El mayor acierto en el lanzamiento de los penaltis (4-1) y la inspiración de la portera gallega Silvia Aguete, dio el título de la Eurocopa a España ante Portugal (3-3), que dominó el marcador durante gran parte del decisivo encuentro pero que no pudo frenar la reacción de su adversario.

Otra vez en Portugal, y de nuevo frente al conjunto anfitrión en la final, el historial de la roja de fútbol sala femenino se agranda. Segunda corona seguida para España, dominadora de esta competición que culminó su segunda edición en un último partido plagado de alternativas, emoción y resuelto desde los tiros desde los seis metros.

Nada que ver tuvo ésta con la edición pasada donde España arrolló a su rival para apuntarse el título continental. En esta ocasión, y a pesar de que el conjunto de Clàudia Pons llegó al duelo decisivo con nueve victorias en su haber, fue maniatada por el combinado luso que dio la sensación de tener perfectamente estudiado al campeón.

La gallega Silvia Aguete indicó a la conclusión del encuentro que “no me siento una heroína porque todas las jugadoras dieron lo mejor y merecen vivir este momento. Es increíble estar aquí otra vez y poder levantar el trofeo tres años después del primero”.

Sobre el lanzamiento de penaltis que resolvió el choque, la guardameta de España relativizó su actuación al indicar que “nunca se sabe lo que puede pasar cuando un partido se decide en los penaltis. Traté de mantener la calma y la concentración. Nada más”.