Enamorados de la ‘curva máxica’
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Enamorados de la ‘curva máxica’

Enamorados de la ‘curva máxica’
El fondo de Marathón ha desbancado al de Pabellón como el graderío con más abonados del Deportivo (8.903) | FOTO: JAVIER ALBORÉS

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A mediados de los años noventa el proyecto para convertir el estadio de Riazor en una pequeña ‘bombonera’, proyectado por la directiva de Augusto César Lendoiro, transformaba el aspecto exterior de un graderío legendario como el de General. 


El clásico anfiteatro pétreo para grada de pie daba paso a una coqueta grada con asientos blanquiazules que no perdió su esencia.
 

Marathón Inferior sigue siendo el alma del estadio. El sector del mismo que ostenta la máxima ocupación, con un 98,9 por ciento de butacas pertenecientes a socios.
 

Dicha fidelidad ha contribuido a que el fondo de la emblemática torre (con 8.903 abonados) haya desbancado al de Pabellón (7.751) como la grada más transitada del municipal herculino. El pasado curso 22-23 eran 7.641 en Pabellón y 7.251 en Marathón.
 

Asiduos a la ‘curva máxica’ de todas las edades —desde los 88 años a los más jóvenes— destacan que no cambiarían sus sensaciones de cada dos fines de semana por nada en el mundo.
 

Y es que la pasión con la que se vive el deportivismo en Marathón Inferior impregna cada poro de la piel de los miles de incondicionales que pueblan este sector que nunca se cansa de animar.

 

Fiel a los 88 años

A solo 24 horas de cumplir 89 años, el seguidor herculino Celso Barreiro es toda una leyenda en A Coruña por su infatigable respaldo al club.
 

“Ya ni me acuerdo cuándo empecé a ir al fútbol, siempre en la grada de General, hace más de 30 ó 40 años. ¡Cómo no me va a gustar mi grada si es la mejor del estadio!”, destaca a este diario.
 

Celso Barreiro: "Llevo 30 ó 40 años en esta grada y seguiré hasta que tenga fuerzas

 

“Mi mujer, Fina, y yo estamos muy a gusto porque tenemos la fila dos y asientos bastante centrados, se ve el fútbol estupendamente, muy cerca de los jugadores, estamos muy contentos con nuestros asientos”, precisa este seguidor, ávido de renovar sus votos por el club blanquiazul en la inminente campaña de abonados 24-25.
 

“En nuestra zona estamos muy tranquilos, no nos molesta nadie, pero al mismo tiempo sentimos muy cerca a los aficionados jóvenes que no paran de cantar y de darle ánimo a los jugadores. Ellos lo sienten mucho y nos agradecen siempre que estemos a su lado. Seguiré en Marathón Inferior hasta que tenga fuerzas para ir al fútbol”, dijo.
 

“Conseguimos salir del pozo de Primera RFEF y el próximo año vamos a tener un año muy bonito, seguro”, adivina.

 

“Me crié allí”

Un corazón blanquiazul en el barrio de O Ventorrillo late en el día a día por un club que ha hecho soñar a toda una ciudad a lo largo de varias generaciones.


“Llevo más de cincuenta años en esta grada del estadio y no la cambiaría en absoluto por nada. Desde niño estoy ahí, puedo decir que me crié en ella y me encanta ir cada domingo a Riazor”, precisa Carlos Sánchez, quien reflexiona acerca de sus vivencias en compañía de sus amigos y familiares futboleros.
 

“Marathón Inferior, como antes General, tiene alma propia, es una pasada”, indica, al tiempo que pone de relieve momentos indelebles en su memoria.
 

Carlos Sánchez: “Marathón Inferior, como antes General, tiene alma propia, es una pasada

 

“Me acuerdo de cuando iban los chavales de la peña Barrio Sésamo con la cabra y en algún derbi a mediados de los años ochenta en la que algunos aficionados del Celta salieron literalmente volando. Eran otros tiempos pero el espíritu de animación sigue más o menos intacto”, precisa.
 

“En estos tiempos Artús expuso una foto donde varios aficionados y yo estábamos dándolo todo ante el Celta y mi propio hijo llegó del colegio diciéndome que me había visto animando a tope”, bromea.

 

Tormenta de emociones

Abonada blanquiazul con más de quince años de antigüedad, Irene Santoandré es de las que no falla a su cita con el Deportivo haga sol, llueva o nieve.
 

Ya sea en compañía de sus amigos y familiares o incluso también en solitario se deja la garganta para insuflar aliento a los jugadores del Depor en cualquier categoría.
 

