Setenta y dos horas después de la exhibición en Liga de la Real Sociedad en Balaídos, el Celta busca venganza en los cuartos de la Copa del Rey, la competición que más ilusiona en el celtismo, que prepara un recibimiento masivo para levantar a un equipo que apenas tuvo respuesta al ciclón donostiarra el pasado sábado.
El equipo de Imanol Alguacil, que se ha quedado en Vigo para preparar el choque de este martes -eliminatoria apartido único-, ha devuelto al Celta a su triste realidad. Los celestes necesitan ofrecer mucho más para regresar a una semifinal de Copa, pero sobre todo para evitar el descenso a Segunda división la temporada de su Centenario.
Esa es la mayor preocupación de la directiva que preside Marian Mouriño, entregada desde la salida de Luis Campos a Rafa Benítez, quien ha reclutado para su misión a dos viejos conocidos suyos, el brasileño Jailson y el lateral Javier Manquillo.
Benítez ya tiene plenos poderes en el Celta pese a la reciente llegada del mexicano Marco Garcés a la dirección deportiva. De momento, los únicos dos refuerzos son apuestas del técnico madrileño, en quien los dirigentes siguen manteniendo una fe ciega pese a su preocupante dinámica liguera con la plantilla más cara de los últimos años.
Pero la Copa es otra historia. Con su segunda unidad, el Celta viene de noquear al Valencia en Mestalla. Ahora le espera otro desafío mayúsculo, con la duda de si Benítez repite con los menos habituales o se la juega con Aspas y compañía.
Todo hace pensar que su equipo saldrá con tres centrales en la línea defensiva. Así le fue bien en Anoeta y así sujetó mejor a los atacantes de la Real Sociedad el pasado sábado. Defender y contragolpear son las señas de identidad de los equipos de Benítez.
No es lo que más gusta en Vigo, pero el premio de las semifinales es tan grande que el celtismo lo aprobará si su equipo derrota al equipo de su excanterano Brais Méndez, decisivo el otro día con un golazo que decidió el choque.
Si alguna vez fuiste feliz en algún lugar, tu deber moral es volver para constatarlo, y la Real Sociedad es un equipo que en los últimos años está siendo muy feliz en Balaídos por distintos motivos, entre ellos la clasificación ‘in extremis’ a Liga Europa del 2017.
El conjunto txuri urdin llega a este encuentro con la moral alta, tras dos victorias consecutivas fuera de casa: El Sadar en Copa y precisamente Balaídos, aunque en Liga. Los de Imanol Alguacil tendrán que repetir la victoria del fin de semana si quieren verse cerca de una nueva final copera.
La empresa no será nada fácil desde luego, y es que a una plantilla ya mermada de por sí de bajas, se le suma ahora la de Aihen Muñoz. El de Etxauri tuvo que pedir inmediatamente el cambio tras sentir que algo no estaba bien en su rodilla izquierda.
Tras las pruebas realizadas en San Sebastián, se confirmó la rotura del ligamento cruzado anterior, otro contratiempo para el técnico realista que se queda solo con Kieran Tierney en el lateral izquierdo, además del central zurdo Jon Pacheco a modo de parche.
Parece improbable que Alguacil puede recuperar a alguien para este partido copero, ya que sus declaraciones del pasado viernes no fueron demasiado halagüeñas: “Diría que ninguno de los que no están ahora llegarán al partido de Copa de la semana que viene”, señaló.
No cabe duda de que Balaídos es un lugar feliz para la Real, ya que en las últimas cinco visitas ligueras, el club realista fue capaz de firmar un pleno de victorias, algo que querrá cambiar desde mañana un Celta que deposita en la Copa todas sus ilusiones para su centenario.