Transcripción: Armando Palleiro
La verdad es que mi afición por el Deportivo me llegó tarde, aproximadamente sobre los veinte años; antes me gustaba asistir al Teresa Herrera en verano porque me sentía muy a gusto en el estadio de Riazor viendo el fútbol, asistíamos a los partidos de los equipos considerados grandes de Europa y de todo el mundo.
Empecé a ir a Riazor porque estudiaba en el Hogar de Santa Margarita y dormía en casa de mis padrinos. Entonces me quedaba cerca y me decidí a ir asiduamente. Recuerdo que el Deportivo estaba en Segunda División y no había ni mucho menos el ambiente que hay ahora. Hace ya más de dos décadas un amigo mío como el exfabrilista Benito Peneirís tuvo la idea de fundar una peña deportivista en Soñeiro (Sada) dedicada posteriormente a Bodipo. A mí me pareció una gran iniciativa y hablamos de ponernos en funcionamiento en agosto de 2002. Me nombraron presidente en aquellas fechas y lo cierto es que ahí me quedé hasta ahora mismo.
Estamos cerca del primer cuarto de siglo de vida y tenemos en mente varias celebraciones, queremos montar una gran fiesta porque hemos pasado de todo durante este tiempo, muchas vivencias positivas y también alguna negativa. Todo ha corrido muy rápido.
Con el paso del tiempo me convertí en amigo personal de Rodolfo Bodipo. De hecho, estuve varias veces en su casa de Dos Hermanas (Sevilla), me invitaron a la comunión de su hijo y tuve el placer de conocer a su familia y amigos. Como persona creo que no hay otro como él; como futbolista sería como sería pero a nivel personal nos ha tratado siempre a mi familia y a mí con la máxima amabilidad posible, no hay otro como él, con esa humildad que le caracteriza en un mundillo de tantos egos como el fútbol profesional.
Con el tiempo entré en la directiva de la Federación de Peñas del Deportivo durante ocho años. Fue una experiencia muy buena porque conocí a muchísimas personas de las peñas del Deportivo con las que entablé un gran contacto personal, fue una cosa espectacular haber tratado con deportivistas de todas latitudes. Conocí a muchísima gente con la que aún a día de hoy tengo una gran relación de amistad.
Como anécdota cabe reseñar que aún me llaman algunos aficionados blanquiazules equivocados porque mi nombre coincide con el del actual presidente y creen que soy yo.
Sin duda, si hubo un momento de alegría a cargo del Deportivo para mí, ese fue el Centenariazo porque fue un logro inesperado. Desde luego que la conquista de la Liga no se me olvidará nunca pero ya se veía venir, teníamos ventaja y pensábamos que ese año no se nos iba a escapar pero la Copa del Rey contra el Madrid y las semifinales de la Liga de Campeones ante el Oporto fueron los momentos más destacados. Tuve la suerte de estar presente en viajes fenomenales como el citado ante el Oporto. Ya estábamos preparados para ir a Gelsenkirchen, pero por desgracia no pudimos llegar a la final; en cualquier caso, el ambiente en las ‘semis’ fue increíble.
El Deportivo, todo lo que le rodea, va más allá del fútbol. Tuve recientemente un problema de salud delicado del que me estoy reponiendo todavía y tengo que agradecer el apoyo recibido por muchos deportivistas, entre ellos jugadores como Berto Cayarga, Pablo Vázquez y alguno más. Quiero ir a darles las gracias personalmente en Abegondo por toda la fuerza que me transmitieron. Muchos aficionados también se acordaron de mí; muchas veces lloré solo en la habitación del hospital de Oza porque no esperaba tanto cariño del deportivismo, estoy muy agradecido.
Poder volver a Riazor, con la ayuda de los empleados de la Cruz Roja, fue una sensación indescriptible. Me ayudó mucho a comenzar a recuperar la normalidad en mi vida.