Preguntada acerca de su fervor por Marathón Inferior, no titubea al admitir que “las sensaciones son completamente diferentes a otras zonas de Riazor, me encanta ir al campo a este fondo porque el fútbol se vive mucho más”.
 

Irene Santoandré: “Me encanta ir a Riazor a este fondo porque el fútbol se vive mucho más

 

Esta ‘fan’ cambresa subraya también que en los momentos de zozobra, cuando se tuercen los resultados para el Deportivo, su graderío ejerce de motivador nato.
 

“Me gusta mucho ese sentimiento que transmitimos a los jugadores, cuando las cosas van bien pero también en las malas. Nuestro apoyo es incondicional y creo que los futbolistas lo sienten así y por ello nos lo agradecen. Me parece que es completamente lógico y comprensible que sea la grada que posee un mayor porcentaje de ocupación porque la gente que vamos nos lo pasamos muy bien y siempre compensan nuestras sensaciones aunque desde otras zonas de Riazor se pueda ver mejor el fútbol”, concluyó.

 

Empatía con el plantel

Guillerme Freire ha recibido hace varios años la insignia de plata que lo distingue por su fidelidad a los colores blanco y azul.
 

Casi 30 años asistiendo a la antigua General y más tarde a Marathón Inferior atestiguan una devoción a prueba de bomba hacia el club de sus amores.
 

Interrogado sobre su querencia por el fondo de la torre, Freire espeta directamente: “Es donde más se vive el fútbol, con mucha diferencia sobre el resto de los graderíos de Riazor”.
 

“Cuando te sumerges en nuestra grada te sientes como un jugador más, estás mucho más metido en el partido en todo momento, es donde más se vive”, enfatiza.

 

Guillerme Freire: “Cuando te sumerges en nuestra grada te sientes un jugador más
 

“Fui también en ocasiones a Pabellón Superior y a Marathón Superior con la familia y hay que reconocer que el fútbol se ve de otra manera, tal vez mejor a nivel táctico, pero no con la misma calidez. No lo cambio por nada. En estas gradas no se siente ni la décima parte de todo lo que sentimos en Marathón Inferior”, incide.
 

Guillerme mantiene guardado a cal y canto en su subconsciente parte de un imaginario personal como aficionado del Deportivo de La Coruña desde su más tierna infancia. “Ahora mismo cuando viene a centrar Lucas Pérez los saques de esquina la gente se vuelve loca y él mismo nos hace gestos de complicidad porque sabe lo mucho que ayudamos al equipo. Anteriormente pasaba con hombres como Djalminha en noches como las de la remontada ante el PSG o incluso antes también con Fran. Los jugadores nos tienen en cuenta y saben que siempre van a estar arropados por nosotros”, añadió.

 

Pasional pero familiar

Suso Carleos, todo un referente del deportivismo en Portosín, se desplaza cada dos fines de semana a Riazor para transmitir su apoyo al Depor.
 

Siempre asentado en la grada de Marathón Inferior, ni siquiera su paternidad le ha hecho cambiar de hábitos, futbolísticamente hablando.
 

“Imagino que nuestra grada es la de mayor porcentaje de ocupación del estadio porque es una zona de animación, donde tanto los adultos como los niños nos lo pasamos muy bien. Personalmente yo voy con mis hijas y me encuentro muy a gusto”, describe.
 

“Estamos rodeados de gente joven pero hay de todas las edades, pero lo que realmente nos une es que todos o casi todos compartimos el gusto por no ver el fútbol sentados sino animando todo el rato”, agrega.
 

Suso Carleos: “Compartimos el gusto por no ver los partidos sentados sino animando

 

Carleos, antiguo fotógrafo a ras de césped en el coliseo coruñés, pone de manifiesto su ‘fiebre en las gradas’ cada vez que juega el Deportivo.
 

“Lo primero en lo que pensamos es en ayudar al equipo y nosotros lo hacemos animando siempre, cuando las cosas salen bien y cuando salen menos bien”, matiza.


En comparación con otras localidades del estadio herculino, la atmósfera futbolística alcanza otra dimensión en Marathón Inferior.
 

“No se trata de establecer cuál es la mejor grada pero lo cierto es que mi familia y yo estamos muy cómodos en la nuestra y esperamos seguir allí muchos años. Mis dos hijas nacieron en años con ascensos del Deportivo y creo que le hemos dado la suficiente suerte para seguir adelante. Esperemos hacer una buena campaña en Segunda”, dijo. 

Enamorados de la ‘curva máxica’

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