Israel Zautúa / Juan Luis Cudeiro
A Coruña acaricia con la yema de los dedos la vuelta del Mundial de fútbol a la capital herculina, aunque deberá esperar a finales de la próxima semana para que se haga oficial el nombre de las sedes definitivas, después de que durante la reunión que mantuvieron ayer en Agadir (Marruecos) los tres países organizadores del Mundial 2030 —España, Portugal y Marruecos—, con representantes de la FIFA, la delegación española propusiera poder contar con más de once sedes.
La petición de la candidatura española se produjo tras la presión del Consejo Superior de Deportes (CSD) para incrementar el número de sedes hasta doce o incluso trece, lo que otorga una vida extra a Vigo y Valencia, ciudades que parecían descabalgadas, pero que han acelerado a última hora para no quedarse fuera de la carrera mundialista.
Este giro de guion no gustó nada a la FIFA, molesta con que las ingerencias políticas en la candidatura española por la falta de acuerdo entre la Real Federación Española de Fútbol y el Gobierno impidieran cerrar ayer la lista definitiva de las 20 sedes que acogerán partidos del Mundial 2030.
Inicialmente, el Comité Organizador del Mundial 2030 había decidido que durante la reunión de ayer en Agadir quedarían designados once estadios españoles, seis de Marruecos y tres de Portugal (Da Luz, Jose Alvalade y Do Dragao), pero el CSD, representado en la cumbre de ayer por el director de Gabinete, Juan María Fernández Carnicer, expresó su deseo de aumentar el número de sedes españolas porque “garantizaría la máxima representación territorial, como es voluntad del Gobierno, que siempre ha manifestado su deseo de que el Mundial 2030 sea un verdadero proyecto de país”.
La FIFA validaría el nuevo formato, con la ampliación de las sedes para España, siempre y cuando los otros dos países organizadores se mostraran de acuerdo. Portugal no puso problemas, pero Marruecos, que cuenta con seis sedes, mostró su disconformidad, porque no quiere contar con menos partidos de la cita mundialista en su territorio. De hecho, el país magrebí exige a España pagar un peaje, si quiere elevar su número de sedes a trece. Marruecos solicita organizar la final —que parece destinada para el Santiago Bernabéu— o al menos una semifinal.
La falta de acuerdo durante la cumbre de ayer en Agadir, provocó que la decisión definitiva sobre las sedes se posponga hasta finales de la próxima semana. El Comité Organizador debe entregar el dossier a la FIFA antes del 31 de julio, fecha límite.
El gran escaparate mundial del balompié está cerca de regresar al estadio de Riazor, después de meses de trabajo para tejer un proyecto que sedujese a la comisión delegada por la Federación Española de Fútbol, al Consejo Superior de Deportes y a la FIFA.
A Coruña llegó a la cumbre de Agadir con los deberes hechos, un plan bien estructurado y valorado. Las nubes sobre la financiación del proyecto que habían puesto alguna sombra de duda en los últimos días, se disiparon porque se cerró la colaboración público-privada que sostendría la viabilidad de las reformas que se deben asumir en el estadio de Riazor y su entorno. El coste se dispararía por encima de los 100 millones de euros, de los que el Concello debería asumir poco más de diez.
El conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes, Diego Calvo, reiteró el pasado jueves el “compromiso” de la Xunta para ayudar a la financiación de la adecuación de Riazor y Balaídos, en caso de que sean elegidos, aunque pidió “responsabilidad”.
Aunque hay que esperar a la próxima semana para conocer el nombre de las sedes de forma oficial, once estadios españoles parecen tener asegurada su presencia en el Mundial 2030. Entre ellos, se encuentra Riazor, muy bien situado para conseguir el sueño de repetir Mundial, tras el de 1982.
Gonzalo Castro, concejal de Cultura y Turismo de A Coruña, ya apuntó este jueves que “siempre fuimos optimistas”, respecto a las posibilidades de que la capital herculina fuera designada sede mundialista.
Para Castro, la “sostenibilidad del proyecto” presentado por la candidatura coruñesa “fue decisiva” para convencer al Comité Organizador.
Los otros diez estadios que parecen seguros para el Mundial 2030 son el Camp Nou y el RCDE Stadium del Espanyol (Barcelona), Santiago Bernabéu y Metropolitano (Madrid), San Mamés (Bilbao), Anoeta (San Sebastián), La Nueva Cartuja (Sevilla), La Romareda (Zaragoza), La Rosaleda (Málaga) y Gran Canaria (Las Palmas).
La reunión de Agadir entre los países organizadores del Mundial 2030 llegó entre intensas negociaciones de candidaturas como la de Vigo, que a última hora trabajó con ahínco para que el Gobierno socialista, a través del CSD, articulase una solución que no la dejase descabalgada.
Balaídos peligraba en las últimas semanas. Inicialmente, la RFEF barajaba elegir una sola sede en Galicia y A Coruña había tomado ventaja, gracias al buen proyecto presentado, basado en la “sostenibilidad”. De hecho, el miércoles, la comisión directiva de la organización del Mundial 2030, dependiente de la RFEF, y el Gobierno evaluaron las candidaturas y decidieron que A Coruña no sólo reunía los requisitos, sino que recibió una puntuación superior a Vigo.
La candidatura olívica pendía de un hilo, pero entonces presionó al CSD para que abogara a su favor.
La presión del Gobierno surtió efecto y Vigo ‘resucitó’. De hecho, si se aumenta el número de sedes a doce o trece, existiría la posibilidad de que hubiera dos en Galicia, Riazor y Balaídos.
Vigo pugna ahora con otra de las candidatas que parecía caerse hasta ayer, Valencia, que envió un correo electrónico a la RFEF en el que confirmó que está dispuesto a aceptar las condiciones de la FIFA para seguir inmerso en el proceso para ser sede del Mundial de 2030.
Este correo busca que la ciudad de Valencia, con el Nou Mestalla como escenario, se mantenga dentro de las propuestas por la RFEF para ser una de las al menos once sedes españolas en el Mundial 2030 que se disputará en España, Portugal y Marruecos.
Asimismo, la entidad valenciana aseguró que no recibió “ninguna notificación” por parte de la Federación Española de que estuviera fuera de la pelea por ser sede mundialista, como tampoco la recibió, hasta este momento, la Federación Valenciana de Fútbol.
Vigo y Valencia se agarran, por tanto, al milagro final.