Mucho ha llovido desde que Rubén de la Barrera, a los mandos del Deportivo, se vio las caras con el Pontevedra. En esa ocasión el técnico coruñés, que vivía su primera etapa en el banquillo blanquiazul, salvó un auténtico ‘match-ball’ ante el cuadro granate y evitó el descenso del equipo coruñés a Segunda Federación.

Vayamos atrás en el tiempo. 2021. En ese primer año de una Primera Federación histérica, de dos fases, en que un mal inicio te podía condenar, el cuadro blanquiazul ya había despedido a su primer técnico, con el cese de Fernando Vázquez después de nueve jornadas, dejando al equipo segundo con 15 puntos, a cinco del líder, Unionistas.

Sin margen de error

Diez conjuntos, una liga corta en la que los tres primeros pasaban para tener acceso al playoff de ascenso, del cuarto al sexto se mantenían las escuadras en Primera Federación y a partir del séptimo perdían la categoría. 

El preparador coruñés asumía a principios de enero de 2021 las riendas del equipo en la jornada diez y tras cuatro jornadas sin sumar de tres, con empates ante Salamanca y Unionistas y sendas derrotas contra Compostela y Coruxo, llegaba la primera victoria en la jornada 14, en casa frente al Guijuelo (1-0).

Tras el tropiezo a domicilio por la mínima con el Racing de Ferrol, los herculinos, sextos y en el último puesto que evitaba el descenso, recibían la visita de un Pontevedra al que aventajaban en dos puntos.

Un traspié podía poner en serios aprietos al Deportivo, con riesgo de descender a Segunda Federación. Sumar de tres le daba aire y alejaba el fantasma de la pérdida de categoría. Además, ganar le permitía mirar hacia arriba en la pelea por la siguiente fase, de camino al ascenso, acercándose al Celta B, que cerraba esas posiciones de privilegio.

Keko Gontán en el cinco de la contienda marcaba, tras un gran zurdazo, el tanto que adelantaba a los coruñeses, pero el duelo no sería apto para cardiacos. Tenían el gol en sus botas jugadores como Jorge Fernández, en jugada de estrategia o Rufo, tras un disparo centrado, pero sin duda el gran protagonista del partido fue Lucho Fernández. Sacó una milagrosa mano, tras un remate a bocajarro de Damià y mantuvo su portería a cero. Un triunfo que evitó un traumático descenso.

Volviendo a la actualidad, no es este un partido tan traumático. Ya está descendido el Pontevedra y el Depor se juega, a la espera de lo que haga el Castilla, el tercer puesto.