De nada sirvió el apoyo de más de 20.000 deportivistas. El equipo no estuvo a la altura de la afición. Se vio superado por la propuesta del Racing de Santander, que llevó a cabo el plan de juego que tenía previsto y agravó el bache del Depor, que ahora es una crisis real. Se comprime la clasificación, se queda con solo dos puntos de ventaja sobre el equipo cántabro, que cuenta con un partido menos, se llevó el golaveraje y, además, ahora tiene la oportunidad de arrebatarle el liderato a los herculinos si gana su partido aplazado con la Cultural y Deportiva Leonesa. Después de los accidentes ante el Real Unión de Irún y la SD Logroñés llegó un tropiezo de los que hacen daño, de los que pueden dejar huella. Hay mimbres para resurgir, pero tiene que hacerlo ya.
Los onces fueron una declaración de intenciones. Solo eso. Las del Deportivo, por el dominio y el juego exterior; el Racing, a esperar y contraatacar. El conjunto blanquiazul formó con Álvaro Rey como titular por primera vez desde su fichaje en el mercado invernal en un once sin Bergantiños ni Quiles, al que sustituyó Miku. El Racing mantuvo a sus cuatro centrales en defensa, sacrificando los laterales puros, con Soko y Arturo por delante. Mucho oficio para atacar el feudo plagado de deportivistas.
Las propuestas se plasmaron en el césped unos minutos. En él, el Racing exploró las acciones a balón parado, uno de sus fuertes. Todo un problema para el Deportivo después del gol que le sentenció en Logroño. Ejecutó la perla de la cantera cántabra, Pablo Torre, y el primer córner lo cazó en el segundo palo Satrústegui tras un error en la marca de Miku. Mackay rectificó con un despeje salvador para conceder otro saque de esquina que esta vez ganó Bobadilla y envió fuera.
Ocho minutos habían transcurrido y, tras los primeros avisos del Racing, el Deportivo recuperó el control del partido. Los santanderinos intentaron quitarles a los blanquiazules el balón pero, cuando no encontraban a Pablo Torre, apenas mostraban ánimo de progresar. Circulación horizontal. Riesgos mínimos. Organización y dejar pasar los minutos.
El Deportivo, con defensa adelantada, empezó a encontrar espacios a partir del cuarto de hora, aunque solo le sirvió para inquietar un poco a su rival antes de que el partido se calentara, se parara demasiado por las continuas interrupciones, con otro arbitraje penoso, el del tinerfeño Pérez Parera, que no sabía qué pitar... A Juergen le mostró una amarilla sorprendente a la media hora por una carga a un rival que le impedirá jugar el domingo ante el Calahorra.
Se jugaba a lo que quería el Racing y de una pérdida en la salida del balón, los de Guillermo Fernández Romo cogieron al Deportivo desestructurado a diez minutos para el descanso. El balón llegó a Soko en la derecha, de fuera adentro apareció Íñigo solo, con Soriano despistado en las ayudas y su disparo pasó entre las piernas de Jaime Sánchez y sorprendió a Mackay, que se encontró el balón de repente y lo acabó despejando al fondo de la red de su portería.
El Deportivo tenía mucho que mejorar en la segunda parte porque hasta el intermedio al equipo de Borja le faltaba de todo: seguridad atrás, ritmo con y sin balón, profundidad y ocasiones... El Racing se había impuesto con claridad en la partida de ajedrez manejándose con criterio en el fútbol más básico, que también da resultado.
El equipo empezó la segunda parte con los mismos once jugadores, aunque con otra actitud, con atrevimiento, como en un disparo de Trilli desde la frontal que se fue al lateral de la red. El Racing lo neutralizó de nuevo con su organización.
El equipo necesitaba desequilibrio, pero como en Las Gaunas, el poste le negó el gol. Esta vez fue a William a los 52 minutos con una rosca a pase de Juergen que acabó golpeó el palo largo.
El Racing demostró ser experto en teatro y pérdidas de tiempo. Ahí Fausto Tienza puso experiencia. Los visitantes defendieron con los once en su campo y manejaron a su antojo el reloj ante la sobreexcitación de los deportivistas.
Borja introdujo el primer cambio a los 65 minutos: Quiles por Soriano. El partido requería una marcha más en el peor escenario posible para el equipo herculino, el de la derrota. A menos de veinte minutos, un jugadón de Quiles acabó con un disparo de William al lateral. El Deportivo necesitaba jugadas así para romper al Racing.
Acumuló jugadores por dentro con De Vicente por Villares, que fue la segunda permuta, y, ya a la desesperada, las últimas: hombre por hombre con Granero por Jaime y más interiores con Menudo por Héctor. A la desesperada en los cambios y también en las acciones ofensivas. Mucho corazón, poca cabeza.
Siete minutos descontó el colegiado del partido, pero más tendría que haber dejado porque el Racing siguió a lo suyo con el crónometro. Ansiedad y demasiada precipitación, como en la recta final del partido con la SD Logroñés.
Tuvo el empate el equipo coruñés en un centro de Álvaro Rey, pero en el área la cabeceó forzado Menudo cuando Quiles entraba con todo a favor. El Deportivo volvió a caer y ahora sí es preocupante. Al resultado le acompañan las sensaciones. Por delante, otra vez Riazor. Urge reaccionar ante el Calahorra.