El ruso Valeri Karpin está viviendo un auténtico calvario como seleccionador de su país. La exclusión del equipo ruso debido a la intervención militar en Ucrania le ha emparejado con equipos del tercer mundo futbolístico como Kirguistán, Uzbekistán o Irak.
En realidad, Karpin nunca quiso ser seleccionador. Asumió el cargo en julio de 2021 porque no había ningún otro candidato que asumiera ese rol tras el estrepitoso fracaso en la Eurocopa.
Además, tuvo los arrestos suficientes para renovar en medio del conflicto hasta 2024, aunque ya es seguro que Rusia no podrá disputar la Eurocopa de Alemania.
Karpin, de 54 años, tuvo una brillante carrera como futbolista, principalmente, en el Spartak, el Celta, donde fue incluido en el once histórico del club gallego, y la selección rusa.
Mientras, como entrenador dirigió al equipo moscovita, al Mallorca durante menos de una temporada y al Rostov, cargo que compagina con la selección.
Karpin empezó con buen pie la fase de clasificación para el Mundial y los rusos llegaron al último
partido con muchas opciones de lograr directamente el billete para Catar.
Con todo, un gol en propia puerta en los minutos finales del último partido ante Croacia les condenó a la repesca mundialista, que nunca llegaron a disputar debido a la sanción de la UEFA.
Quién sabe lo que hubiera pasado si los rusos hubieran logrado la clasificación directa para la Copa Mundial.
El caso es que desde entonces todo ha ido de mal en peor. Rusia estuvo sin jugar un partido oficial desde noviembre de 2021 a septiembre de 2022.
Ante la dificultad de encontrar rivales -los futbolistas bosnios se opusieron tras el visto bueno de su federación-, los rusos tuvieron que jugar en lugares como Kirguistán (1-2), Kirguistán (0-0), Uzbekistán (0-0) e Irán (1-1).
Los rusos no pudieron disputar un partido amistoso en casa hasta este domingo en San Petersburgo, donde derrotaron con bastantes dificultades a la modesta Irak (2-0).
Pese a la complicada situación política, Karpin ha sido objeto de no pocas críticas, tanto por los malos resultados ante equipos desconocidos, como por el pobre juego demostrado y la falta de un esquema y un once fijo.
Karpin se escuda en que ahora es cuanto se deben hacer probaturas, ya que el equipo nacional necesita dar oportunidades a jóvenes promesas como Serguéi Piniáev, que se convirtió el domingo en el debutante más joven en la historia de la selección rusa con apenas 18 años y cuatro meses.
El delantero del Lokomotiv no sólo estableció un récord histórico, sino que marcó el segundo gol del encuentro, un tanto de bella factura.
Ante las críticas, fiel a su estilo, Karpin puso, retóricamente hablando, el cargo a disposición de la Unión de Fútbol de Rusia durante la rueda de prensa previa al partido ante Irak.
Esas declaraciones indignaron al ministro de Deportes, Oleg Matitsin, justo cuando Rusia se juega la participación en los Juegos Olímpicos de París.
"Expresar indiferencia en el deporte es un camino que no lleva ninguna parte. Por eso, hay que decidirse: estás con nosotros, con el equipo, con los aficionados, con Rusia, o vas por libre", dijo.
No todos compartieron sus críticas, especialmente la prensa deportiva, pero el daño ya estaba hecho.
Karpin, al igual que la gran mayoría de internacionales rusos, nunca apoyó públicamente la conocida como "operación militar especial" en Ucrania.
De hecho, en los primeros meses de combates abogó por el pronto fin de la contienda y el sufrimiento de los civiles en el vecino país. Desde entonces, ha preferido guardar silencio, consciente de que en el cargo de seleccionador no hay lugar para la disidencia con el Kremlin.
Tampoco se mostró muy entusiasmado con la posibilidad de que Rusia abandone la UEFA en favor de Asia, a lo que se oponen la mayoría de futbolistas profesionales y también la prensa deportiva.
Aunque nació en Estonia, Karpin no obtuvo ese pasaporte hasta 2003 y siempre defendió los colores de la selección rusa de 1992 a 2003.
El futuro de Karpin, un gran admirador del fútbol español, está estrechamente relacionado con la continuación de las hostilidades en Ucrania y la correspondiente sanción de la UEFA y la FIFA al fútbol ruso.
Si el equipo eslavo no puede disputar tampoco el Mundial de EEUU, México y Canadá 2026 debido a la campaña militar, es posible que el calvario de Karpin continúe.