Según va avanzando la temporada parece que vamos haciéndonos una idea de lo que podemos esperar de nuestro equipo. Empezamos ganando cuatro partidos seguidos, luego vinieron tres en los que no ganamos, luego otra racha de victorias.
Y a falta de saber cómo nos fue ayer en Ferrol, el caso es que estamos arriba en la tabla clasificatoria.
¿Y puede eso hacernos optimistas? Pues puede que sí, pero tampoco podemos fiarnos. Desde luego tenemos precedentes para todos los gustos.
Y es que claro, llevamos poco más de un tercio jugado, se va viendo quienes estarán arriba y quienes abajo, ya se ve quien juega mejor y quien peor.
Pero también es cierto que falta más de la mitad y que todo puede cambiar. Eso ha pasado siempre y en todas las categorías.
Sólo basta ver cómo nos iba el año pasado por estas fechas. Jugábamos en Pasarón ante el Pontevedra, que era con quien creíamos que nos íbamos a disputar los garbanzos en la lucha por el ascenso.
Llevábamos siete partidos y no jugábamos nada bien, aunque íbamos sacando los encuentros.
Marcábamos poco, pero no encajábamos nada. Al final quedamos 1-1, pero ya sabemos cómo nos fue la temporada a ambos equipos.
En 2019 fue peor aún, en estas fechas estábamos hundidos en la clasificación. Sólo un partido ganado de 18. Y aún faltaban un par de disgustos más por llegar.
Pues bien, ya sabemos lo que vino luego: el resurgir, el volver a caer, la pandemia y el paripé. Guion más esperpéntico imposible.
En 2018, en cambio, por estas fechas veníamos de empatar ante el Rayo Majadahonda e íbamos de segundos.
El líder era el Alcorcón y Osasuna era octavo. Sobra decir que el final de liga no se pareció en nada a como iba en ese momento.
Me voy un poco más atrás, en 2013 nos pusimos por estas fechas de líderes de Segunda. No cambió mucho la cosa de ahí hasta el final.
Fuimos algo irregulares, pero los demás no nos fueron a la zaga y ascendimos al final de temporada.
Dos años antes, en 2011, íbamos de sextos por estas fechas, pero fue a partir de ahí cuando empezamos a despegar, a ganar jornada sí y jornada también y a acabar la temporada subiendo con récord de puntos.
Y ya, para rematar, me voy a la temporada más gloriosa, la 99-00.
Por estas fechas el Depor ya iba de primero. Y no lo debimos de hacer nada mal a partir de ese día porque fuimos campeones. Sobre todo porque en casa no nos tosía nadie.
Podría poner unos cuantos ejemplos más, pero tampoco es cuestión de extenderse mucho.
Lo que parece claro es que este Deportivo puede estar luchando por quedar de primero al final de la temporada. Pero tampoco conviene confiarse mucho.
Actualmente el juego es bueno, aunque con algunas “espesuras” como la semana pasada ante el Bilbao Atlhetic. Normalmente se están sacando adelante los partidos, pero con resultados muy ajustados. Y es aquí donde entra la mano del entrenador.
Cuando todo parece que está pillado muy por los pelos casi que da miedo hacer cambio alguno.
Todos queremos ver a los jugadores de la casa, y más ahora, que nos sale un Yeremay que prometía mucho y que se destapa con un golazo en Murcia el miércoles pasado en Copa.
Yo creo que hay que tener mucha paciencia con todo esto e ir introduciendo los cambios con calma y con mucho sentidiño.
Esto es muy largo y lo más importante es que, por fin, parece que en el Deportivo no hay “ruido” externo y sólo se habla de fútbol. Así el objetivo es mucho más fácil.
Ahora bien, a un servidor le gustaría ganar otra vez por más de un gol en Riazor, que ya se nos olvidó eso de tener un día tranquilo