El Deportivo afronta en el Heliodoro Rodríguez López (21.00 horas) un partido aplazado, previsto inicialmente para el 15 de diciembre de 2024, contra el Tenerife que, en el mes y medio transcurrido desde la suspensión del duelo por la borrasca Dorothea, ha experimentado cambios significativos tanto en el ámbito deportivo como en el institucional.
El conjunto insular ha protagonizado una ligera mejoría desde la llegada de Álvaro Cervera al banquillo, pero continúa hundido en los puestos de descenso en una temporada plagada de dificultades. Aun así, el Dépor, que ya salió perjudicado en la 2021-22 del aplazamiento de un partido contra un Racing de Santander que despegó desde aquella suspensión, no se fía del Tenerife. De hecho, Óscar Gilsanz destacó que el equipo blanquiazul se va a encontrar a un adversario diferente al de hace mes y medio: “Estamos en otro capítulo contra un Tenerife con una cara bastante distinta”.
Por este motivo, es necesario recordar cómo llegaba el Tenerife al duelo programado para el 15 de diciembre y cómo ha cambiado en diferentes aspectos desde el aplazamiento.
Antes del aplazamiento
El Deportivo viajó el pasado diciembre a Canarias para enfrentarse al que en ese momento era el farolillo rojo de la categoría de plata. Después de 18 partidos, el Tenerife solo había sumado once puntos con dos victorias, cinco empates y la friolera de once derrotas. Un drama para un equipo que, antes del inicio de la jornada 19, estaba a ocho puntos de los puestos de permanencia.
El Tenerife ya había quemado un cartucho en el banquillo. Óscar Cano, fichado en verano en una decisión controvertida por parte del máximo accionista José Miguel Garrido, había sido destituido tras solo cinco jornadas. Su contratación fue polémica, ya que el exdeportivista no contaba con el respaldo pleno de la comisión deportiva formada por Mauro Pérez y Juan Guerrero, pero Garrido apostó por él recordando su etapa en el Castellón. Finalmente, Cano no logró despejar las dudas y un punto en cinco partidos selló su destino.
El relevo en el banquillo lo ocupó Pepe Mel, otro viejo conocido del deportivismo, con la misión de levantar un equipo en caída libre. Sin embargo, su rendimiento tampoco estuvo a la altura de las expectativas. En la semana previa al enfrentamiento contra el Dépor, la figura de Mel ya pendía de un hilo tras cosechar dos victorias, cuatro empates y seis derrotas en doce encuentros.
La delicada situación del Tenerife no se limitaba solo al césped. En los despachos, el máximo accionista José Miguel Garrido estaba bajo una fuerte presión. Su gestión generó divisiones en el entorno y un deterioro de la relación con la afición. El control absoluto que ejercía en las decisiones estratégicas había agravado la crisis institucional. A mediados de diciembre, los movimientos para desplazarlo de su posición ya estaban en marcha.
En lo deportivo, el Tenerife llegaba al choque contra el Dépor con una plantilla que no terminaba de funcionar. Los fichajes realizados en verano apenas habían aportado soluciones y solo el centrocampista Diarra y el atacante Cantero habían rendido con cierta regularidad. Por lo tanto, el equipo siguió dependiendo de la base heredada de la campaña anterior, que ya había sufrido bajas importantes. Además, el Tenerife afrontaba el duelo contra el Dépor sin su jugador más determinante: Luismi Cruz.
Después del aplazamiento
Aunque los números en Liga siguen siendo insuficientes para soñar con la permanencia, el equipo ha renovado su banquillo, ha visto cambios en su cúpula directiva y ha reestructurado su forma de juego bajo la dirección de Álvaro Cervera.
En las seis jornadas disputadas tras el aplazamiento, el Tenerife ha logrado una victoria, un empate y cuatro derrotas. El triunfo ante el Castellón (2-0) y el empate frente al Zaragoza (2-2) supusieron pequeños impulsos anímicos para un equipo hundido en la tabla. Sin embargo, la reciente derrota contra el Eldense (0-1) devolvió a la cruda realidad a los tinerfeños, que están a doce puntos de la salvación.
Pepe Mel fue destituido tras la derrota contra el Burgos (1-2) en la jornada 21, pero lo más llamativo fue la forma en la que se produjo su despido. Mel ya sabía que iba a ser destituido antes de aquel partido y no dudó en criticar las maneras del club, calificando la situación como “extraña” y afirmando que “no lo merecía como persona”.
Su sustituto, Álvaro Cervera, logró cambiar ligeramente la dinámica con el mencionado triunfo ante el Castellón y el empate contra el Zaragoza, aunque sigue enfrentándose a una misión casi imposible.
El terremoto en el banquillo coincidió con un cambio en los despachos. En la Junta de Accionistas de diciembre, Rayco García asumió el control accionarial del club en una jugada jurídica que relegó a José Miguel Garrido y su equipo directivo.
No obstante, este cambio no ha resuelto los problemas económicos del Tenerife. El club afronta una crisis que limita su margen de maniobra y encara una ampliación de capital histórica para tratar de evitar un colapso financiero. Un contexto delicado que dificulta las posibilidades de reforzar una plantilla que necesita cambios. El Tenerife solo ha incorporado en el mercado de invierno al mediocentro Fabio, procedente de la UD Las Palmas, tras la llegada en diciembre del meta Edgar Badía, que se encontraba sin equipo.
En el plano futbolístico, Cervera, que ha solicitado al menos dos refuerzos más, ha introducido modificaciones tácticas. “Cambió la pareja de mediocentros y centrales y usa a Diarra más adelantado para jugar de mediapunta junto a Enric Gallego. Esto hace que en juego directo defiendas cerca de la portería. Y cuando roba tiene mucha verticalidad, con jugadores como Cantero o Luismi Cruz. Se está armando más defensivamente”, explicó Gilsanz en la previa de un partido que será diferente al que se habría jugado el 15 de diciembre.
