La amplia rueda de prensa de Óscar Cano, que rebasó los cuarenta minutos de duración, dejó reflexiones por parte del preparador granadino sobre la profesión de entrenador. Los cánticos que recibió a la salida del Reino de León, la 'ratificación' de Couceiro y el sorprendente despido de Julian Nagelsmann fueron algunos de los temas que trató.
Cánticos en su contra
"Nunca he reclamado ningún tipo de protagonismo. Nos han situado en un lugar que no nos corresponde, al entrenador en general. Es un cargo que se ha sobredimensionado y tenemos que aceptar que cuando vienen mal dadas seamos el blanco de todas las críticas".
Plato de mal gusto
"No lo es ni para mí, ni para nadie, pero son cosas que van en el puesto de entrenador. Cuando la gente siente que el equipo está cerca de ganar para seguir en la persecución y el equipo recibe el golpe , es normal que se manifisten. Y si se manifiestan así en otros lugares, imagínate aquí con la grandeza que tiene el club y la afición. Me lo tomo como algo normal de mi profesión que no puedo cambiar".
Las palabras de Couceiro durante la semana
"Nada nuevo. Agradezco al 'presi' y al resto de los miembros del consejo de administración que valoren el trabajo que estamos realizando. Luego según los resultados cuestionarán más o menos al entrenador. He vivido estas situaciones 300 veces en mi carrera y me he dado cuenta de que no sirve de nada focalizar en lo que no puedo controlar".
¿Cómo lo lleva su familia?
"Lo mío no es una coraza, se trata de experiencia. Aprendes por lo ajeno, por lo que le va pasando a gente con la que empatizas. Ahora mismo no se cuantos entrenadores estaremos cuestionados. Incluso me comentan que ayer echaron a Nagelsmann. Si el Bayern gasta 25 millones en un entrenador, paga un traspaso que es algo que no se ha hecho en la vida y menos en esos términos, y está destituido cuando va 2º en la liga alemana, a dos puntos del Borussia Dortmund y seguramente la ganará; en Champions ha ganado todos los partidos que ha disputado..., imagínate los demás. A partir de ahí es entender en que se ha convertido la profesión del entrenador. Ese 'esto es lo que hay' es lo que se debe entrenar con la gente más directa, que tiene que entenderlo porque esto también reporta unos beneficios. Mi entorno más íntimo está preparado, los he ido educando. No será agradable, pero les digo que la gente que insulta a tu padre no conoce a tu padre. No pasa nada. Lo que tienen claro es que su padre se levanta a las 07:30 y se acuesta a la 01:30, no sale a la calle, trabaja 16 horas porque salgan las cosas. No sé cuantos partidos del Celta hemos visto esta semana. Eso es en lo que yo ocupo mi tiempo y es por eso por lo que tienen que estar orgullosos de lo que hace su padre, más allá de los resultados que obtenga."
¿Compensa?
"Por supuesto que no. Es una profesión que no compensa. Esos hijos tienen a su padre lejos, dependiendo de donde esté. Cada vez que voy a mi casa, cuando hay parón derivado de que te han echado o hay vacaciones, me encuentro a gente distinta a la que me dejé 6 meses antes, 12 meses antes, 2 años antes...
Si tu no puedes ver crecer a tus hijos, desde ese punto de vista no merece la pena nuestra profesión. Pero esto es un veneno que llevamos dentro. Estamos aquí por una cuestión vocacional."