Si había alguna posibilidad de que Florentino Pérez, el gran impulsor de la Superliga Europea de fútbol, y la UEFA pudiesen llegar a un entendimiento en una fecha próxima, ayer saltó por los aires tras el (doble) sorteo de la eliminatoria de los octavos de final de la Liga de Campeones.

Bochorno, chapuza, escándalo... han sido algunos de los calificativos que se han escuchado y, por una vez, estos han llegado de todas partes lo que evidencia que la metedura de pata ha sido de tal calibre que exige al presidente del organismo continental, Aleksander Čeferin, a comparecer de forma pública y urgente para dar una explicación de lo sucedido en Nyon.

Sobre los emparejamientos que se han dado, como todo en la vida, cada uno hablará de lo que le ha tocado en el primer sorteo y lo que al final fue, salvo el Chelsea-Lille, que se repitió en ambos. No obstante si un club ha llegado hasta aquí se debe a que ha hecho méritos para competir contra cualquiera y por este motivo las eliminatorias resultantes son un reto para la totalidad de los equipos que siguen en la competición.