Durante más de dos décadas el fútbol en Riazor se presenció tras unas vallas verdes coronadas por alambre de espino. Así estaba el patio cuando para el inicio de la temporada 1977-78 la Federación exigió que los campos de Primera y Segunda separasen de esa guisa a los aficionados de los protagonistas del espectáculo. Meses atrás, en marzo de 1976, un tipo, al que se denominó el Loco del Bernabéu, saltó al campo tras una semifinal de la Copa de Europa entre Real Madrid y Bayern para noquear a Linemayer, un árbitro austriaco. Aquel fue el detonante de una decisión que encerró al fútbol español. Había la opción de hacer un foso, pero en Riazor se respetaron las pistas de atletismo. Así que el 4 de septiembre de 1977 se jugó en el estadio el primer partido entre rejas, un Dépor-Zaragoza que se disputó con vallas provisionales. Las definitivas se colocaron un mes después. Hasta que los avances en control de seguridad propiciaron que desapareciesen. El Deportivo volvió a jugar en casa sin ellas el 4 de febrero de 2001 contra el Santander.