El duelo ante el Bergantiños era una prueba de fuego para el Fabril. Casi un deber con el que había que cumplir para lograr poner un pie en el playoff de ascenso a Primera Federación. Y el filial blanquiazul formalizó su candidatura de la mejor manera posible: golpeando en el momento exacto y mostrando una madurez sobre el verde de Abegondo impropia de una plantilla tan joven.
Manuel Pablo alineó un once con una media de edad de 20,9 años. En frente había una plantilla con una sazón mucho más avanzada: 27 años de media. Pero lejos de amedrentarse, los blanquiazules acertaron en las suyas y apretaron los dientes para aguantar las acometidas del Bergan cuando tocó.
Alfaro volvió a tomar la batuta y se vistió de director de orquesta. Asistió a Luisao en el primer tanto deportivista con un pase de esos que tan bien se le dan. Dos toques le bastaron para superar una línea y dejar a su compañero al borde del área. El extremo no desperdició la ocasión y, con un buen control, dejó su marca atrás y batió a Canedo.
Pero la producción ofensiva del alicantino no quedó ahí. Hizo valer su letalidad y presencia en el área rival. Finta previa a recibir, control orientado y para dentro. 6 goles y 5 asistencias que piden a gritos su renovación.
El Bergantiños tenía que apretar y lo hizo con la diana de Pachón. Con el 2-1, cuando parecía que el escenario se podía volver complicado para el Fabril, fue cuando el filial blanquiazul tiró de sensatez. Mantuvieron un bloque sólido, se mostraron inteligentes con el balón en su posesión y desgastaron a un Bergan volcado en obrar una carambola en los últimos instantes.
De talento, el Fabril va sobrado, pero qué mejor manera de afrontar el tramo final de campaña que con una actuación madura e inteligente.