Álex Rins, un piloto con Estrella: "Cada vez que me subo a una moto las sensaciones son mejores"
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Álex Rins, un piloto con Estrella: "Cada vez que me subo a una moto las sensaciones son mejores"

Álex Rins, un piloto con Estrella: "Cada vez que me subo a una moto las sensaciones son mejores"
El piloto barcelonés de MotoGP brinda con una Estrella Galicia 0'0 en la sala de calderas de MEGA | Pedro Puig

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Álex Rins Navarro (Barcelona, 8 de diciembre del 1995) parece uno más en la barra del MEGA. Llama la atención por el caos de sus rizos, pero cuando empieza a hablar se revela como un tío tranquilo y pausado, con el poso que le dan sus doce temporadas en el Mundial de motociclismo, los últimos siete en MotoGP, y todos al lado de su patrocinador, Estrella Galicia 0’0.

 

Álex parece en paz consigo mismo. Quién lo diría después de dos años convulsos: al adiós del equipo Suzuki –su casa desde 2017 hasta 2022 en la categoría reina– le siguieron tres operaciones por una doble fractura de tibia y peroné tras la fea caída que sufrió el 10 de junio en la carrera sprint del Gran Premio de Italia.

 

“Este 2023 ha sido muy curioso, con una de las lesiones más grandes que he tenido en mi vida. Estamos saliendo de ella y afrontamos un 2024 con muchos retos, un cambio de equipo y muchas ganas de empezar este nuevo proyecto”, resume Rins, que cambiará el equipo satélite Honda LCR por la moto oficial de Yamaha.

 

“Mi mánager y yo estuvimos en contacto con Yamaha desde el cierre de Suzuki hasta que recibimos la oferta. Cuando estás en un equipo satélite, el segundo de la marca, y te viene un equipo oficial es muy difícil de rechazar. Fue muy curioso porque firmamos el contrato en un hospital de Madrid, justo antes de ser operado”, recuerda el piloto barcelonés.

 

Volver a empezar

 

Fue una de las tres operaciones a las que se sometió Álex este año, que sólo compitió en 10 de los 20 Grandes Premios del calendario. “He pasado mucho tiempo parado en casa, sentado en el sofá, mirando las carreras desde la tele y se me ha hecho duro, pero si en una cosa he mejorado es en la paciencia”, reconoce.

 

Rins volvió a subirse a una moto en octubre para competir en los circuitos de Motegi, Pertamina y Philip Island –sólo terminó el Gran Premio de Indonesia–, pero volvió a parar antes de reaparecer definitivamente en Cheste (Valencia), la última cita del año. “Cada vez que me subo a una MotoGP las sensaciones son mejores y más parecidas a las que tenía antes (de la lesión)”, celebra.

 

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Rins, durante la charla con los medios de comunicación en las instalaciones de MEGA | Pedro Puig

 

Dos días después del Gran Premio de la Comunitat Valenciana, el piloto probó la Yamaha, su tercera moto desde que subió a la categoría reina: “Sentí menos dolor, cuando podía haber sido al revés. Cuando te subes a una moto nueva hay mucha diferencia en la electrónica, la gestión del motor... Y en el equipo, por el hecho de trabajar con gente totalmente nueva”, desvela Álex, que ha reclutado para Yamaha un ingeniero telemétrico que tenía en Suzuki: “Me ayuda a sentirme más cómodo porque sabe cómo trabajo”, añade.

 

¿Tiene Yamaha opciones de luchar por el título Mundial en 2024? “Es muy temprano para responder esto. Si me hicieran esa misma pregunta en  el tercer o cuarto año de mi etapa en Suzuki (2017-22) podría responder con más claridad, pero con una moto nueva y que está mejorando, es muy difícil”, arguye Rins, que ve a las Ducati un paso por encima en la parrilla del Mundial.

 

Las Ducati y un nuevo compañero

 

“Creo que se repetirá un poco lo que ha sucedido este año. Hay ocho Ducatis en parrilla, con pilotos muy fuertes como Pecco (Bagnaia), (Jorge) Martín, (Marco) Bezzecchi... Nosotros trabajaremos para dar un paso hacia delante, tanto Yamaha como Honda, que ya demostró un pequeño saltito, pero intentaremos luchar para estar lo más adelante posible”, avisó el piloto catalán.

 

Álex compartirá box el próximo año con el francés Fabio Quartararo, campeón mundial de MotoGP en 2021. “Es un piloto con muchísimo talento, muy fino y con ese punto de agresividad en la frenada. Nos conocemos desde hace años y somos vecinos en Andorra, de mi casa a la suya hay 100 o 200 metros. Después de tantos años en Yamaha se ha hecho una moto hacia él. Creo que podemos hacer una pareja muy fuerte”, detalla.

 

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El piloto barcelonés, posa delante de la barra del museo MEGA | Pedro Puig

 

Quartararo formó parte del Team Estrella Galicia 0’0 en el año de su debut en el Mundial de Moto3, el mismo que Rins subió a Moto2 después de tres temporadas con el equipo cervecero. El catalán mantiene su vínculo con la marca coruñesa desde 2012: “Estuvieron conmigo en cada saltito que hemos dado, desde Moto3 a Moto2 y desde Moto2 a MotoGP. Vamos de la mano y es muy bueno que la gente confíe en ti y esté a tu lado, tanto en momentos buenos, cuando hemos conseguido tantas victorias, como en otros no tan buenos”, agradece.

 

Álex disfrutó de las instalaciones de MEGA junto a su mujer: “Nos ha parecido increíble toda la historia que hay detrás de una caña o un botellín de cerveza. Es espectacular”. Recibido por la lluvia y el frío, el piloto de MotoGP no pudo pasear como le hubiese gustado por A Coruña, pero se mostró encantado con la gastronomía local: “No hemos tenido el tiempo suficiente para visitar la ciudad, pero se come bien. Aún siendo vegetariano, hacéis una tortilla de patatas muy buena (ríe)”.

 

Salud mental, paternidad y sacrificios

Álex Rins asume con naturalidad la presencia de una psicóloga deportiva para tratar los temas más delicados, como el cierre de Suzuki o la inactivad por una grave lesión: “Están mi nutricionista, mi fisio, mi entrenador y, desde 2017, mi psicóloga deportiva, que me ayuda a gestionar estos temas. Es una pieza más”, reconoce.

 

El piloto de 28 años tiene un hijo de dos (Lucas), al que ve menos de lo que le gustaría: “Se le echa de menos durante los fines de semana de carrera, cada vez más porque va creciendo e interactúa más, pero la leyenda de que si tienes un hijo vas un segundo más lento no la he experimentado (ríe)”.

 

No sólo el tiempo con la familia se reduce para un deportista de élite, que tiene que hacer muchos sacrificios personales: “Desde febrero a noviembre estamos como mucho una semana sin subirnos a la moto y en vacaciones hay mucho trabajo detrás: gimnasio, preparación, entrenos... Al final sacrificas mucho tiempo de tu vida personal”, lamenta.

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