Los errores y las debilidades recurrentes del Deportivo en el arranque de campeonato en Segunda División volvieron a salir a la luz y se mezclaron en la derrota ante el Levante en el Ciutat de València (2-1) con una serie de carencias apenas exhibidas anteriormente, sobre todo en términos de desorganización e indefinición, para formar un cóctel explosivo con la peor versión blanquiazul en casi un año, cuando sufrió la sonrojante goleada en Irún ante el Real Unión (3-0).
Uno de esos errores que se han convertido en un constante déjà vu es la fragilidad en el balón parado defensivo. Después de una ligera mejoría respecto al inicio de Liga, el Dépor volvió a las andadas en Valencia. A los siete minutos ya concedió un gol a la salida de un córner. Charlie Patiño dejó rematar sin oposición a su par, Iván Romero, y Pablo Vázquez y Dani Barcia tampoco llegaron a tiempo para enmendar el fallo. No obstante, el calvario del Dépor en córners y faltas laterales en contra continuó durante todo el partido con repetidos remates francos del Levante. “Es inadmisible. Cuatro señores rematan cuatro veces solos. En defensa no estamos siendo competitivos”, admitió Pablo Vázquez tras un partido en el que el Dépor concedió su octavo gol en una acción a balón parado (cuatro córners, una falta lateral y tres penaltis).
El tanto de Iván Romero confirmó otro problema recurrente. El Dépor ha encajado antes que el rival en todos los partidos del inicio de Liga en los que ha recibido gol (8 de 11). El duelo ante el Racing de Ferrol, decantado por el solitario tanto de Yeremay, y los dos empates a cero contra el Málaga y el Elche son los tres únicos ejemplos de partidos sin un Dépor a contracorriente.
Por otro lado, Imanol Idiakez volvió a prescindir de un delantero centro puro y situó a Lucas Pérez como ‘9’, una fórmula fallida que apenas ha dado réditos al Deportivo desde la llegada del técnico donostiarra al club en el verano de 2023. La grave lesión sufrida por Barbero durante la pasada temporada empujó a Idiakez a colocar al coruñés como referencia con resultados mayoritariamente negativos. De hecho, el técnico llegó a ajustar el sistema para juntar a Lucas con otro jugador en ataque, como hizo con Villares ante el Barça Atlètic y en otras ocasiones con Davo, y de esa forma liberar al ‘7’.
El regreso de Barbero en la segunda vuelta hizo encajar las piezas y Lucas mostró un nivel espectacular como mediapunta. La excepción a la norma fue la final de campeones ante el Castellón. Lucas mostró una versión excelsa como ‘9’ aunque en unas circunstancias concretas, tanto por el juego kamikaze del rival como por la escasa la importancia de la propia eliminatoria, ya con el ascenso en el bolsillo. Idiakez también comenzó la presente temporada con Lucas en punta en los dos primeros partidos, pero rápidamente dio un volantazo. Hasta la visita al Ciutat de Valencia, donde una vez más se vio incómodo a un Lucas que actualmente brilla más como lanzador y enganche que como futbolista encargado de estirar el equipo, ganar duelos y comenzar la presión.
Más allá de esta breve muestra de errores, más o menos repetidos a lo largo del inicio liguero y de la etapa de Idiakez en el banquillo blanquiazul, el Deportivo mostró una versión en Valencia con lagunas no reconocibles en el ADN del equipo. “Me preocuparía si el equipo no fuese valiente, no fuese reconocible”, dijo el técnico vasco tras el partido ante el Elche. Casi dos semanas después, de vuelta en la Comunidad Valenciana, el Deportivo cayó en una indefinición que propició la superioridad absoluta del rival. Se jugó a lo que quiso el Levante en la primera parte, con los blanquiazules hundidos en su campo ante la presión y verticalidad local. Y también en la segunda, cuando el conjunto granota cedió la posesión al Dépor sin apenas pasar apuros hasta los últimos minutos.
