“Él dice que quien le enseñó a estar en el banquillo y en la grada fui yo. Como yo le digo, lo demás ya lo haces tú porque sabes, no porque te lo enseñara yo”, afirma Borja Pérez Pérez (Pamplona, 1987), quien entrenó a Yeremay en la UD Las Palmas entre los 8 y los 11 años. Pamplonés de nacimiento, “pero de navarro tengo poco”, bromea, con su acento totalmente canario, este técnico, fan absoluto de la perla del Dépor: “Yo soy muy de Peke”.
¿Le dejó mucho en la grada?
Alguna grada se tuvo que comer, eso es evidente, y algún banquillo que otro tocó, porque dentro de lo muy bueno que era, hay que enseñarles que hay momentos en los que les va a tocar estar en el banquillo para que juegue otro compañero. Y eso es algo que siempre me recrimina.
¿Le sorprende el nivel que ha ofrecido en su estreno en el fútbol profesional?
Yo soy muy de Peke... Ya sé que ahora es Yeremay, pero para mí siempre ha sido Peke. Sabía que no iba a notar el salto de categoría. Sí que, a lo mejor, en cuanto al aspecto físico era un paso más porque la Segunda División es más profesional que la Primera RFEF, pero después creo que incluso si jugara en Primera notaría menos el salto por el tema de espacios, de calidad individual de los futbolistas. No estoy sorprendido con lo que está haciendo y creo que todavía tiene muchísimo margen de mejora y muchos más registros de los que está mostrando. Y eso que está empezando, porque no deja de ser un niño y está empezando a jugar al fútbol de manera profesional, aunque ya lleve varios años en dinámica del Dépor y desde el año pasado siendo más protagonista.
Sigue siendo un niño, un debutante en Segunda, pero sus números se salen.
Son sorprendentes en cuanto a lo que mostró el año pasado. En verano siempre solemos apostar, pero este año no quiso hacerlo, porque siempre le pido que llegue a dobles dígitos. Le digo, a mí no me valen nueve goles y nueve asistencias, porque tu nivel ya está para dobles dígitos siempre, así que búscate la vida de cómo fabricarlos, de cómo construirlos, pero tienes que hacerlos. Y este año ya no quiso apostar, porque el anterior perdió (risas).
No se esconde, quiere el balón y, de hecho, es quien asume el peso ofensivo del Dépor.
Como todos los futbolistas, los resultados salen en cuanto a la confianza que te dan, y el míster le ha dado, desde el año pasado, muchísima confianza, y él se la está devolviendo como sabe, que no es otra manera que siendo él mismo, un chico que quiere la pelota, que busca ser protagonista, le gusta encarar y aunque el fútbol es su profesión, no deja de verlo como su pasión, porque él juega para pasarlo bien. No me imagino a Yeremay corriendo 35 metros hacia atrás, haciendo repliegue defensivo, haciendo 11 kilómetros por partido, porque de esa manera no se va a divertir y no va a hacer lo que está haciendo ahora. La propuesta del equipo, que es ofensiva para el fútbol de Segunda, de tener el balón y ser protagonista, con jugadores a su lado como Lucas y Mella, de carácter ofensivo, le permite mostrar todos sus registros.
La pasada temporada el propio Yeremay reconocía que Mella bromeaba y le picaba porque le faltaban goles y asistencias.
Le falta ser más importante estadísticamente, pero más bien es por lo que se pueda ver desde fuera. Ustedes los periodistas, que siguen el día a día del Dépor y ven todos los partidos, saben lo que Yeremay le da al equipo, pero si analizas al Deportivo desde fuera y no tienes el día a día, igual no te parece un jugador tan relevante dentro de la dinámica del equipo... Ves que lleva diez goles y diez asistencias y dices, este tío es un futbolista importante, mientras que a lo mejor ves sus números del año pasado y no te llaman tanto la atención.
Arrancó como extremo, pero con Idiakez juega más hacia dentro, interviene más en el juego, y ahora es más completo, recuerda más a un ‘10’, a un Valerón.
En los años que estuvo conmigo jugaba a fútbol 7, entonces, no tiene nada que ver con la realidad, exceptuando partidos amistosos de fútbol 11 que jugábamos y daba igual dónde lo pusieras, porque iba a jugar bien igual. Pero sí que tiene esa mezcla de extremo y mediapunta que te puede hacer recordar a Juan Carlos, salvando muchísimo las distancias porque es otro tipo de futbolista y Juan Carlos era más de darle pausa al equipo, de pase interior, siempre saber estar bien colocado, que todavía a Yeremay le falta. Lo he hablado con él, que hay ratos en los que quiere estar en muchos sitios y no está en ninguno. Entonces, le falta todavía esa madurez futbolística que evidentemente la experiencia de jugar se la va a dar. Si analizamos al Yeremay de agosto y después al de enero, no van a ser iguales porque va a haber una evolución. Además, es un chico que sabe adaptarse a lo que le puedas pedir, pero sí tiene esa capacidad de extremo de desborde. No es un chico rápido, no es que sea velocista y tenga ese esprint, pero sí tiene ese cambio de ritmo, que cuando para y arranca hace muchísimo daño.
Siempre le digo, tu nivel ya está para dobles dígitos en goles y asistencias
¿Cómo era Yeremay de niño?
El Yeremay que yo me encuentro no deja de ser un niño canario al que le gusta mucho el fútbol, que su pasión es la pelota. Era un chico de barrio periférico de la capital, que si fuera por él, estaba 24 horas jugando al fútbol en un parque o en una cancha, porque le gustaba estar siempre con una pelota. Aunque era un niño, tenía cierta madurez en el sentido de que tú hablabas con él y entendía lo que le pedías. Era capaz de razonar lo que se le hablaba y si tenía que reconocer errores, era el primero en levantar la mano y admitir que se había equivocado.
