Isabel Martí Montoro (25 de octubre de 2000, Valencia) es Maica, primera línea del CRAT Residencia Rialta. “Me llaman así desde pequeña porque me parecía mucho a mi madre, que también se llama Maica”, explica la pilier valenciana, que el pasado sábado reapareció en la derrota contra El Salvador y anotó un ensayo (15-10) después de una lesión que arrastraba desde el curso pasado. “Acabé echando los pulmones, pero contenta”, se sincera.
Maica fue una de las jugadoras que más minutos disputó en la última Liga Iberdrola: 1082. Solo le superaron nueve, incluida su compañera Claudia Barrio, la que más con 1120. Y fue también una de las máximas anotadoras: firmó 12 ensayos. “No me cuidé, lo jugué casi todo y me fastidié la articulación del pulgar derecho hasta que se fue desgastando el cartílago. Tuve que parar unos tres meses, pero el sábado ya me dejaron jugar”, relata.
Con solo tres entrenamientos en las piernas, la delantera del CRAT A Coruña relevó a Teresa Gálvez en la primera línea antes del descanso. “Esperaba jugar unos 20 minutos para probarme, pero acabé jugando 50. No me quedaba otra que apretar los dientes. Me sentí más cansada que la temporada pasada, pero en los contactos no lo noté mucho”, admite.
No fue un partido más para Martí, que se enfrentaba a su exequipo, El Salvador, por primera vez desde que fichó por el CRAT en 2020. “No volvía a Valladolid desde que me rompí el menisco, el año de la covid. Fue súper guay volver a la que fue mi casa durante tantos años para jugar contra las que fueron mis compañeras, pero estaba bastante concentrada en el partido y no me afectó”, reconoce.
El equipo coruñés encajó su primera derrota de la temporada: “Creo que no nos entendimos muy bien en el inicio del partido. Las delanteras estábamos desconectadas y los balones salían lentos de la ‘9’ y la ‘10’. En la segunda parte nos encontramos mejor, conseguimos un ensayo y creo que pudimos ganar, pero fue un partido de esos en los que no salen las cosas”, analiza.
Maica y sus compañeras afrontan ahora una semana de parón en la Liga Iberdrola antes de recibir al Olímpico de Pozuelo (domingo 23, 12:00 horas). “Creo que me va a venir bien porque el cuerpo no olvida y, aunque en los entrenamientos no se ha notado que lleve tanto tiempo fuera, me sigue doliendo todo y todavía tengo que coger el ritmo”.
En solo tres sesiones con el nuevo técnico, Pakito Usero, la valenciana ya nota un cambio importante: “Creo que nos ha venido bien que venga una persona con mentalidad diferente y que nos exige un poco más. Con Pakito los entrenos son más duros y físicos que el año pasado. Y a la larga lo vamos a agradecer mucho”, confía.
La pilier destaca el potencial de la delantera con las nuevas incorporaciones: “Ahora tenemos muchas opciones y más cambios para las rotaciones. Lo vamos a necesitar cuando lleguen las lesiones, las sobrecargas...”, advierte Martí, que no se preocupa por el aumento de la competencia: “Es bastante sana, nos retroalimentanos las unas a las otras y si seguimos en esta línea los cambios van a dar un nivel muy parecido”.
Maica no esconde sus objetivos y los del CRAT: “La meta siempre es ganar la Liga Iberdrola, pero con tanta gente nueva lo principal es jugar como un equipo, disfrutar y entrar en los ‘playoffs’, luego ya veremos. A nivel individual me gustaría recuperarme totalmente de la lesión y aportar todo lo que pueda”.
Leona por dos veces, pero nunca en partido oficial, reconoce que vestir la camiseta de España también le seduce: “Volver a la selección sería la guinda del pastel”.
Maica dejó su casa con 17 años para fichar por El Salvador en busca de un sueño que continúa en A Coruña con 21 (cumple 22 en dos semanas): jugar al rugby al más alto nivel: “Me vine a Galicia porque la beca de CESUGA me ofrece unas buenas condiciones y puedo compaginar mis estudios en Publicidad y Relaciones Públicas mientras juego en División de Honor con un club que tira mucho por el deporte femenino”, celebra.
Pero los casi 950 kilómetros que separan a Coruña de Valencia no perdonan: “El año pasado fue bastante duro porque fui tía, tengo a mi sobrino demasiado lejos y mi abuelo Manolo falleció hace unos meses... La gestión fue dura, pero allá donde esté, él estará contento de que siga aquí persiguiendo mis sueños. Es un esfuerzo que merece la pena”, aclara.