Un nuevo aplazamiento relacionado con el coronavirus ha cogido al Deportivo en el medio que, sin comerlo ni beberlo, es el principal perjudicado de la no disputa de un partido al que el Racing de Santander llagaba mermado, sin dos de sus principales baluartes: Patrick Soko y su capitán Iñigo Sainz-Maza. Inevitable ante la surrealista mañana que se vivió ayer antes de que se confirmarse la suspensión no acordarse de aquel Depor-Fuenlabrada, entonces en Segunda, al que el club madrileño acudió consciente de que tenía un brote.

Un duelo que fue aplazado por razones sanitarias, que no impidió que se disputase el resto de la jornada y que implicó la adulteración de la competición, certificando el descenso del Deportivo sin haber tenido tan siquiera la opción de pelearlo en el campo. El problema que se plantea ahora con ese aplazamiento es cuando se va a disputar el choque, en cierto modo algo ya desvirtuado pues este fin de semana se jugará gran parte de la jornada, menos los duelos de Racing de Ferrol y Real Unión de Irún.

Es la primera vez que el Deportivo sufre una suspensión en lo que llevamos de competición, pero ya le ocurrió en pretemporada.

Precisamente, el pasado 23 de julio en el partido amistoso ante el Racing Villalbés. Entonces los de Borja Jiménez tuvieron que suspender el partido debido a un positivo en el seno de la plantilla blanquiazul. Este curso los coruñeses han tenido casos de coronavirus en sus filas, pero no se habían quedado sin jugar un choque y no ha sido hasta ahora cuando se han visto inmersos en un aplazamiento que les ha cogido en medio.