Nacido hace 52 años en Newport (le gusta bromear con que es el único jugador galés en la historia de la LEB Oro), pero tan coruñés como la Torre de Hércules, Charlie Uzal ha hecho de (casi) todo en el Basquet Coruña: jugador, asistente, encargado de scouting y, en la actualidad, responsable de tres equipos de base de la entidad naranja.

Su magnífica labor como ojeador (una vista de halcón que ha traído a A Coruña a grandes jugadores antes desconocidos), que siempre le había conectado virtualmente con todo el mundo, hizo que el seleccionador de Angola, Pep Clarós, le reclutase para elaborar los informes de los rivales en el presente Mundial, donde el combinado africano cayó en la fase de grupos.

¿Cómo se gestó la incorporación al staff de Angola?
Fue algo extraño. Pep me entrenó hace veintipico de años (temporada 2000/2001), en el Rosalía. Y es curioso, porque apenas jugaba con él y dejé el equipo a mitad de temporada (ríe). Físicamente lo volví a ver hace quince años en un pabellón no más de tres minutos. 
Es verdad que los últimos veranos me ha llamado preguntando por jugadores porque sabe que yo ‘scouteo’ y él además de Angola ha entrenado a equipos; este año aceptó una oferta muy buena de Japón. Y este verano me llamó cuando estaba en el Campus para preguntar por unos jugadores, y unas horas más tarde me mandó un WhatsApp de voz: “Voy a ir al grano. Lo que quiero realmente, aparte del jugador, es que seas mi ayudante en el Mundial, pero tengo que saberlo hoy”. Mi primera impresión fue ‘no puedo dejar a la familia dos meses’, pero cuando se lo conté a mi mujer me dijo “tú estás loco, cómo no vas a ir”. Ella fue la que me animó a que fuese. Sabe que esto es mi vida y... ¿cuántos entrenadores españoles están en un Mundial sin ser de la selección española? Es una oportunidad ÚNICA.

¿Ha sido esta la mayor experiencia de tu vida?
Ha sido una experiencia brutal. Por todo. Empezando por la carga de trabajo, porque tuve que hacer yo solo lo que en otras selecciones hacen tres ayudantes. Lo más complicado fue buscar vídeos. Por ejemplo, Filipinas jugó todos sus amistosos de preparación a puerta cerrada, con lo que no había vídeos. Tuve que coger en YouTube trozos de partidos grabados con el móvil por gente que había estado en el pabellón. Fue muy duro, pero al final valió la pena. También llevé en las sesiones de entrenamiento los calentamientos previos, los sistemas , el ‘playbook’ y el tema de cómo defender las jugadas del equipo rival.

¿Hay expectativas de continuar  la experiencia en el Preolímpico de julio?
No he firmado nada, pero en teoría quieren que siga. El Preolímpico será un grupo de seis y el primer irá directo a París.

¿Tenías algo planeado para esos dos meses que ha estado con la selección?
Ir de vacaciones con mi mujer, para desconectar. No teníamos claro adónde, sólo ir a un hotel de esos en que se encargan de tus niños todo el día. Pero esto le dio la vuelta a todo. 

Tuve que hacer yo solo lo que en otras selecciones hacen tres entrenadores ayudantes

Una vez que te llaman y aceptas, imagino que todo fue muy rápido.
Sí. Pep me llamó un viernes o un sábado y tenía que incorporarme a la concentración en Portugal el domingo siguiente. Tuve menos de una semana para pedirle permiso al club, que es para el que trabajo, y después gestionar todos los temas de mi vida personal.
Uno de los problemas que tuve los primeros días en Portugal fue informático. En el equipo trabajaba con un ordenador que ya no tengo, y el programa con el que hago los cortes lo hice con mi PC, que no tiene la capacidad suficiente para moverlo bien, con lo que un trabajo que antes me llevaba quince minutos pasó a llevarme hora y media. 
Y ello con un volumen de trabajo tremendo. En el Leyma tenía cuatro o cinco días para estudiar a un equipo, aquí tuve que estudiar a seis, y en cada uno de ellos veintipico jugadores, porque hasta menos de una semana antes de empezar el Mundial no daban el ‘roster’ definitivo. Nosotros mismos tuvimos veinticinco en la concentración, hasta llegar a Japón, donde jugamos dos amistoso, con quince.

