El volumen de la megafonía de Riazor: “Es molesto, pero no perjudicial”
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El volumen de la megafonía de Riazor: “Es molesto, pero no perjudicial”

El volumen de la megafonía de Riazor: “Es molesto, pero no perjudicial”
Los jugadores del Deportivo celebran un gol en un partido del curso 2023-24 ante el Tarazona en el estadio de Riazor | Foto: Quintana

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El estadio de Riazor despidió la temporada 2023-24 el pasado 29 de mayo con la celebración del partido de ida de la Final de Campeones de Primera Federación entre el Deportivo y el Castellón. Un total de 16.176 espectadores, un número considerablemente más bajo que la media del resto de la campaña, acudieron al encuentro ante el cuadro castellonense para cerrar un curso con el tercer mejor promedio de asistencia (23.020) desde 2005, cuando el club coruñés inició el registro de estos datos. Miles de aficionados visitan en cada jornada el templo blanquiazul para apoyar al Deportivo y formar parte de una fiesta que, para algunos de ellos, puede resultar molesta en términos auditivos debido al elevado volumen de la megafonía. Este diario realizó una medición de la intensidad del ruido durante varios momentos del mencionado choque entre el Deportivo y el Castellón y consultó con varios expertos los resultados para determinar hasta qué punto los aficionados se pueden sentir afectados por el nivel de decibelios existente en el estadio.


El anuncio de la alineación del Deportivo, efectuado por el ‘speaker’ Sergio Tomé acompañado por el tema instrumental ‘Sirius’ del grupo británico The Alan Parsons Project, fue el momento de mayor intensidad de sonido. Con una media de 86,7 decibelios durante la enumeración de los jugadores titulares, el pico de decibelios se produjo en el momento de la pronunciación del nombre de Davo, llegando hasta los 95,3 decibelios. Los nombres de Villares, Lucas Pérez y Mella también provocaron la superación de los 90 decibelios, aunque es necesario tener en cuenta que, además de la voz del ‘speaker’, también influye en estas mediciones las diferentes subidas y bajadas de la propia canción y el clamor del público, considerablemente inferior a otros encuentros debido a la baja asistencia –en compromisos anteriores se había superado la cifra de 30.000 espectadores–.


Por otro lado, la canción ‘Stamp On The Ground’ de ItaloBrothers, de sobra conocida por la afición herculina, también provocó niveles de sonido superiores a los 90 decibelios (91) justo antes del comienzo del partido. Ya en el descanso y al término del encuentro, la música no sobrepasó esa barrera salvo en momentos puntuales.


Esos niveles son similares al ruido que puede hacer una motosierra, el ruido de camión, un cortacésped... Un jardinero u otro trabajador que trabaje con ruidos de este nivel le recomiendan usar tapones. Pero no es lo mismo que sea algo puntual que estar trabajando con ruido durante ocho horas”, reconoce Miguel Mouriño, audioprotesista de la clínica Adrián Salgado.

 

Entiendo que les moleste, es un poco una tortura, aunque es algo puntual


Laura Escalante Pérez, audioprotesista y experta en Audiología por la Universidad de Salamanca, también se expresa en la misma línea: “Es algo muy puntual. Quizá la gente que más se queja es la gente que está sentada más cerca de los altavoces. En ese sentido, sí que entiendo que les moleste. Es un nivel alto. Es normal que se quejen, es un poco una tortura. Aunque por otro lado es algo puntual”. Los 95 decibelios captados durante el anuncio de la alineación en el Deportivo-Castellón todavía no alcanzan los que se pueden percibir en “una discoteca en la que ya te retumba el sonido, que está alrededor de los 100 decibelios”, cuenta Laura Escalante, que añade que “es un nivel al que ya cuesta mucho hablar con otra persona”.


Asimismo, Pablo Miguélez, técnico en prevención de riesgos laborales, explica que “el tema de ruido ambiental en materia laboral está controlado”. “Hay un Real Decreto de ruido que indica que si existe una media de entre 85 y 87 decibelios en una jornada de ocho horas ya es necesaria una protección auditiva porque es una exposición prolongada dañina para el trabajador. Por debajo de eso, puede ser molesto pero no es perjudicial. Respecto al público en general, en eventos deportivos o incluso en conciertos, hay que acudir a la normativa de cada Concello. A Coruña tiene una ordenanza municipal que indica el nivel de ruido máximo dependiendo de las horas del día”, resume.

