El Dépor se disfrazó de Dr. Jekyll y Mr. Hyde en Tenerife
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El Dépor se disfrazó de Dr. Jekyll y Mr. Hyde en Tenerife

El Dépor se disfrazó de Dr. Jekyll y Mr. Hyde en Tenerife
Ximo Navarro, lateral derecho del Deportivo, salva el balón de salir por la línea de banda durante el partido ante el Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López | Foto: Fernando Fernández

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El Deportivo continúa sin encontrar la regularidad ni en los resultados ni en el juego. El empate en el Heliodoro Rodríguez López (0-0) ejemplificó la dualidad que ha mostrado el equipo coruñés a lo largo de la actual temporada. Ha conseguido dominar a rivales a través del balón, alternando el talento asociativo y la capacidad de aceleración de sus jugadores, pero también se ha mostrado vulnerable e irreconocible en otros momentos de zozobra tanto con balón como sin él. El día y la noche en un mismo equipo. El descanso del reciente encuentro ante el Tenerife actuó de separador entre las luces y las sombras del Deportivo: superioridad manifiesta, aunque sin pegada, durante buena parte de la primera mitad y caída rotunda en un segundo acto sin ningún tipo de control.


El Deportivo, disfrazado más que nunca de una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, cuajó una actuación contradictoria que se plasmó en las estadísticas. No hubo goles en ninguno de los dos periodos, pero sí dos versiones completamente opuestas del conjunto de Óscar Gilsanz. Los datos reflejan de manera clara cómo el Deportivo pasó de imponerse a su rival a sobrevivir como pudo. Una desigualdad que se hizo patente ya desde la posesión del balón. El Deportivo acabó los primeros 45 minutos con un 62% de dominio del esférico, y eso que perdió cierto control del partido alrededor de la media hora de juego, pero solo tuvo un 43% de posesión en el segundo acto ante un adversario con evidentes problemas para imponer su idea.


El conjunto blanquiazul comenzó el encuentro inspirado. Los ‘Pablos’ aportaron soluciones en salida de balón, José Ángel, incrustrado entre centrales, rompió líneas de presión a través del pase, Diego Villares y Mario Soriano hicieron avanzar al equipo situados a diferentes alturas y Mella y Yeremay fueron los encargados de acelerar la jugada. A pesar de que esa superioridad se redujo tras el penalti errado por Yeremay y la atención médica a Luis Cruz, el equipo herculino recuperó el control en la recta final del primer acto.


Sin embargo, el buen rendimiento blanquiazul se fue diluyendo en la segunda mitad. El Dépor dejó de mandar a través de la pelota, el Tenerife dio un paso al frente, las fuerzas flaquearon en una semana con tres partidos y los jugadores que entraron desde el banquillo tampoco aportaron soluciones a la bajada de nivel.

 

Remates

El Dépor tuvo la iniciativa ofensiva durante la primera mitad y rondó el área rival con cierta asiduidad. Disparó ocho veces, aunque con poca puntería: tres tiros se marcharon fuera, otros cuatro fueron bloqueados por la defensa rival y Yeremay estrelló contra el larguero el lanzamiento desde los once metros. A pesar de la falta de tino, el equipo coruñés sí logró asentarse en campo rival por momentos, ya que siete de sus ocho intentos fueron desde dentro del área.


Sin embargo, tras el paso por vestuarios, el Deportivo prácticamente desapareció en ataque. Solo logró dos tiros en toda la segunda mitad, uno a puerta (el mano a mano de Diego Villares despejado por Edgar Badía) y otro fuera (el zurdazo de Gauto al lateral de la red). Ya no hubo lanzamientos bloqueados ni disparos al palo. El equipo dejó de pisar el área rival, con solo dos remates desde dentro, y no intentó ni un solo disparo desde fuera.

 

Pases

El Deportivo gobernó la primera parte con el balón como aliado. Realizó 259 pases, con un altísimo 86% de precisión (224 correctos), lo que le permitió dominar el tempo del partido. Además, logró entrar 30 veces en el último tercio del campo rival sin apenas pasar apuros en defensa.


Pero, al igual que en el aspecto relativo a los disparos, todo cambió tras el descanso. La cantidad de pases se desplomó (163, casi 100 menos que en la primera mitad), y la precisión cayó hasta el 74% (121 correctos), unos datos que reflejan las dificultades del Dépor en un partido que se convirtió en un ida y vuelta inclinado a favor del Tenerife. Además, sus entradas en el tercio final fueron menores (26) y, sobre todo, dejó de amenazar con centros. En la primera parte, el Dépor completó el 100% de sus intentos (3 de 3), pero en la segunda ninguno encontró destinatario (0 de 4).


Los pases largos también evidenciaron la caída en el rendimiento. En la primera parte, el Deportivo logró conectar el 56% (14 de 25), mientras que tras el descanso solo acertó el 32% (9 de 28). El equipo perdió precisión y criterio, lo que contribuyó a su desplome.

 

Duelos

Otro apartado que ilustra la transformación del Dépor es el de los duelos. En la primera mitad, el equipo coruñés ganó el 55% de los enfrentamientos individuales, imponiéndose en los balones divididos. Sin embargo, tras el descanso, su porcentaje cayó a un alarmante 39%, lo que permitió al Tenerife acercarse a la victoria.


Los datos específicos son aún más reveladores. En los duelos terrestres, el Dépor pasó de ganar la mitad (20 de 40) en la primera parte a solo el 29% (11 de 38) en la segunda. En el juego aéreo, también se resintió: de un 73% de éxito (8 de 11) en la primera mitad, cayó a un 58% (11 de 19) en la segunda.


Los regates fueron otro síntoma de la caída. En la primera parte, el conjunto de Gilsanz intentó desbordar y tuvo éxito en el 60% de sus intentos (6 de 10). Tras el descanso, solo intentó ocho regates y apenas completó uno, un desastroso 13% de acierto que demostró la falta de chispa en ataque. Yeremay, especialmente irregular y excesivamente individualista en el Heliodoro Rodríguez López, fue un claro ejemplo en este sentido.

 

Defensa

En defensa, la caída del Deportivo se reflejó en la cantidad de intervenciones necesarias para contener al Tenerife. Los datos más llamativos se plasmaron en las recuperaciones y los despejes. En la primera parte, el equipo coruñés recuperó 21 balones, pero en la segunda la cifra ascendió a 27, un indicativo de que el balón ya era del Tenerife y el Deportivo se vio obligado a replegarse.


El número de despejes es todavía más significativo: de 17 en la primera mitad a 32 en la segunda. El Deportivo pasó de un partido bajo control a defenderse como podía, sacando balones del área sin capacidad para detener el flujo de llegadas del Tenerife.


En este sentido, el portero Helton Leite pasó de espectador a protagonista. En la primera parte, el brasileño no tuvo que intervenir ni una sola vez en remates del conjunto insular. El Tenerife apenas inquietó y el portero fue un mero observador. De hecho, Helton solo tuvo trabajo con los pies en la salida de balón.


Sin embargo, en la segunda parte la historia fue distinta. Helton tuvo que realizar tres paradas, reflejo del aumento del peligro local. Sin haber sido un aluvión de ocasiones, el Tenerife sí logró que el arquero blanquiazul interviniera varias veces. No solo se vio obligado a intervenir tres veces para evitar el gol en remates del cuadro canario, sino que también estuvo acertado despejando varios centros laterales.
 

El empate sin goles no refleja lo que pudo haber sido. Un partido que comenzó con luces terminó en sombras, dejando la sensación de oportunidad perdida para el Dépor. 

 

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