Para alcanzar el ansiado objetivo del playoff a Primera Federación, el Fabril tendrá que hacer frente el próximo sábado (a las 18.30 horas) a un contratiempo al que no está habituado. El filial blanquiazul tendrá que competir en un campo que, además de ser de hierba sintética, tiene unas dimensiones reducidas.
El Pepe Quimarán, estadio del Llanera, tiene una superficie de 56 metros de ancho por 90 de largo, unas medidas que rozan el límite legal (45x90, como mínimo).
El tamaño del campo que pisarán el sábado para medirse al Llanera contrasta con el del feudo blanquiazul. Los siete campos de césped natural de la Ciudad Deportiva de Abegondo constan de unas medidas prácticamente iguales a Riazor: 65 metros de ancho por 105 de largo, siendo uno de los más amplios de la categoría.
La diferencia de tamaño puede jugar una baza diferencial a la hora de plantear el encuentro para los deportivistas. Y aunque no sirva como excusa para saltar al verde con el cuchillo entre los dientes, las medidas facilitan conformar bloques sólidos y estructuras mucho más cerradas.
Precisamente con esas situaciones son con las que más problemas tiene el Fabril. Los de Manuel Pablo no terminan de sentirse cómodos ante equipos que defienden en bloque bajo y que esperan agazapados su oportunidad. Les cuesta encontrar el hueco cuando los entramados defensivos del rival reducen los espacios al mínimo, algo habitual en los adversarios que visitan Abegondo.
Se hizo evidente en la última jornada ante el Bergantiños, un equipo con un estilo de juego similar al del Fabril. Los de Jorge Cuesta, lejos de replegarse en su propio campo, dejaron las especulaciones a un lado y salieron a defender la idea que les estaba dando resultados. Saltaron al césped a presionar y el Fabril, cómodo con una defensa que dejó espacio para las conexiones, terminó convirtiendo el control en 3 puntos vitales para conseguir estar en playoff.
El Llanera, decimocuarto clasificado afincado en los puestos de descenso, buscará potenciar su planteamiento defensivo y hacer valer más que nunca el factor campo para lograr una victoria que le acerque a la salvación.
Para contrarrestarlo, el conjunto dirigido por Manuel Pablo, esta semana está entrenando en el campo de césped artificial de Abegondo. Si bien es cierto que sus medidas son muy similares a los demás terrenos de juego de la ciudad deportiva, es un poco más estrecho de ancho (61 metros). Además, han estado realizando ejercicios en dimensiones reducidas.
Otro aspecto con el que tendrán que contar los blanquiazules, sobre todo en defensa, serán los saques de banda. Dada la poca distancia que existe entre la línea de banda y el interior del área, apenas de ocho metros, cualquier saque lateral puede suponer una acción de peligro similar a la de un córner.
Ya no es la primera ocasión que el Fabril sufre este tipo de situaciones. El Pepe Quimarán no es el único campo que tiene unas dimensiones reducidas.
La última vez que le ocurrió fue cuando visitaron al Escobedo, en el encuentro correspondiente a la jornada 25. Por aquel entonces, Manuel Pablo ya advirtió en rueda de prensa de la extraordinariez del terreno de juego de los cántabros: “Es un campo con características diferentes, es muy corto”. Sin embargo, el Campo de Fútbol de Escobedo constaba con una anchura similar a la de los céspedes de Abegondo (64 metros). Precisamente fue algo a lo que se aferraron los blanquiazules para poder combinar desde atrás. No les ocurrió lo mismo con los balones a la espalda, donde apenas había espacio.
El técnico grancanario optó, en aquel choque ante el Escobedo, por un esquema distinto al habitual, algo que ya reveló en la previa: “Tenemos que cambiar un poco la idea de juego. Puede que incluso haya cambio de sistema, sobre todo por las características del campo y por cómo defienden ellos”, advirtió.
Dicho y hecho. El habitual 4-2-3-1 del Fabril se convirtió en un 4-4-2, con Kevin y Nsonbo Bil como referencia del ataque y Fabi y Mane acompañando a Carreira y a Alfaro en el centro del campo. En aquel duelo, el filial deportivista logró los 3 puntos. No sin un desgaste previo. De hecho, el Escobedo llevó el peso del encuentro mientras hubo igualdad de efectivos sobre el césped. Precisamente fue en el minuto 80 cuando los locales se quedaron con uno menos por la expulsión de Cagigal.
Poco antes de finalizar el choque, Alfaro cazó un centro raso en el punto de penalti que no perdonó (0-1).
No sería de extrañar que Manuel Pablo siguiese los mismos pasos que en Escobedo y optase por cambiar el sistema. Sobre todo porque el Pepe Quimarán, en el que jugarán el sábado, es todavía más reducido.
Aunque no es habitual tener que jugar en campos tan pequeños, sí lo es el disputar encuentros en condiciones diferentes a las de Abegondo. Y el entrenador fabrilista ya hizo hincapié, en incontables ocasiones, en la importancia de saber sobreponerse a ellas. El Llanera, sabedor de la complicación que supone para el Fabril jugar en un campo de esas dimensiones, buscará juntar las líneas, defender cerca de su área y reducir al mínimo los espacios. Así es que, el filial blanquiazul deberá responder con alternativas, aunque eso implique dejar a un lado su esquema de juego habitual.
Si hay un equipo con capacidad para adaptarse, ese es este Fabril. Enchufado tras la importante victoria ante el Bergantiños (2-1), buscará dejar a un lado las medidas del Pepe Quimarán y sacar provecho de la confianza que atesoran.