Un derbi de rivalidad que se precie ha de acabar en empate, reza uno de los tópicos del fútbol. Y así sucedió pero por los pelos para el Pontevedra, que estuvo a punto de ver cómo el filial del Celta se llevaba los tres puntos.
Con un fenomenal ambiente en las gradas y una primera llegada de peligro céltico con respuesta de Jon Bakero en un cabezazo que se perdía fuera por poco comenzó el derbi. Pasado el cuarto de hora era el veterano Charles el que tenía la siguiente oportunidad para los lerezanos, pero al minuto siguiente el intento de la cantera olívica encontraba el paradón sensacional de Álvaro Cortés en el intento de Hugo Álvarez.
De salida en el segundo periodo de nuevo eran los visitantes los que comenzaban con más verticalidad en el ataque, con una primera llegada en velocidad de Miguel, cuyo disparo se estrellaba en el cuerpo del cancerbero local evitando el cero a uno. Pero dos minutos más tarde, la justicia al final caería del lado celeste cuando Raúl Blanco definía con acierto superando al meta local para hacer el cero a uno.
Buscaba la reacción por la vía rápida un Pontevedra espoleado desde la grada. Javi Domínguez se durmió, se la robó Brais Abelenda, combinó con Rufo y Martín Diz convirtió.