El Celta de Vigo sobrevivió este jueves al acoso del Deportivo Alavés (1-1) para sumar un punto en Balaídos, de donde se fue sin disparar entre los tres palos, celebrando el empate y asumiendo que, salvo un cambio brusco, volverá a vivir una temporada traumática.
El conjunto de Rafa Benítez consiguió su primer punto y su primer tanto en Balaídos esta temporada, y el Alavés también estrenó su casillero en ambas facetas fuera de Mendizorroza. Las tablas al final fueron demasiado premio para el bloque vigués.
El Alavés, que reclamó un penalti de Renato Tapia a Luis Rioja en la última jugada del choque, fue mejor que un Celta que se mostró como un equipo discontinuo. El sistema de tres centrales no funcionó esta vez. Rafa Benítez pecó de conservadurismo, y los suyos solo generaron peligro cuando Iago Aspas entró en juego, pero siempre muy lejos del área.
El rol del cuatro veces ganador del Trofeo Zarra ha cambiado esta temporada. Aspas ha dejado de ser un goleador para convertirse en el creador de juego que necesita su equipo tras perder en los últimos tiempos a Brais Méndez, Denis Suárez y Gabri Veiga. El Celta tiene un serio problema ahí porque la dependencia goleadora de Aspas sigue siendo mayúscula.
El Deportivo Alavés, que disfrutó de las mejores ocasiones, mereció la victoria en Balaídos. Fue víctima de un monumental error del central Rafa Marín y de las paradas de Iván Villar, otra vez el mejor de los celestes.
El duelo ya pudo tener otro guión si el joven Samu Omorodion, cedido por el Atlético de Madrid en el conjunto vitoriano, no hubiera desaprovechado el regalo del central sueco Starfelt nada más arrancar el partido. En el mano a mano, muy forzado por el marcaje de Unai Núñez, remató demasiado cruzado e Iván Villar despejó su tiro.
Cierto es que Óscar Mingueza también pudo adelantar al Celta poco después, tras una gran apertura de Aspas para Jonathan Bamba que cedió atrás para que el lateral rematase pegado al poste. Pero poco más hubo del equipo vigués en ataque. El debate sobre el sistema
El Celta tuvo más el balón, pero siempre lejos del área rival. El Alavés amenazó de nuevo con un tiro que quitó bajo palos Mingueza, antes de que el central Rafa Marín, al intentar ceder el balón a su portero Sivera, permitiera al celtismo celebrar el primer gol de su equipo en Balaídos.
El gol en propia puerta no cambió nada. El Alavés siguió siendo mejor, y al filo del descanso pudo empatar pero Iván Villar volvió a lucirse con una gran mano abajo al cabezazo de Abde.
En la segunda parte el Celta se desinfló totalmente. El Alavés salió a dominar y el Celta se encogió para conservar el 1-0. Hagi, con un lanzamiento directo desde el borde del área, probó los reflejos del portero gallego. El desplome celeste fue considerable. Benítez refrescó su once con la entrada de Carles Pérez, Tapia y Dotor. De poco sirvió.
Su equipo había desaparecido del partido. Y a eso se unió una rigurosa segunda tarjeta amarilla al internacional estadounidense Luca de la Torre que dejó al Celta con diez.
A partir de ahí, el dominio del Alavés fue insultante. Cinco minutos después, Samu enmendó su error inicial para igualar el choque, tras un buen centro de Javi López. El miedo se apoderó del Celta. Renunció por completo al ataque, y respiró cuando Starfelt evitó bajo la misma línea de gol el segundo tanto del Alavés y el colegiado, en el último suspiro, no señaló penalti de Tapia a Rioja pese a las protestas visitantes.