Carlos Sainz fue el gran favorito de los miles de aficionados -38.0000 según la Guardia Urbana- que asistieron al 'Road Show', la exhibición de Fórmula Uno celebrada de este miércoles en el centro de Barcelona, y aseguró a sus seguidores que su objetivo es "ganar el domingo" en el Gran Premio de España 2024 en Montmeló.
"Qué gusto ver a tantos fans de la F1, espero que estén apoyándonos el domingo. Después de la victoria en Australia, nada me haría más ilusión que ganar en casa", compartió en declaraciones a 3Cat el piloto madrileño de Ferrari.
Antes de afrontar ese desafío, Sainz regaló un espectáculo en un monoplaza de la escudería italiana que, pese a no ser el de competición, hizo vibrar a los miles de aficionados del motor -locales e internacionales- que se acercaron a las calles más emblemáticas de la capital catalana.
El recorrido comenzó en la ronda Universitat, donde los coches arrancaron desde los garajes, para dirigirse hacia el norte, por el paseo de Gràcia, y terminar su itinerario en la Casa Batlló, donde le esperaba un tribuna con autoridades como el presidente y Consejero Delegado de la Fórmula Uno, Stefano Domenicali.
Desde una gran pantalla ubicada en la zona de aficionados instalada en plaza Cataluña, el 'Fan Village', seguidores equipados con camisetas de sus escuderías favoritas estallaron de emoción al ver al piloto madrileño entrar en su monoplaza.
Mientras tanto, miles de barceloneses y turistas apiñados tras las vallas e incluso subidos en los quioscos del céntrico paseo cubrían el recorrido del 'Road Show', movidos por esta oportunidad única de vivir el automovilismo a escasos metros y en un entorno inédito hasta el momento.
Por suerte para muchos, las nubes apaciguaron el calor asfixiante que reinaba en el centro de Barcelona en las horas previas al inicio de la exhibición, una jornada que algunos previeron con gorras -sobre todo de Ferrari y de Aston Martin- en sus cabezas.
Los más fanáticos esperaban desde las 11:00 horas de la mañana, aguardando con sillas de camping, para ver desde primera fila a sus ídolos, entre los que también se encontraba Pedro de la Rosa, expiloto y ahora embajador de Aston Martin.
De hecho, él mismo fue quien dio el pistoletazo de salida a la exhibición, poniendo a prueba el asfaltado del paseo de Gràcia y saludando a la gente que se acercó a ver el espectáculo.
Por su parte, el aranés Mari Boya y el sabadellense Pepe Martí, ambos de F3, aportaron el sello local a la cita, manchada en un corto período de tiempo por una ligera lluvia que apenas duró cinco minutos y que llevó a algunos de los presentes a resguardarse en las carpas instaladas en plaza Cataluña.
Sin embargo, el cielo quedó despejado en el momento clave, hacia las 18:30 horas, cuando todos los móviles se alzaron para grabar la aparición de Carlos Sainz, ganador del Gran Premio de Australia de este año.
Quemando sus ruedas delanteras y aprovechando la humedad del asfalto para voltear su coche repetidamente para el gozo del público, el madrileño se convirtió en el héroe de la jornada y se entregó a su gente, emocionado por las muestras de apoyo, en un momento crucial de su carrera deportiva.
Y es que al piloto de F1 le queda lo que resta de temporada en Ferrari, donde ocupará su vacante el británico Lewis Hamilton a la espera de que se sepa cuál será su futura escudería.
Gane o no el domingo, Sainz se llevará el recuerdo de esta jornada inusual para la memoria, recibiendo el cariño de sus seguidores, locales o no, y cogiendo fuerzas para encarar un cambio de etapa en el que buscará mantenerse en la élite del automovilismo.