El doble campeón del mundo español Fernando Alonso, que sorprendió de forma superlativa al acabar tercero, con 41 años, su primera carrera con Aston Martin, en Baréin, se ha convertido en el gran animador del Mundial de Fórmula Uno. Un certamen que se reanuda este fin de semana en Yeda, sede del Gran Premio de Arabia Saudí. El segundo del año.
El neerlandés Max Verstappen, de 25, que aspira ganar un tercer Mundial seguido, comenzó con buen pie la defensa del título y en Baréin lideró, justo delante de su compañero mexicano Sergio Pérez, un nuevo 'doblete' de Red Bull. La austriaca es la escudería a batir, después de que el año pasado pusiese fin a la mejor racha de la historia, la de Mercedes: ganadora de los anteriores ocho Mundiales de constructores.
Alonso, que ya había sorprendido en los test de pretemporada -asimismo en Baréin-, completó un fin de semana sobresaliente en el que, después de marcar el mejor tiempo en los entrenamientos del viernes, confirmó el buen momento de Aston Martin con un quinto puesto en parrilla; que en carrera transformó en su podio número 99 en la categoría reina. Un año y tres meses después del 98. Y el tercero desde 2014.
El doble campeón mundial asturiano (2005 y 2006), con 32 victorias en la F1 -la primera hace casi veinte años y la última hace casi diez- causó la gran sensación del arranque de curso, con el séptimo coche del año pasado. Con su nuevo AM23 le arrebató, en el tramo final de la prueba, el tercer puesto a su compatriota Carlos Sainz (Ferrari), cuarto hace dos domingos en Sakhir.
La 'Scuderia' estrenó jefe de equipo, el francés Federic Vasseur -en sustitución del ítalo-suizo Mattia Binotto-, pero el fantasma del año pasado sobrevoló el desierto de Baréin; y, cuando rodaba tercero, el monegasco Charles Leclerc se tuvo que retirar por un problema de fiabilidad. El miércoles, el equipo de Maranello anunció que Leclerc -que se quedó sin potencia en una pista en la que el año pasado encabezó un 'doblete' Ferrari- ya había cambiado la centralita de su SF23 antes de la carrera; por lo que, al tener que repetir operación, el piloto del principado de la Costa Azul superó el tope de dos sustituciones y penalizará con diez puestos en parrilla. En la segunda de las 23 carreras del Mundial.
Algo de lo que podrá aprovecharse su compañero madrileño, que el año pasado festejó, en Silverstone (Gran Bretaña) su primera victoria en la F1; en la que en Yeda buscará -como poco- su decimosexto podio.
Pero el hombre que ha vuelto loca la categoría reina ha sido, una vez más, Alonso, que reconfirmó lo que había declarado en una entrevista con la Agencia Efe en Austria y en 2021, el año de su regreso a la F1 -tras dos fuera de ella, en los que ganó, entre otros y con Toyota, el Mundial de Resistencia (WEC) y (dos veces) las 24 Horas de Le Mans-: que "lo importante en el automovilismo no es la edad, sino el cronómetro".
Alonso, que admite estar contento con su nuevo monoplaza, quiso rebajar la euforia e instó a mantener "los pies en el suelo". "El coche causó muy buenas sensaciones y disfrutamos del fin de semana al conseguir nuestro primer podio del año en Baréin. Pero ahora estamos centrados en este fin de semana y en Yeda", comentó el genial piloto asturiano con miras al Gran Premio de Arabia.
"Siendo realistas, creo que no será hasta después de Australia cuando sepamos mejor cuál es el rendimiento general, después de tres carreras muy distintas y en circuitos diferentes: Baréin, Arabia Saudí y Australia", apuntó Alonso antes de afrontar la segunda prueba de la temporada. Un Gran Premio que se disputará en una pista de 6.174 metros -la segunda más larga después de Spa-Francorchamps (Bélgica)- y 27 curvas; a la que el domingo está previsto dar 50 vueltas para cubrir un recorrido de 308 kilómetros y medio.
Fernando quiere rebajar las expectativas, pero que el Aston Martin va bien lo confirmó su nuevo compañero, el canadiense Lance Stroll, que, recuperándose aún de las heridas provocadas por un accidente mientras se entrenaba en bicicleta que no le permitieron estar en los test de pretemporada, acabó sexto en Sakhir. Por detrás del siete veces campeón mundial Lewis Hamilton -quinto hace dos domingos- y por delante del otro Mercedes, el del también inglés George Russell, séptimo en Baréin.
Pero de entre todos los coches con motor Mercedes, el primero en atravesar la meta fue el del astro astur, de nuevo centro de atención en Yeda, a orillas del Mar Rojo. Donde se rodará con neumáticos de compuestos de la gama media: los C2 (duros, reconocibles por la raya blanca), C3 (medios, raya amarilla) y C4 (blandos, roja).
El Mundial llega al circuito urbano más rápido del campeonato, en el que se esperan notables cambios de temperatura: el primer y el tercer entrenamiento libre serán en horario de tarde; mientras que se disputarán de noche el segundo ensayo, la calificación y la carrera. En la que, sobre el papel, se prevé una sola parada; pero en la que hay que contar con la entrada del coche de seguridad.
El Gran Premio de Arabia Saudí, cuyos entrenamientos arrancan este viernes alcanza este fin de semana su tercera edición. En el debut, hace dos años, se impuso Hamilton; poniendo al rojo vivo, en la penúltima prueba, un Mundial que no se resolvió hasta la última vuelta de la última carrera a favor de Verstappen.
'Mad Max' ganó el año pasado, por delante de los dos Ferrari de Leclerc y Sainz, una carrera que 'Checo' -que cuenta cuatro victorias y 27 podios en la F1- afrontó desde la 'pole'. Su hasta ahora única. Antes de acabar, víctima del infortunio, en cuarta posición.
"Tengo ganas de correr de nuevo en este circuito después de la 'pole' que logré en 2022", manifestó el piloto de Guadalajara (Jalisco) antes de viajar a Yeda. "Tuve muy mala suerte el año pasado, por el momento en el que entró en pista el coche de seguridad, cuando estaba liderando la carrera; así que ojalá esta vez me toque ganar", añadió 'Checo' con miras al Gran Premio de Arabia Saudí. Cuya calificación se disputará el sábado -horas después del último ensayo-, para ordenar la formación de salida de la carrera dominical.