yo pensaba que por la forma de entender el juego podían acoplarse bien.
Al principio cuando nos pusimos en contacto, la operación no parecía que fuese fácil de salir, pero después hablando con él, que también tenía ganas de vivir la experiencia en España, le hablamos del rol que iba a tener en el equipo, que iba ser un jugador importante, que confiábamos en darle tiros liberados. Es un jugador que a veces sólo llama la atención por su tiro de tres, pero ayuda defensivamente mucho, en el rebote, y tácticamente es muy disciplinado; entonces es fácil de entrenar. El año pasado su rendimiento fue muy bueno y por eso hizo el esfuerzo el club por intentar renovarle.
Llama la atención que con sólo un año en el equipo ya sea uno de los capitanes.
Es un jugador que tiene mucho carácter, personalidad, es un ganador. Repetía por segundo año, se entiende con los veteranos, y también ha pasado por muchos sitios. El capitán es Alex, pero vimos que Yunio podía colaborar en esa misión de hacer vestuario, de hacer entender a los nuevos lo que significa el club, y ojalá eso nos ayude a todos a formar rápido el grupo.
¿El objetivo de esta temporada es buscar el ansiado ascenso?
La palabra ascenso es un poco maldita, pero es verdad que el club ha intentado hacer un proyecto, primero intentando renovar a la mayor cantidad de jugadores posibles, que ha sido un esfuerzo económico para el club, y luego intentando buscar las piezas que nos pudiesen ayudar a intentar mantener el nivel que tuvimos el año pasado en la liga regular, sobre todo en la segunda vuelta, creo que hicimos muy buena segunda vuelta y la idea es intentar mantener ese bloque, intentar que el rendimiento que conseguimos tener a final de al año pasado, pues lo podamos tener ahora.