 

Sin riesgo para la salud

A pesar de la molestia que puede generar a los aficionados, sobre todo de las gradas del anillo superior del estadio, los especialistas coinciden en señalar que el nivel de intensidad acústica que registra en Riazor no es perjudicial. “Cuando estás en una fiesta que supera esos niveles puedes estar perfectamente alrededor de cuatro horas y no es nocivo. Otra cosa es que estés ocho horas al día así, que sí que te va a afectar. No creo que pueda ser perjudicial”, apunta Laura Escalante, mientras que Miguel Mouriño considera que “el cuerpo humano no está diseñado para soportar tantos decibelios de forma constante pero no es el caso”.

 

En el descanso, con el volumen de la música, no puedes tener una conversación

 

Por su parte, Pablo Miguélez, que además de técnico de prevención de riesgos laborales es socio del Deportivo y habitual asistente a Riazor, relata su experiencia en el estadio teniendo en cuenta su experiencia laboral. “La problemática depende del lugar en el que estés en el estadio. No va a pasar nada porque en las alineaciones pase de los 90 decibelios porque es un partido cada 15 días pero sí que es molesto. En el descanso, con el volumen al que está la música, no puedes tener una conversación con las personas que tienes cerca. Por ejemplo, en mi zona del estadio, en la esquina entre Preferencia y Marathón, tenemos cuatro altavoces. Si haces la medición ahí, va a dar más, pero por mi trabajo sé que no me va a pasar nada. No es perjudicial, pero es molesto, por supuesto”, asegura.


Con esta máxima presente, Miguel Mouriño reconoce que únicamente un error técnico podría desencadenar un problema más grave. “Si hay un pico muy fuerte porque hay un fallo o se desajusta algo en la megafonía, eso sí se puede transformar en una pérdida de audición puntual. Ese fenómeno se llama trauma acústico y le suele pasar a gente que dispara como cazadores, por ejemplo. Pero tiene que ser un pico muy alto de volumen”. Por lo tanto, los tres especialistas aconsejan que las personas que puedan sentir molestias auditivas derivadas del volumen de la megafonía acudan al estadio con tapones para los oídos, la solución más barata y sencilla para prevenir cualquier tipo de problema.

 

Otro punto de vista

Por otro lado, Carlos Mouriño, técnico de sonido, arroja luz desde un punto de vista cercano al prisma del Deportivo. “En un evento así hay mucha gente de muchos tipos. Con una media de 80-90 decibelios no pasa nada. Y si lo bajas va a haber gente que proteste porque no escucha. A partir de 90 dB puede ser peligroso si es una exposición prolongada pero no es el caso. Sinceramente creo que es muy subjetivo y muy difícil (ajustar los niveles de sonido) porque son 30.000 personas”, apunta Carlos Mouriño, que añade que “la media de los conciertos está en 105-115 decibelios y es algo constante. En un estadio la gente tiene que saber a dónde va. En la Fórmula 1 ves a niños con cascos y adultos con tapones. Es muy difícil que todo el mundo esté contento pero creo que bajarlo (el volumen) es inviable”. 

 

 

Reivindicación

La música al final del partido tiene que ser un acompañamiento y no el sonido principal

 

Pablo Miguélez, técnico en prevención de riesgos laborales y socio del Deportivo, reivindica que la música no sea la protagonista al término de los partidos disputados en Riazor para que la afición pueda expresar, sin ser opacada por la megafonía, su alegría o su malestar. 


“Poner música está bien pero la gente quiere animar y no que sea una banda sonora dirigida. La música tiene que ser un acompañamiento y no el sonido principal”, comenta el asistente habitual del estadio blanquiazul.


Del mismo modo, Pablo Miguélez defiende la importancia de que la afición sea escuchada, ya que es el principal valor del club coruñés: “A la gente que está a mi alrededor en el estadio le fastidia que no se escuche (al final del partido) a la afición, que es lo más importante en el club y lo que mantiene a flote al Deportivo”.
 

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