Nos situamos en Manila. 
Fue tremendo. Un espectáculo brutal. Hasta nuestro jugador NBA (Bruno Fernando) flipó con la pantalla del pabellón: “En la NBA no es tan grande y está en el medio”. Dos pantallones de lado a lado de la grada. No tenía yo esa idea de los pabellones de Filipinas, aunque hay mucha afición y pagan muchísimo. Ahora me doy cuenta de que por qué muy buenos jugadores de los que me llegaban vídeos estaban en Japón o en Filipinas. En Japón hay americanos que juegan en segunda o tercera división que cobran más que los buenos de ACB. Es impresionante.

No he firmado nada, pero en teoría quieren que siga para el Preolímpico

Primer plato, Italia. 
Lo tuvimos ahí con ellos y con República Dominicana. Nuestro problema fue que podíamos competir con todos pero sólo a nivel defensivo. En tiro hemos sido el de peor porcentaje en triples. Tuvimos opciones. Pozzecco, el entrenador de Italia, felicitó a Pep por el partido que hicimos. Todos los equipos tienen al menos un gran tirador; nuestro alero titular juega en la segunda división portuguesa. Nos nutrimos con jugadores de muy poquito bagaje en la élite. Nuestros importantes están en Angola y realmente sólo tienen dos partidos competitivos al año; ganan todos de 30 ó 40, salvo cuando se enfrentanal otro equipo fuerte. Estar en el Mundial fue un mérito enorme.
 

Le ganasteis a la Filipinas de un destacado NBA, Jordan Clarkson. 
En el último partido, contra China, metió 23 puntos en cuatro minutos. Ganó el partido. Una locura. Brutal.

En este punto, Charlie refirió las críticas recibidas por Pep Clarós por cuestionar el sistema de nacionalizaciones que permite la FIBA. “No hace falta tener antepasados de tal o cual país. Les pagan una barbaridad y ya está. Y eso perjudica a federaciones con menos medios, como es la de Angola. No ayuda nada”.

Pudimos competir con todos los de nuestro grupo, pero sólo a nivel defensivo

Comparando con el baloncesto español, ¿en qué nivel estaría la selección de Angola que jugó el Mundial? 
A lo mejor al nivel de uno de los equipos punteros del LEB Oro. Un Andorra de este año. Salvo nuestro Bruno (Fernando), el base, Childe (Dundao) y el pívot Jilson (Bango), un chico joven por el que ya se han interesado equipos de ACB, no teníamos jugadores de primer nivel.

Equipos como Francia, con mimbres de primer nivel, tampoco pasó de la primera fase. 
Creo que el problema de Francia es que estuvo mes y pico entrenando con sólo los 12 jugadores del Mundial. Llegas un poco estresado. Nosotros, medio mes antes aún teníamos 19 jugadores. Los pocos que sabían que iban a ir fijo pueden relajarse, pero mantienes en tensión a los que se lo tienen que ganar en la fase de preparación. Y, ojo, que no soy nadie para rebatir a un entrenador como el francés.

La diferencia con la LEB Oro es abismal, sobre todo en el físico global del equipo

Aunque el nivel de LEB Oro es notable, la diferencia debe de ser muy grande. ¿Dónde se nota más?
Es abismal. Sobre todo en el físico global del equipo. A mí me impactó mucho Italia, con NBA y jugadores ‘top’ en Euroliga. No tanto Dominicana, porque no comparto la forma de jugar de  (Karl-Anthony) Towns. Es más, nuestra estrategia fue intentar que jugase mucho, porque el equipo jugaba peor con él. Pero tuvimos la mala suerte de que a los tres o cuatro minutos se cargó con tres faltas. Lo sentaron, salió, y cometió pronto la cuarta. Lo teníamos muy bien ‘scouteado’ y nos hizo daño que jugase poco ese partido.  

continuará...