Si hace una semana resultaba muy sencillo explicar el motivo de la derrota del Leyma ante el Joventut, el KO frente al Bilbao Basket exige mucho más esfuerzo mental. Porque si bien la causa mayor fue una lluvia de triples, el chaparrón no cayó de la misma manera.
Empezando por los brazos ejecutores. En la jornada 12 fueron dos jugadores acreditados, Sam Dekker y Kassius Robertson, quienes castigaron desde el arco al conjunto naranja. En la 13, los verdugos fueron uno de fondo de banquillo, Rubén Domínguez, y otro que en las 12 primeras fechas había enroscado menos del 30% de sus triples, Muhammad-Ali Abdur-Rakhman.
Contra la Penya, la defensa perimetral de los de Diego Epifanio no estuvo mal. Como el propio técnico recordó en la rueda de prensa previa al duelo con el Bilbao, sus pupilos puntearon 13 de los 17 triples que firmaron entre Dekker (8 de 11) y Robertson (5 de 6). Ante los ‘hombres de negro’, Domínguez castigó sin piedad las –tal vez demasiado– largas ayudas interiores. Se fue del Coliseum con un tremendo 8 de 10. Solo una de sus bombas la lanzó con oposición real. Y acabó..., en un 3+1.
Si el acierto inhumano desde larga distancia del alero gaditano (anotó 35 puntos, cuando promediaba 3,3) y del Bilbao (20 de 41, cuando, con el 29,5%, cerraba el ranking liguero de acierto) es la causa de la novena derrota del Leyma, el rebote y los balones perdidos lo son de al menos no haber peleado por una victoria de importancia máxima.
El cuadro herculino, top-3 reboteador de la ACB, cumplió capturando más rechaces que su rival (37-35), pero la diferencia radicó en el aprovechamiento de los ofensivos. El Bilbao sacó 13 puntos de sus 12 de ataque, 7 tantos más que el Leyma de 11 esféricos rebañados en el aro contrario.
Las pérdidas parecen ser una causa –valga la redundancia– perdida. Aunque 16 no son una barbaridad estadística (pese a estar ligeramente por encima de la media del peor equipo de la competición), sí lo son después de haber malgastado solamente 5 posesiones contra el Joventut. Y más cuando los ‘hombres de negro’ solamente desperdiciaron 6 balones en el Coliseum.