El Deportivo presentó un once con las novedades de Petxarroman y Charlie Patiño. La entrada del centrocampista inglés cambió ligeramente el dibujo. Idiakez explicó tras el partido que esperaba poder “igualar” la medular del Levante con “tres por dentro”, mientras que el equipo seguía contando con “transición” con “Lucas, Mella y Yeremay” en ataque. No obstante, el centro del campo blanquiazul sucumbió ante el del Levante. Mario Soriano no logró imprimir velocidad a la circulación y Patiño, que fue sustituido al descanso, se mostró perdido y no encontró los espacios para recibir a espaldas de los mediocentros rivales. Sin capacidad para avanzar a través del balón, el Dépor acabó hundido en su área y sin la posibilidad de jugar directo debido a la ausencia de una referencia como Bouldini o Barbero, más habituados a sacar partido de ese tipo de juego.
En definitiva, la presencia de los tres centrocampistas no provocó el sometimiento al rival a través del balón y tampoco el tridente de ataque pudo hacer daño a la contra. Ni una cosa ni otra. Y esa indefinición y desorganización terminó por enterrar al equipo coruñés, que sufrió en defensa sobre todo con la posición de Carlos Álvarez y las subidas del lateral Andrés García.
No obstante, el detonante del enfado de Imanol Idiakez no fue táctico. El técnico vasco hizo hincapié en varias ocasiones en que su equipo no cumplió “los mínimos exigibles”. “Da igual el dibujo si la actitud es esa, si cada duelo es para ellos, si no hay disputas, si no meto las patas, si no disputas el balón parado...”, recalcó el míster blanquiazul en relación a ciertos apartados del juego como la actitud, la activación y la concentración, entre otros, que comúnmente se engloban de forma sesgada en la palabra intensidad.
“Tengo muy claro que los mínimos exigibles los voy a exigir”, dijo Idiakez visiblemente molesto tras un partido en el que la mayoría de los blanquiazul llegaron tarde a los duelos y fueron cediendo terreno ante un Levante crecido.
La versión mostrada en Valencia, con los errores ya conocidos y otros fallos inesperados, es posiblemente la peor del Deportivo desde que hace casi un año se produjo la debacle de Irún. El 5 de noviembre de 2023, el equipo coruñés fue superado en todos los aspectos del juego por el Real Unión (3-0). El Dépor tocó fondo y su actuación también despertó la autocrítica de sus protagonistas. Tanto Idiakez como algunos jugadores coincidieron en afirmar que el equipo había bajado los brazos y que el marcador pudo ser bastante más abultado. La segunda parte en el Stadium Gal fue la peor de la pasada temporada, mientras que la primera mitad en el Ciutat de València es la peor de lo que va de presente campaña.
No obstante, la dolorosa derrota en Irún supuso un punto de inflexión en la 2023-24. “Nos reunimos todos a puerta cerrada y nos dijimos las cosas bien claritas. Ese día surgió una semilla de algo muy importante para el éxito de un equipo, que es la unión”, reconoció Pablo Vázquez, tras lograr el ascenso, sobre la charla mantenida por plantilla y cuerpo técnico tras el 3-0 en el Stadium Gal.
Con casi doce meses de diferencia entre ambas actuaciones traumáticas, Idiakez ya expresó en la sala de prensa del Ciutat de València su deseo de encontrarse ante un “accidente”: “Estábamos compitiendo bien. Espero que este partido sea una laguna en el rendimiento, que sea un accidente”. El tiempo dirá si la derrota ante el Levante es un borrón aislado, un punto de inflexión o la confirmación de una línea descendente por parte del Deportivo.
A pesar de la pobre actuación ante el Levante, el Deportivo rondó el empate en los minutos finales tras el gol de Barbero. El delantero almeriense hizo su primera diana de la temporada e igualó así a sus compañeros de delantera: Lucas Pérez, Moha Bouldini y Cristian Herrera.
Barbero rompió su sequía anotadora tras un comienzo de Liga con varias ocasiones claras desperdiciadas. Los dos mano a mano desaprovechados contra el Huesca, el remate flojo desde dentro del área ante el Córdoba y el disparo bloqueado por un defensa en Elche, entre otras acciones, lastraron la confianza del punta y le sacaron del once a pesar de su buen trabajo fuera del área. Su gol ante el Levante fue una de las escasas noticias positivas de un encuentro para olvidar para el Dépor.