Enésima reválida en Riazor. El Deportivo vuelve a casa, donde tradicionalmente ha forjado sus mejores temporadas, pero en el presente ejercicio no acaba de encontrar el camino. Y regresa frente al equipo más en forma de la Segunda División, un Córdoba con la flecha hacia arriba y justo por encima de los blanquiazules en la clasificación.
Pese a los buenos resultados desde la llegada Óscar Gilsanz, al Dépor se le resiste la tranquilidad absoluta. La culpa la tiene, además del déficit como local, la arrancada del reforzado Eldense. Ni siquiera la derrota de los alicantinos ante el Levante, cual Bayern frente al Manchester United en la Champions de 1999, ha servido para mandar a donde amargan los pepinos al fantasma de la Primera RFEF. Ocho puntos no son pocos, y más en una Liga como esta. Aunque conviene no olvidar que el Eldense tiene a su favor el golaveraje particular.
El técnico betanceiro tiene que lidiar con dos únicas bajas, las de Escudero y Gauto. Yeremay y Mfulu, aunque han trabajado a menor ritmo durante los últimos días, serán de la partida. Gilsanz podrá contar con su once de gala. Eso sí, mirando ya a Castalia, hay cuatro componentes de esa alineación tipo apercibidos de sanción. Si Barcia, Ximo, José Ángel o Mario ven hoy una cartulina amarilla no podrán jugar en Castellón.
El Córdoba llega sacando pecho. El equipo de Iván Ania enseña músculo pese a ganar únicamente 7 partidos en toda la primera vuelta, uno de ellos ante el Deportivo, por 2-0 en el Nuevo Arcángel. Por contra, acumula 5 triunfos en las 8 jornadas completadas de la segunda. Y ojo, porque 4 de esos éxitos los ha logrado a domicilio, en Castalia (1-2), Cartagonova (0-1), Heliodoro Rodríguez (2-3) y A Malata (0-1). Además, anteriormente ganó en Oviedo (2-3), lo que eleva su racha a domicilio a cinco victorias.
El buen momento del conjunto cordobés va mucho más allá de haber batido a domicilio a los tres desahuciados. Los andaluces de propiedad bareiní han ganado 8 de sus últimos 12 encuentros. O lo que es lo mismo, han sumado 25 de los últimos 36 puntos en disputa. Estos resultados han catapultado al equipo verdiblanco. De ocupar zona de descenso —era decimonoveno con 17 puntos tras 17 jornadas— a situarse en la zona tranquila de la tabla. Ahora es noveno con 42 puntos, mirando por encima, a tiro de una victoria, al equipo blanquiazul. Precisamente esto multiplica la importancia del choque de hoy.
Un triunfo deportivista serviría para dar caza al rival de hoy y haría buena la victoria en el Tartiere. Los tres puntos colocarían al Dépor con 42 —a solo 8 de esa línea imaginaria que suele delimitar la permanencia— y reafirmarían al equipo en su guarida, donde lleva todo el curso —tanto con Idiakez al mando como con Gilsanz, aquí casi no ha habido las diferencias— sufriendo para sumar. Quizá, quién sabe, los responsables del club tengan que tomar la decisión de jugar con ‘A DÉ Brasil’ en Riazor.
En las filas cordobesas hay varias bajas de importancia. La principal, la del extremo portugués Adilson Mendes, que ante el Granada se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Además, el lateral derecho Carlos Isaac, sancionado.
Después de las dos victorias consecutivas frente a Eibar y Almería, los blanquiazules han vuelto a retomar la cadencia repetida en numerosas ocasiones previamente. En la ‘media Gilsanz’, replicada hasta en cuatro ocasiones, a cada victoria le siguen una derrota y un empate. El Dépor perdió en Elda, empató ante el Huesca y ganó en Oviedo. Así que hoy toca, una vez más, romper la tendencia para poner fin a la penitencia.