Se fue joven al Real Madrid.
Evidentemente, la experiencia de vivir fuera de casa desde que tiene 12 años y se va al Real Madrid, le hace ser más maduro. Aún le cuesta expresarse en rueda de prensa, no porque no sepa, sino porque es muy tímido, pese a esa explosión y desparpajo que tiene en el campo. No tiene nada que ver cómo es dentro del campo, cómo encara, ese protagonismo que busca, con cómo es fuera, que es muy introvertido y no le gusta la atención.
Subió al Dépor hace tres cursos, el pasado año se consolidó y este ha explotado.
Él da un giro de timón en su vida, hace un click durante el verano de 2023, cuando llega Idiakez. Venía de terminar la temporada con Óscar Cano y Rubén de la Barrera, y durante la temporada se da cuenta de que para ser futbolista profesional hay hábitos y cosas que hay que mejorar. Siempre ha sido un niño de hábitos saludables, no le ha gustado estar de fiesta ni ese tipo de historias, pero sí que le llega un cambio de mentalidad en ese verano, que cuando hablamos, ya noté que era una conversación más profunda, más profesional, como que se da cuenta de que hay que entrenar también fuera de esa hora y media de Abegondo, y hay que hacer ese esfuerzo posterior, buscar un fisio, un nutricionista, un preparador físico... Empieza a implicar esos pequeños detalles en su vida diaria y ahí es donde se nota ese cambio. A partir de ahí, lo notas cuando le ves jugar, porque yo le decía, es que a partir del minuto 60 estás reventado porque no puedes, y ahora ves que es capaz de completar partidos y hacer cambios de ritmo a partir del minuto 80, 85, cuando hace dos años no le daba. En ese sentido, el cambio ha sido espectacular, parece otro.
Es el mismo niño que yo entrenaba; tiene ese fútbol de calle que se está perdiendo
¿Dónde está su techo?
Yo soy muy de él y creo que todavía está al 40% de lo que puede dar en A Coruña. No deja de tener 21 años, es un crío y aún tiene que madurar en tomas de decisiones y en ciertas cosas que la experiencia del fútbol se las va a dar. Ojalá, el Dépor pueda estar pronto en Primera porque todavía será mayor el espectáculo que él nos pueda ofrecer a todos, porque cuantos más espacios pueda tener, más puede brillar.
¿Qué le hace más especial?
Lo especial que tiene es que es el mismo niño que yo entrenaba y que veía jugar en el Anexo de Gran Canaria. Esa forma de querer la pelota, de ir a buscarla, de ir a encarar y tiene eso, que es lo diferencial porque, a día de hoy, los futbolistas están muy estructurados. Él tiene ese fútbol de calle que se está perdiendo, porque hay mucha academia, gente de tecnificación, entrenadores divos... Como digo yo, Guardiola hizo mucho daño al fútbol base porque todos queremos que nuestros equipos jueguen como los suyos y nadie sabe entrenar como él, y ahí hay un error en ese sentido. Yeremay sigue siendo el mismo niño que tuve yo, aunque evidentemente la evolución la está teniendo. Sin ir más lejos, el primer gol que mete contra el Albacete, es un balón que le llega cruzado y lo normal es que le pegues de izquierda porque le vino bien para darle con la zurda, y sorprende cómo mete la parte interior de la derecha.
Sus recursos son ilimitados.
Tiene ese repertorio tan grande que te puede sorprender con cualquier cosa.
Tras dar sus primeros pasos en la UD Almenara, formarse en la UD Las Palmas entre los 8 y los 12 años y pasar por la cantera del Real Madrid, Yeremay recaló en el Dépor Cadete A en el verano de 2017, a los 15 años. Debutó de la mano de Luis Jiménez Bonilla y firmó 17 goles en 32 partidos.
Durante la temporada 2018-19, militó en el Juvenil B, con el que marcó 9 tantos en 25 encuentros.
En su segundo año Juvenil, Peke se incorporó al A blanquiazul. Anotó 7 dianas en la Liga de División de Honor que se quedó en 25 jornadas, suspendida por la pandemia de covid.
Valerón le dio la alternativa en el Fabril en la campaña 2020-21 y jugó17 partidos y firmó 3 goles con el filial en Tercera División. También participó en 14 encuentros con el Juvenil A, en los que sumó 7 tantos. Con el equipo de Óscar Gilsanz se proclamó campeón de España y jugó los últimos minutos de la final, frente al Barça. En total, 31 partidos y 10 goles.
Comenzó el curso 2021-22 con el Fabril, hizo historia con el Juvenil en la UEFA Youth League (3 partidos y 1 gol) y debutó con el primer equipo en la Copa, en La Condomina ante el UCAM Murcia (3-4), donde marcó un golazo en la prórroga. Participó en otros 8 choques, ninguno de inicio. Acabó la temporada con 30 encuentros y 7 goles.
En la temporada 2022-23, Yeremay se incorporó definitivamente a la primera plantilla. Borja Jiménez, primero, y Óscar Cano, después, lo utilizaron únicamente como revulsivo. En los cuatro partidos que dirigió Rubén de la Barrera sí fue titular. Jugó 24 duelos y marcó 3 goles.
El pasado curso, con Imanol Idiakez, se confirmó como un jugador clave en el equipo. Disputó 25 partidos de liga (23 como titular), en los que vio puerta en 4 ocasiones y dio 4 asistencias.
Su estreno en Segunda en la Liga 2024-25 ha sido espectacular. Lleva 7 titularidades, 3 dianas y ha dado 2 pases de gol.