O Couto se le atraganta a Óscar Gilsanz
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O Couto se le atraganta a Óscar Gilsanz

O Couto se le atraganta a Óscar Gilsanz
Gilsanz, se dirige al banquillo de O Couto | Fernando Fernández

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“Cuando hay dos equipos de diferente categoría se mira de otra forma. Hay muchos equipos de superior categoría que quedan eliminados. Ellos tienen menos que perder. Al final, no es una cuestión de que jugara gente con pocos minutos”, dijo Óscar Gilsanz nada más acabar el partido y confirmar una nueva eliminación copera del Deportivo ante un Ourense que sorprendió al mundo del fútbol.


Pero hubo a uno que no le pilló desprevenido ese rendimiento. Ese es el técnico del Dépor porque es un gran conocedor de su fútbol.


“No me sorprendió el Ourense Club de Fútbol porque vi un buen equipo que en una situación difícil está sacando resultados con un buen juego. Me esperaba este nivel. Sabíamos que ibamos a tener un rival que nos iba a poner las cosas complicadas”, dijo Gilsanz De nada le sirvió el betanceiro. No pudo guiar al Dépor hacia su primera victoria en la Copa del Rey en O Couto. Además, tampoco pudo estrenarse contra el conjunto de As Burgas. Ahora mismo, su bagaje contra ellos es de un empate y cinco derrotas.

 

Nueva decepción

“Cuando uno pierde un partido es una decepción y más en un torneo tan bonito como es la Copa del Rey. Estoy fastidiado porque creo que el equipo hizo un buen partido en líneas generales, pero no pudimos hacernos con la victoria”, aseveró el entrenador deportivista.


Una afirmación que puede distar de lo que se vio en el campo de O Couto. Es cierto que el Dépor tuvo la posesión, pero no inquietó la meta del Pato Guillén. Le faltó profundidad, demasiada. Algo vital en el fútbol. Sin goles, no hay paraíso.


Aunque el betanceiro si que reconoció ese problema, aseguró que el partido era complicado a pesar de la diferencia de categoría debido a la racha positiva en la que se encuentra actualmente el Ourense. Con su victoria copera, ya lleva cuatro victorias seguidas. Algo impensable al principio de temporada. Sin embargo, Pablo López, con su cambio de esquema, ayudó a que le equipo renaciese.


“La situación estuvo contralada la mayor parte del tiempo. No hay que olvidar que el Ourense venía de tres partidos seguidos ganando, con un juego muy combinativo y con un cambio de sistema que potencia mucho los interiores. Intentamos llevar la iniciativa del juego y lo conseguimos. Nos faltó un poco de profundidad y de convertir ese dominio en situaciones de gol”, apuntó.


Con la iniciativa no se ganan partidos sino con goles. Una parte muy importante que le faltó al Deportivo en O Couto, que sigue siendo su campo maldito en la Copa.


Los coruñeses lo intentaron o al menos eso pareció, pero apenas hubo tiros. Faltaba profundidad porque con los suplentes no llega. No obstante, la entrada de Diego Villares, Lucas Pérez, David Mella o Mario Soriano tampoco ayudó a encontrar ese camino hacia el gol. Ninguno pudo ayudar a su equipo a revertir la situación que acabó en una nueva eliminación copera.


“Teníamos gente en el banquillo que nos podía dar profundidad y quisimos aprovechar el cansancio de los rivales”, algo que no fueron capaces de hacer debido a que enfrente tenían a un rival, que a pesar de que también rotó, lo dio todo para conseguir una victoria mágica en su casa.

 

La segunda unidad

Con todo, se vio que el denominado equipo ‘B’ blanquiazul no estuvo a la altura de lo que se esperaba. Están a años luz de los titulares. Sin embargo, el técnico no lo ve así ya que la actitud de esto fue correcta y es lo que le importa.


“Me voy fastidiado por el resultado, pero creo que los futbolistas que jugaron hoy y que venían con pocos minutos lo hicieron bien. No se pude recriminar nada en actitud. La pena fue que el gol llegó en el 87. Es una pena. Solo queda felicitar al Ourense por pasar de ronda”, arguyó el preparador.


“La gente que tiene pocos minutos en Liga, tuvo mucho nivel de compromiso, pero no fuimos capaces de encontrar los espacios a sus espaldas. La sensación que me queda es que es un grupo comprometido, que intenta aprovechar sus oportunidades”, reiteró.


Sin embargo, en este primer y único examen hasta la fecha, ninguno respondió a las expectativas. No aplicaron lo que entrenan. Algo que no se puede tolerar. No obstante, su entrenador sigue a muerte con ellos y señala que este partido no era una prueba porque ya sabe como son.


“El partido no era un examen para los que jugaron porque yo los veo todos los días. Les dije que hicieran lo mismo que en los entrenamientos. En ese contexto es en el que tienen que competir. No es la mejor manera de encarar un partido sabiendo que te van a poner un examen”, dijo el preparador betanceiro.


Pero lo cierto es que este encuentro si que era un test para esos jugadores que no tienen muchos minutos. Era una oportunidad para reclamar su sitio en el once inicial. Una forma de decir que ellos también pueden ayudar al equipo cuando más lo necesita, pero no fue así. Fallaron. Ahora ya es muy tarde para ellos. Ya no tienen una competición en la que demostrar su valía. Solo los entrenamientos. Pero con ellos, por el momento, no le llega.


Lo mejor que puede hacer el Dépor es pensar ya en el partido contra el Zaragoza porque “tenemos mucho trabajo por delante para tener un buen rendimiento”, zanjó Óscar Gilsanz.


Esta derrota, aunque dolorosa, tiene que servir para que el conjunto blanquiazul crezca. Sabe que no puede dar ningún partido por perdido. No puede bajar los brazos durante un minuto sino quiere dejar marchar unos puntos muy valiosos.


Por suerte, su rival tampoco llegará en su mejor momento anímico porque también quedó eliminado. Con todo, en su caso fue en su estadio, La Romerada, contra un rival de su propia categoría, el Granada, en la tanda de penaltis.


El Ourense, por su parte, podrá continuar con su sueño copero. Esta vez se podrá enfrentar a un equipo de Primera División al que intentará volver a sorprender en O Couto. Un lugar que sigue siendo maldito para el Deportivo y para Óscar Gilsanz.


Hasta el momento, el bagaje en el torneo del KO para el conjunto coruñés es de tres derrotas: dos contra el extinto Club Deportivo Ourense y otra contra el Ourense Club de Fútbol. Además, también se prolonga el gafe de Gilsanz ya que todavía no ha vencido en tierras ourensanas. En su caso, el bagaje es peor ya que suma un empate y cinco derrotas.


Tendrá que pasar mucho más tiempo para que ambos conjuntos se vuelvan a encontrar y ambos puedan obtener su venganza. Hasta que llegue ese día, el Deportivo tendrá que trabajar muy duro. Primero volver a donde nunca debió marcharse, Primera División, y luego habrá que pensar en el resto de cosas. 

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