Doce minutos bastaron al Deportivo para dejar encarrilado una victoria cómoda ante la UD Logroñés (3-0). Cómoda por el despliegue de los deportivistas, muy superiores a su rival en el Abanca-Riazor. Se celebró el Día de las Peñas y fue también el día del Depor. El equipo dio la cara y la presión que le metió el Racing de Ferrol ganando su partido y alcanzándole en la tabla, no le hizo daño. Al contrario, le espoleó.

Fue un partido redondo de todo el equipo, un juego coral, con solidaridad y entrega en la presión, con amplitud por banda, la que le aportaron los laterales y William de Camargo. La UD Logroñés, que atraviesa un bache, no tuvo otra que hincar la rodilla, algo que también hizo un aficionado del Depor en el descanso para pedirle matrimonio a su pareja. El día estaba para eso y también tuvo éxito. 

El primer tanto cayó a los cinco minutos, con algo de polémica por una chilena de Quiles que los riojanos consideraron juego peligroso, pero no el árbitro. Antoñito recogió el balón suelto en el área y marcó. El suyo fue un encuentro sensacional, o más bien 45 minutos, porque fue sustituido al descanso por precaución. Tiene una sobrecarga en un aductor. 

El Deportivo pasó por encima de su rival y a los doce minutos, en un saque de esquina que sirvió Juergen, Lapeña ganó el balón en altura y cabeceó al fondo de la red.

El tercero, la sentencia, se resistió. Quiles tuvo varias, incluido un penalti a los 54 minutos, pero no parecía su tarde. Cambió a los 78 minutos cuando el delantero onubense conectó un centro de Héctor Hernández para marcar su decimoséptima diana del curso. Lleva seis partidos seguidos viendo portería. 

Riazor disfrutó y el Depor marcó el cuarto en la recta final del partido, pero se lo anularon a Rafa de Vicente por un fuera de juego inexistente. 

Un triunfo plácido y dos semanas para degustarlo. El siguiente partido será ante el Tudelano el domingo 15 de mayo, de nuevo en Riazor, donde el Depor es otro.