Doce años después de romper todas las barreras en los Mundiales, tocando el cielo futbolístico en Sudáfrica 2010, la estrella que luce en el pecho España ya no pesa. Alejada del foco del favoritismo, con una generación que hizo el relevo con aquellos que no digirieron bien la responsabilidad de estar a la altura de la herencia. Con el descaro de jóvenes perlas, encabezadas por Pedri, que juegan en la élite como en el barrio. La selección liderada por Luis Enrique se estrena ante Costa Rica.
Alejada del terremoto que acompañó su entrada en escena en el último Mundial, en Rusia 2018, cuando el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales decidió prescindir del seleccionador, Julen Lopetegui, por el anuncio de su acuerdo con el Real Madrid. En el polo opuesto, nada descentró a la selección española en la antesala de una gran oportunidad. Ni la sospecha de la duda que planea sobre la imprevisible figura de Luis Enrique Martínez en torno a su futuro. Centrado en el presente. En un gran reto que encara con una selección convertida en equipo. Con un grupo de jugadores que creen de forma ciega en su manual.
Acapara el protagonismo Luis Enrique para proteger a una joven selección, la tercera con menor edad en Qatar 2022 con 25,3 años de media. Con apenas cuatro jugadores que permanecen desde el último Mundial y un solo representante de aquellos que hicieron historia en Johannesburgo, el capitán Sergio Busquets, que igualará las cuatro Copas del Mundo disputadas por Sergio Ramos y Andrés Iniesta.
Capitán ‘Busi’, jefe en el vestuario, la voz de la experiencia para jugadores tan jóvenes, pero que da un paso a un lado para ceder liderazgo al seleccionador. Con sus directos como ‘streamer’ y su personalidad ha desviado el foco para liberar de presión a un grupo sin experiencia. Ni un incendio que apagar. Máxima calma dentro antes del estreno. Con el dolor de perder a Gayá a pocos días de la cita por un esguince de tobillo que provocó el cambio por Alejandro Balde.
Salvo la conquista de 2010, los Mundiales presentan un mayor número de decepciones que de satisfacciones para España. Las recientes tan dolorosas como el final del ciclo de mayor gloria, con dos Eurocopas consecutivas, con un sonoro batacazo en Brasil 2014, sin ser capaz de superar la fase de grupos, y cayendo con impotencia en octavos de Rusia 2018, ante la anfitriona.
La cita de Doha representa un nuevo inicio en el panorama mundial. La oportunidad de asentar las buenas sensaciones de la Eurocopa 2020 disputada en el verano de 2021. La competición que convirtió a Pedri en referente siendo un niño, líder natural por su juego. A puertas de la final de nuevo por una maldita tanda final ante Italia, posterior campeona.
España se presenta en Qatar con ilusiones renovadas y la intención de ganar contundencia en las áreas para ser candidata al título. La endeblez defensiva, en el foco.
Las dudas por despejar de la Roja radicarán en su ataque. Recupera a tiempo a su único ‘9’ puro en el torneo, Morata.
Con máximo respeto a un rival que emprendió una nueva etapa con la llegada del experimentado técnico Luis Fernando Suárez. En la que será la sexta presencia de Costa Rica en un Mundial, con su techo en los cuartos de final firmados en Brasil 2014.