La vida les hizo coincidir por primera vez en el filial del Atlético de Madrid. Era 2020. Fue el inicio de la amistad entre Mario Soriano y Josep Calavera que se mantiene. Son 'hermanos', como dice el centrocampista del Deportivo... y rivales. El domingo, solo uno -ojalá que sea Soriano- seguirá adelante en la batalla del ascenso.
Calavera procedía del Castellón, con el que había disputado la primera parte de la temporada en Segunda B. Allí estaba Óscar Cano, que llevó a la entidad levantina al fútbol profesional. En el mercado invernal de la temporada 2019-20, el Atlético le incorporó como refuerzo de su filial, también en la categoría de bronce del fútbol español. El de Cabra del Camp (Tarragona) solo disputó tres partidos en aquel curso marcado por la pandemia y el descenso del Deportivo a Segunda B.
“Mi amistad con Josep Calavera surgió en el Atlético de Madrid cuando él fichó. En ese momento no teníamos una relación tan cercana porque yo estaba en la residencia del Atlético y él vivía en un piso en Las Rozas. En el vestuario me llevé siempre súper bien con él”, recuerda Soriano para este diario sobre el origen de la amistad que les une.
La siguiente campaña, más normal, aunque también condicionada por la pandemia y con un formato peculiar (dos liguillas y playoff), Calavera y Soriano no pudieron evitar el desastre en el Atlético B. Descendieron de categoría. El Deportivo evitó el mal mayor, caer a Segunda Federación, con Rubén de la Barrera, aunque se quedó fuera, a las primeras de cambio, de la lucha por ascender.
Podrían haberse separado ahí sus caminos, pero confluyeron en el Deportivo. Primero llegó Calavera. Después, lo hizo Soriano. “Yo le pregunté por el Depor cuando supe del interés del club por ficharme y, cuando vine, me ayudó a integrarme en el grupo desde el primer día y era quien estaba pendiente de mí. Vivíamos cerca y creamos una amistad de hermanos: hacíamos todo juntos, todos los días nos veíamos, quedábamos para comer o cenar o hacer cosas por la tarde...”, reflexiona el ‘10’ del Deportivo.
En el conjunto coruñés, Calavera tuvo poco protagonismo hasta que Borja le empezó a dar minutos en la segunda vuelta. Soriano también fue de menos a más. Acabó siendo indiscutible y firmó un excepcional final de curso, pero el equipo no logró el ascenso. Ahí, sí, sus caminos se alejaron.
“Ahora seguimos en contacto prácticamente casi todos los días. Durante este año hemos estado hablando de todo, de fútbol, del equipo, de nuestras vidas, de todo en general”, explica Soriano, que en el partido de ida se encontró varias veces con su ‘hermano’ en el césped de Riazor.
“Josep es un 10 como jugador y persona; es súper cercano, alegre...” |
Son jóvenes, pero han pasado unos cuantos años juntos. Mario Soriano, el ‘joker’ del Deportivo, destaca lo buena persona que es el centrocampista del Castellón, aunque el pasado fin de semana tuvieran sus roces en el campo. “Josep es un 10 tanto como jugador como persona. Es súper cercano, siempre intenta ayudar a todos, simpático, alegre... Como futbolista juega muy bien al fútbol, lo entiende súper bien, le sobra calidad, domina bien ambas piernas, tiene visión de juego, intensidad defensiva, colocación... Le admiro mucho por cómo es fuera del campo y dentro”, valora el jugador del Deportivo, que intentará dejar a su ‘hermano’ en el camino para llevar al equipo coruñés a la final del playoff. |