Con Pablo Martínez como mariscal de una defensa que hizo aguas a lo largo de todo el campeonato, una de las mayores incógnitas de los tres entrenadores que pasaron el curso pasado por el banco de Riazor fue encontrar la pareja de baile perfecta para el galo.
Jaime Sánchez desbancó a Adrián Lapeña, con mayor número de encuentros disputados, asentándose en una zaga que en ocasiones sufrió debido a su irregularidad.
Central muy fino en la salida del balón, precisa y elegante, el gaditano flaqueó a la hora de blindar el marco defendido por Ian Mackay.
En este sentido, fueron numerosas las acciones en las que Jaime quedó retratado en partidos importantes, dando la sensación de inoperancia por momentos.
Salvando las distancias, cometió los mismos errores en relación a su fragilidad que le llevaron a Eric García a perder protagonismo en las filas del Barcelona y de la Selección.
El zaguero fue titular con los tres técnicos de la pasada temporada en el club, Borja Jiménez, Óscar Cano y Rubén de la Barrera, si bien alternó exhibiciones de clase en el corte y en la distribución con gazapos en los que se le vieron las costuras.
En las jornadas quinta y sexta estuvo especialmente gris, saliendo en las fotografías de los goles encajadados frente a Celta B (1-1) y San Fernando (0-1), respectivamente.
La discreta campaña de Adrián Lapeña le confirió muchas opciones de juego que no siempre supo aprovechar.
Curiosamente en el curso 22-23 disputó idéntico número de encuentros que en la 21-22, un total de 27, si bien seis de ellos fueron saliendo desde el banquillo de la suplencia —en su primer año nunca lo hizo—.
Acumuló 1.945 minutos de juego, en los que no pudo aportar goles ni asistencias.
Comedido en sus acciones defensivas, solo vio tres tarjetas amarillas en todo el ejercicio, por lo que no tuvo que cumplir encuentro de castigo alguno.
Perdió crédito después del paso de ecuador de la Liga, no siendo titular entre las jornadas 24 y 31 debido a problemas musculares y a su discreto rendimiento.
Sin embargo supo seguir ejerciendo de suma profesionalidad para reengancharse a las últimas fechas de la Liga y al playoff.
En Castalia, con todo perdido y un 4-3 que condenaba a los herculinos, rozó el tanto de la épica con un cabezazo en los minutos finales.
Tanto la Dirección Deportiva que encabeza Fernando Soriano como el entrenador Imanol Idiakez deberán valorar la situación contractual de un hombre con experiencia en Segunda División por el que el Depor podría ingresar una inyección económica.
En caso de que continúe en A Coruña, estaría llamado a seguir tirando del carro otra temporada más.
A sus 28 años, en plena madurez, el Deportivo debe definir si sigue apostando por sus servicios o tal vez prefiera optar por otro perfil de defensa central quizá otro perfil más adecuado en Primera RFEF.